El cante jondo volvió a triunfar en la Bienal de Flamenco de Sevilla con el espectáculo Se funden los metales
Web Revista La Flamenca. Luis M. Pérez. Sevilla (Teatro Central) 29/9/2016. Archivo Fotográfico: La Bienal de Flamenco. Fotógrafo: Óscar Romero
Y si no es verdad, que Dios me mande un castigo, ay, si me lo quiere mandar. Así acabaron a dúo Rancapino Chico y Pedro el Granaíno el primer número, trabajando sus voces sobre el yunque, elegantes “machacaores” que se afanaban en doblegar la dureza del sentimiento aplicando el calor de sus voces, capa sobre capa, hasta fundir sus metales en un solo cante. Granada y Chiclana llorando mano a mano en una fragua de la Cava. No habían pasado diez minutos de recital y los dos cantaores ya habían dado sentido al título: Se funden los metales.
Claro que para llegar a eso tuvieron que echar mano de los mejores materiales: Alonso Núñez (Chiclana de la Frontera, 1988) se encargó de darle fuelle a la debla de Tomás Pavón en el barrio de Triana, donde sería menester que se aprovisionaran de una vez por todas de plumas y tintero, mientras Pedro Heredia Reyes (Granada, 1973) se vaciaba por martinetes de Juan el Pelao y su toná grande. Si emocionante fue oírlos cantar, más aún fue ver al público en pie, aplaudiendo a rabiar al comienzo del espectáculo.
Lo venimos comprobando a lo largo de este mes, cada vez que se programa cante jondo, baile por derecho o guitarra flamenca, todo son triunfos sin paliativos, no solo de ovaciones y crítica, sino también de taquilla. El cante jondo, el flamenco de verdad, sin aditivos ni procesado, también vende.
A partir del inicio, el programa se divide en tres partes, correspondiendo la primera al cantaor más joven. Vino Rancapino acompañado del jerezano Antonio Higuero, cuya guitarra es siempre un buen lugar donde irse a vivir, o a morir, para no dejar nunca de escucharla. Y la guitarra del cordobés Antonio Patrocinio Hijo maridó perfectamente con la voz afillá del Granaíno, en un menú de dos palabras: “pa comérselo”
Imposible reseñar aquí el sinfín de sensaciones por las que pasamos. Afloraron lágrimas de emoción en varios momentos, aunque también hubo su dosis de desasosiego por los fallos de sonido (creo que es la primera vez que nos ha pasado esto en el Teatro Central, cuyo sonido ha sido siempre, hasta ayer, impecable). De Rancapino nos quedamos con la granaína caracolera que precedió a la malagueña de Aurelio Sellé, con el piano de Sergio Monroy, tan flamenco sonaban esas blancas sobre negras que por momento parecía que estuviera sentado en la banqueta el mismísimo Arturo Pavón Sánchez. Y, por supuesto, las seguiriyas, donde tuvo el valor de encadenar la grande de Manuel Molina con la de Joaquín Lacherna, que nos llenó de emoción, y la cabal del Fillo, con la que dejó al personal destartalado.
Esas seguiriyas y las soleares de Pedro el Granaíno, que estuvo a cargo de la segunda parte, fueron lo mejor de la noche, junto a los cantes de fragua ya referidos. Entró Pedro por el barrio del castillo de Alcalá, se enredó con Joaquín el de la Paula y Antonio Mairena, y ya no quiso salir, si no era para darse una vueltecita por Triana, terminando en la tienda de Los Leones de la calle Castilla. Otra vez en pie el personal, de nuevo las lágrimas. También fue de categoría especial el viaje a tierras de levante, sobre todo en la taranta de Manuel Torre y la cartagenera de Los Pícaros Tartaneros.
Y en la parte final, con todo el cuadro en escena, hay que destacar la labor de la violinista Sophia Quarengui, cuyo arco parece estar hecho con roble de una bota de amontillado jerezano. No se puede sonar más flamenco con un violín. De muchos quilates fueron las soleares por bulerías, donde ambos cantaores se acoplaron con brillantez. Por lo demás, fandangos y bulerías para la galería, de mano en hombro y aplauso fácil. Impresionante la versión mano a mano del Reniego de Tomás Pavón, y la respuesta del público en pie tocando las palmas por seguiriyas. Eso no se ve en todas partes. Cosas de Sevilla.
Espectáculo: Se funden los metales/La Bienal de Flamenco de Sevilla/ Lugar y fecha: Teatro Central 28/9/2016
Cante: Alonso Núñez “Rancapino Chico” y Pedro Heredia “El Granaíno”
Guitarra: Antonio Higuero y Antonio Patrocinio Hijo
Piano: Sergio Monroy
Violín: Sophia Quarengui
Palmas: Manuel Cantarote y José Rubichi