Flamenco, vanguardia y cultura popular 1865-1936
El objetivo de la exposición, es revisar, por primera vez, la posición del flamenco en el marco de la cultura visual y especialmente su relación de mutua influencia con la modernidad y las vanguardias artísticas. La muestra, que ha permanecido abierta desde el 20 de diciembre, y que se clausurará el 27 de marzo, está organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, que ha contado con la colaboración de Caja Duero, abarca todas las manifestaciones plásticas y elementos relacionados con la expresión artística. Se han reunido alrededor de cuatrocientas obras de 150 autores: pinturas, esculturas, fotografías, dibujos de decorados y figurines -además de vestuario original- para danza y teatro, más de 40 proyecciones, publicaciones y documentos. Un amplio abanico que refleja de qué manera el imaginario de lo español aparece tanto en las expresiones artísticas más populares, como en las experimentaciones vanguardistas sobre representación e identidad. Las piezas que forman parte de la exposición, algunas de ellas inéditas, proceden de distintas colecciones privadas y museos españoles y extranjeros. Obras de artistas de la talla de Delaunay, Picasso, Manet, Picabia, Dalí, Gutiérrez Solana, Regoyos, Anglada Camarasa, Casas, José Caballero, Maruja Mallo, Federico García Lorca, Gustavo Adolfo Bécquer, Gargallo, Zuloaga, Alberti, Julio Romero de Torres, Oscar Domínguez, Rafael de Penagos, Nonell, Lipchitz, Modigliani, Benjamín Palencia, Jawlensky, Man Ray o Benlliure, comparten espacio con las de otros autores que, aunque menos conocidos, aportan una producción indispensable en el discurso de la muestra ofreciéndonos sus fotografías, diseños, películas, carteles...
Tanto el flamenco, concebido como cultura popular moderna, como las vanguardias artísticas, surgen a finales del siglo XIX. La exposición explora algunas de las vías a través de las que aflora el baile, el cante, la guitarra, el gesto,... y con ellos parte del imaginario popular de lo español. Un cliché que hoy asociamos al flamenco -conjunto de expresiones artísticas del lumpen proletariado andaluz de finales del S. XIX- pero que en los años que recorre esta exposición todavía estaba en construcción. El criterio cronológico de inicio y cierre de la exposición (1865-1936) se ha determinado en función de dos fechas significativas. La primera, 1865, es el año del viaje de Manet a España para ver de cerca las pinturas de sus maestros españoles y el momento en que el cantaor Silverio Franconetti regresa a Sevilla, donde sienta las bases de lo que pronto sería el cante flamenco. En este año además se acaba la línea ferroviaria que une Andalucía con Madrid, facilitando la difusión de la cultura andaluza, y se extienden los movimientos que anuncian la Primera República. En 1936 comienza la Guerra Civil española y muere la bailaora Antonia Mercé, "La Argentina". En este momento comienzan a aparecen imágenes oscuras, orientadas hacia lo grotesco y lo macabro, entre ellas los esqueletos de Ragel o Masson. De forma paralela, los bailaores han evolucionado y algunos, ya bailarines, arropados por una formación clásica, acceden a los grandes teatros y al cine.