gloria en Flamencomallol

Sevilla. 1/5/2011
Texto: Manuel Sualis
Fotos Oficiales: Adam Newby
Cuatro domingos de gloria, cuatro domingos de pureza, de trino y bordón con prima. Solo cante, solo guitarra, sin artificios de cables y micrófonos, la esencia de cuatro grandes cantaores y cuatro grandes guitarristas.
Para acceder a la sala donde hemos podido disfrutar de los recitales había que subir a una primera planta, si, en efecto, una sala de espectáculos en una primera planta diáfana, con una capacidad de unas 100 personas y los cuatro domingos llena de un público que a pesar de no contar con megafonía el recinto, supo mantener siempre un silencio increíblemente bello.
Quizás fue uno de los aspectos a reseñar, el prodigioso silencio que flotaba en el aire como una espesa nube de cobalto, es de agradecer esta ausencia de sonido en un público de todas las edades, incluso bebés que asombrados desde la lejanía quedaban absortos con el cante de estos maravillosos cuatro artistas, hasta señoras octogenarias que se limpiaban el lagrimal apoyadas en callao de caoba.
Rompió el hielo el ilicitano Paco Contreras "Niño de Elche", acompañado en la sonanta por Raúl Cantizano. Paco nos regaló una noche difícil de ver en el mundo flamenco, una poética entrega cargada de versos de maestros del verbo, del adjetivo escondido, de la prosa inusual, esbelta y elegante como damisela con encaje y lino blanco. Querencias de guerrillero de lo jondo, astuto truán que embelesa con los giros, con el control del volumen, de la intención, hablando entre tema y tema y dando explicaciones de literato nocturno, sin prisas y con muchas ganas de cantarle y contarle a Sevilla lo que su corazón mundano siente, un corazón a la izquierda de uno mismo.
El segundo domingo fue la gaditana Encarna Anillo junto a su fiel escudero Andrés Hernández "Pituquete" la encargada de continuar con el Ciclo. Lo hizo como solo los Anillo saben hacerlo, con entrega y pasión, tocando la madera con los piés descalzos, calientes de jondura. Cargadita de amor venía Encarna recién llegada de triunfar en Chile. Preciosa y llena de vitalidad como siempre, porque nunca se vio a Encarna encima de un escenario de otra manera que multiplicándose por quince veces ella misma, engrandecerse hasta empequeñecer la sala. La noche de Encarna y Pitu apareció la magia en los labios de hiél, en la manera de agarrarse el vestio y en su "mirá".
Tercer Domingo de Pasaje Mallol para la onubense Rocio Marquez y el francés Guillermo Guillen, en este caso acompañados en el cajón por el cubano Jorge Pérez. La ojos verdes de Rocio están llenos de sabiduría y muchas horas de estudio, de rebuscar en cantes añejos y olvidados y traerlos al mundo del siglo XXI, y eso se nota. Por eso Rocio nos brindó un repertorio lleno de sorpresas para el gran disfrute del respetable, Serrana cerrada con Fandangos abandolaos o Farruca con Milongas que demostraron la calidad de Rocio. Que dulzura en sus letras, cuanto algodón de azúcar en sus melismas, ademanes tranquilos, cautos y llenos de amor, siempre sonriendo, Rocio cuanta grandeza.
Y cerró el Ciclo el huracán de los Anillo, José. ni más ni menos que con Rafael Rodriguez en las cuerdas. Por entonces hubo de cerrarse las puertas por que no cabía más público. José venia con un disco recien sacado del horno bajo el brazo. Su recital fué de cabal hasta la medula, de entrega hasta la saciedad, como ya hiciera su hermana. En el fin de fiesta se sumaron Rocio Molina y La Tremendita, Encarna, La Polaca y Pitu. La sapiencia de José con los cantes es tan grande como su alma, su malagueña parte el mar en dos, sus alegrías revienta los esteros y su compás..... si lo viera Chano.. Por que José está vivo, aunque sueñe con balcones tiene los pies muy en la tierra, en la tierra marinera.
He dejado a los guitarristas para una mención aparte. Por que el nivel de todos ellos, cada uno en su estilo, ha sido tan grande que su aportación es el 50% del éxito de este ciclo. Raúl Cantizano no hacia más que arrancar olés al propio Paco y era la primera vez que lo acompañaba, Raúl es un grandisimo acompáñate y estupendo compositor. Sus recursos amplifican las maneras de lo creativo y la libertad de sus falsetas es inherente a la suya propia.
Andrés Hernández "Pituquete" tiene una flor en sus dedos que contrapresta encomiablemente la voz flamenca de Encarna, tiene una templanza y capacidad de reacción que dan muchísima seguridad al cantaor/a, ha tenido maestros como Manolo Sanlucar y lo mejor es que, no deja de estudiar, dá alas en las alegrías y nos deleitó con una granaina de composición propia de música y letra dedicada a Morente, ahí es nada.
Guillermo Guillen es el único guitarrista que puede presumir de haber acompañado cuatro primeros premios y una Lampara minera junto a Roció Marquez en la misma edición del Festival de la Unión. Su compenetración con Roció es tal, que cambia sus registros únicamente para acompañarla a ella. Transmite tranquilidad y está atentísimo al cantaor/a y como los anteriores le gusta innovar con creaciones propias. Resolutivo, inteligente y nunca duda, un valor seguro.
Rafael Rodriguez es un tocaor único en su especie, su toque ancestral es difícil de superar, a eso añadimos sus caracteristicos punteos que huelen a moruno, sus arpegiaos y esa capacidad de improvisación , que solo dan los años de experiencias. Esta teórica mirada atrás, al toque de antes de ayer, es revulsiva cuando la combina con recursos del mañana y encima te engrandece el cante, que más se puede pedir?
En definitiva un gran exito el I CICLO FLAMENCOMALLOL (Flamenco con Mayúsculas) donde como ya hemos dicho anteriormente uno de los protagonistas del ciclo han sido además de los artistas, sin lugar a dudas, el público amable y respetuoso, el burgo que es capaz de sentir al artista y exteriorizarlo sin complejos, llenando la sala de armonia, valentía, disfrute y amor.
Como deciá mi amigo el fotógrafo Juan Guerrero: "Un público de todos los paises, de todos los colores, pero de una sola raza, la Flamenca".
Continuará.......