Web revista La Flamenca. Alkis Raftis. Presidente del Consejo Internacional de la Danza UNESCO. París 29/4/2012
Si usted busca en el Directorio Mundial de la Danza del CID tomando "terapia" como palabra clave, podrá obtener 2600 resultados. Esto significa que aproximadamente uno de cada cien profesionales de la Danza proporciona alguna forma de terapia. A pesar de que un 1% es un porcentaje muy pequeño, la terapia es probablemente la rama de más rápida expansión de la industria de la Danza. La proliferación de cursos y talleres, en esta especialidad, muestra que el número de danzaterapeutas tiene el potencial de duplicarse cada año. Los profesionales cualificados son cada vez más empleados en los hospitales, centros de salud, hogares de personas de edad avanzada, prisiones o manicomios. Las prácticas privadas se multiplican y también lo hacen las escuelas convencionales de baile que ofrecen clases de terapia.
Este auge podría deberse al hecho de que curar a través de la Danza depende del Ministerio de Sanidad en muchos países, por lo que la posibilidad de financiación es incomparablemente mayor que cuando la Danza está orientada hacia el espectáculo o el ocio. Otra razón es que desde que nuestra moderna forma de vida ha excluido a los hombres de las funciones principales, la gente está volviendo a redescubrir el poder de la Danza para sanar.
La Danza sin duda hace que una persona sana se sienta mejor, pero tratar de aliviar a través de la Danza un problema psicológico manifiesto es otra cosa. Las sociedades tradicionales han preservado el bienestar, proporcionando oportunidades frecuentes para bailar en las reuniones sociales y en los rituales. Debido a que estos eventos han sido abandonados, nuestra frustración se ha acumulado, por lo que ahora nos dirigimos a las sesiones impartidas por profesionales para satisfacer esa necesidad. Danzas específicas se han utilizado para curar algunas enfermedades, por lo que se hace necesario investigar para averiguar si esas danzas pueden ser utilizadas en la actualidad con el mismo propósito.
Aún más impresionante es el hecho de que los pacientes se han curado, no por su propio baile, sino por el baile de otra persona. En muchos países del mundo la gente consulta a curanderos, chamanes y médicos brujos para continuar las antiguas prácticas porque las encuentran beneficiosas. Estas danzas, rechazadas hasta ahora por las sociedades industrializadas, merecen un estudio serio.
La Danzaterapia moderna, aunque sólo data de hace pocas décadas, ha desarrollado nuevas técnicas, sólo en parte sobre la base de las prácticas tradicionales. Se produce así un conjunto de conocimientos, tanto teóricos como aplicados, y se establece su eficacia. Aún queda mucho por hacer.
Urgimos a las universidades a poner en marcha los planes de estudios de Danza terapéutica, a los gobiernos a reconocer los danzaterapeutas como una profesión específica y a los organismos de Seguridad Social para sufragar los costes del tratamiento a través de la Danza cuando sean recetados por médicos, psicólogos y otros terapeutas reconocidos.