Hoy se abría la Catedral del Cante para los flamencos de verdad. El primer turno era para David Peña Dorantes acompañado al baile por Pastora Galván y Joaquín Grilo. Dorantes presentaba su obra "A piano abierto", un espectáculo digno de ver en cualquier lugar y a cualquier hora, que emociona y llora. Llegaba la perfección con un impecable maestro al piano arropado de un magistral equipo. A Dorantes se le nota la experiencia en su soltura y la herencia del buen gusto que lleva por bandera el apellido Peña. Su piano sonaba a pájaro enjaulado deseando volar y al final ese pájaro se escapa buscando la libertad en las teclas del maestro. Dorantes suena libre, alto, bonito, lleno de vida. Lleva consigo la melodía de la nostalgia, las notas hacia un sueño y emociona. Su Orobroy sale de su corazón y nos regala un momento mágico de ganas de correr a ningún sitio.
Le acompañan dos artistas al baile de lujo: Pastora Galván y Joaquín Grilo. La primera demuestra su especial forma de sentir el flamenco: poco ortodoxa pero con sentimiento y compás. Así es ella. Movimiento y formas imposibles. Y el maestro Grilo no podía ser de otra manera: giros limpios, con sentío, con flamenco y continuando en su línea de baile mezclando lo contemporáneo con la virtuosidad del zapato y la elegancia de su cuerpo. La gracia y el temperamento, ese es Joaquín Grilo. El público se pone en pie ante su actuación, bravo maestro.
Dorantes agradece al público su presencia: "gracias por salir de vuestras casas y venir a escucharnos". La modestia no le queda bien a este genio. Y La Unión tardará un tiempo en olvidar a un repoker de ases como lo son: Dorantes, Galván, Grilo, Moreno y Peña. Esta actuación brillaba más que la tapa del piano del maestro y era oscura como la madera de la misma e inolvidable como toda su saga. No se puede explicar, mi más sinceras disculpas.
Comenzaba la segunda parte de esta noche con Rocío Márquez. La onubense de 26 años abría su recital con una malagueña de D. Antonio Chacón y remata por cante abandolao recordando a Juan Breva y Frasquito Yerbabuena. Casi na. Llega la niña de los ojos de La Unión con repertorio antiguo y aire joven. Que difícil pero que fácil lo hace. Se luce su voz introduciendo una guajira con cante habanero que recuerda al maestro de Marchena y se siente cómoda y suelta. Esta guapa y flamenca. Está radiante y el respetable goza de ella como una estrella recién caída del cielo en esta noche de verano.
Le rinde homenaje a La Unión con taranta y minera, siente estos cantes y los transmite con sus propias letras, recordando de forma sincera los mineros que visitó en la provincia de León hace justo un mes. Rocío hoy está donde debe de estar siempre. Arropada y mimada por un público que la admira. Su obra da para mucho más porque no anda justa ni de arte, ni de voz, ni de compás. Se marca unos tangos del cielo, de Pastora, de Extremadura, de Granada, de Mairena y de todo el gusto que tiene esta niña. Canta por derecho y por que puede, y nosotros agradecidos eternamente. Comienza su seguiriya con el romance de Gerineldo pero con la letra de una maestra que es ella misma. Rocío demuestra su larga voz e impresionante gusto para cantar. Nos sorprende con unas bulerías de su recién estrenado disco "Claridad" en homenaje a la Perla y a Valllejo. Y ya nada más se le puede pedir, pero ella sigue porque está en su casa, y remata por cantiñas con dominio del compás y demuestra que tiene mucha vida por delante para demostrarle al mundo que se mereció una lámpara minera. Yo le daría una cada día que amaneciera con su voz clara y dulce.
Ella tiene ganas de más, de dejarle a su gente un excelente sabor de boca y remata la noche con fandangos a pie de escenario y sin micro recordándonos a Rebollo o al Carbonerillo. Rocío Márquez quería dejar en la Catedral del Cante esta noche el recuerdo de todos los grandes, y nosotros nos hemos quedado con el sentimiento y el recuerdo de una grande también. Ella misma. Demasiado joven para tanta soltura, dominio, ritmo y control. Le auguran años de sabiduría y experiencia, así debería de ser.
Y para terminar la noche, otra lámpara minera: Miguel de Tena. Campechano como siempre, el extremeño calentaba la voz con taranta de la tierra... y que voz! Respondía al público que lo esperaba con tangos de su tierra introduciéndolos con la famosa zambra "Carcelero" del maestro Manolo Caracol. Miguel nos trae un torrente de voz insuperable en noches ausentes de cante bueno, y domina este palo con autoridad cómodamente. Continúa con granaína y media granaína, tira de voz y pozo sin fondo y al público nos va dando el aire que tanto necesitamos en una noche de gran jondura como esta. Llegaron los fandangos y llegó el final, remata por fandangos naturales recordando al Pichichi o a Canalejas de Puerto Real, se despide con más fandangos... esta vez por bulerías con aires del maestro Vallejo y del Pena.
Esta noche se veía venir lo que iba a pasar, una asistencia no muy afluyente para una noche grande con enormes artistas que tienen su propia libertad para hacer lo que deseen, porque todo esta bien, todo esta permitido, porque todo lo bordan. Lo bordan en hilo de plata, de oro, en hilo fino y en el corazón del respetable. Para siempre queda en el recuerdo esta noche con Dorantes, Rocío Márquez y Miguel de Tena, que regalan a su público lo que esperade ellos, porque pueden darlo. Porque quieren, porque pueden y porque saben.
Ficha artística David Peña "Dorantes":
Piano: David Peña Dorantes. Contrabajo: Javier Moreno. Percusión: Nano Peña.
Baile: Pastora Galván y Joaquín Grilo.
Ficha artística Rocío Márquez:
Cante: Rocío Márquez. Guitarra: Manuel Herrera. Palmas: Diego Montoya y Tate Núñez.
Ficha artística Miguel de Tena:
Cante: Miguel de Tena. Guitarra: Antonio Muñoz.