Dos discos mágicos, directos prodigiosos y algo que parece una capacidad innata para facturar sólo obras maestras hacen pertubardor el arte de Rafael Riqueni.
Revista La Flamenca. Xavier Grau 29/11/2021
“Tras Parque de María Luisa, álbum considerado por toda la crítica como absoluta obra maestra, Herencia es el nuevo disco de Rafael Riqueni. En él se adentra en las sendas de la guitarra flamenca de concierto. Herencia es la respuesta de Rafael Riqueni hacia la historia y tradición de la guitarra flamenca, así como al legado de los maestros que erigieron un vital capítulo en la memoria del autor”, con estas palabras define la presentación oficial el último disco del maestro sevillano camino de la historia.
Presentado el 29 de enero de 2020 en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, el álbum ha recibido el Premio Guitarra del Alma del Festival de Jerez y puede convertirse en el próximo disco grabado en directo por el artista que firmó un concierto histórico en el último Barcelona Jazz Fest.
Con una veintena larga de galas que han llevado a Riqueni por diversas ciudades de España, Bélgica, Holanda, Eslovenia y próximamente a Francia, Herencia certifica el rutilante, sofisticado y portentoso regreso del guitarrista a los escenarios y a las primeras filas de la leyenda flamenca.
El respeto indiscutible a las formas del flamenco, la peripecia personal y algo que parece una capacidad innata para facturar sólo obras maestras hacen perturbador el arte de Rafael Riqueni: añadiéndole unos directos prodigiosos, inspiración y sensibilidad, el personaje deviene apoteósico.
Consagrado por la crítica, adorado por su público y reconocido por los profesionales, Riqueni desborda con su grandeza creativa el papel donde explicarse, sí, claro, y también la pantalla donde contar la esencia de este disco. Pero hay que intentarlo.
Se puede intentar con sus propias palabras. Así lo dejó apuntado para Revista La Flamenca:
“Voy a titular el nuevo disco Herencia porque es un trabajo de agradecimiento al legado que nos han dejado muchos artistas, fundamentalmente guitarristas, unos vivos y otros ya fallecidos”.
El proyecto, ha explicado el compositor, no es “una imitación de nadie sino composiciones nuevas mías con guiños a todos esos grandes artistas a quienes recuerdo con toda mi admiración”.
Así, el talento de Rafael Riqueni ha resuelto un disco que recupera la esencia de la guitarra flamenca como guitarra de concierto, desde la sobriedad y la austeridad formal y compositiva. Una apuesta por la elocuente presencia del guitarrista solo en escena. Algún ligero acompañamiento de palmas y percusión, inexcusable en los tangos, es la excepción en las diez piezas que componen el álbum. De ello se ocupan Diego, Luís y José Amador.
La producción, rendida toda a la presencia y sonoridad máxima de la guitarra omnipresente de Riqueni, estuvo durante la grabación para Universal Music en manos de Manuel de Luz y Paco Bech con la asistencia del ingeniero Jairo Blanco.
Rafael Riqueni dedica este álbum a siete guitarristas (Pepe Habichuela, Enrique de Melchor, Joaquín Amador, Manolo Sanlúcar, Serranito, Tomatito y Paco de Lucía), un cantaor (Enrique Morente) y un bailador (Mario Maya) a los que se siente unido por relación y amistad personal.
La clave de todas las piezas está en el mecanismo compositivo elegido por Riqueni. Según relata, a partir de la inspiración que encuentra en cada artista homenajeado -de los que recrea algún acento personal en cada pieza para llevarla a su terreno propio- se somete al clasicismo armónico propio de cada palo: fa sostenido para la taranta, mi menor para la soleá, la mayor para la bulería y para la seguiriya.
Herencia
La pieza abre el disco por alegrías, primera declaración de intenciones del estado de ánimo del autor homenajeando a Pepe Habichuela. Personaje importante en los inicios de Riqueni en el Madrid de los 90 cuando el sevillano se abría paso en el mundo artístico de la capital.
Minerico
Con esta taranta evoca Riqueni a Enrique de Melchor, con el que se encuentra vinculado a través de una amistad forjada en escenarios y festivales además de proyectos diversos. ¿Cuáles? Numerosísimas grabaciones de discos de sevillanas cuando en los años ochenta se vivió el boom del género. La guitarra de ambos aparece en casi todos aquellos discos acompañando a artistas como Cantores de Hispalis o Amigos de Gines.
Pureza
Riqueni bautiza así este tema por tangos, que sugiere también la calle trianera del mismo nombre, que acoge la sede de la Hermandad de la Esperanza de Triana, pensando en Joaquín Amador. Se trata de uno de los guitarristas favoritos del compositor al que le reconoce un talento especial.
Soleá de los Llanos
Manolo Sanlúcar fue maestro de Rafael Riqueni cuando éste tenía alrededor de 15 años. Había empezado hacia un par de años con una primera guitarra que su padre le regaló y que aún conserva convenientemente cuidada. El título de esta soleá contiene un guiño al territorio onubense de los Llanos bien conocido y apreciado por el guitarrista.
Farruca Bachiana
A los 16 años, Riqueni, junto a Gerardo Núñez y José Mercé acompañaba giras del bailaor Mario Maya, relacionado especialmente con la interpretación de la farruca. Bachiana por el aire a Bach que destila algún fragmento. Maya y Morente son los únicos artistas flamencos no guitarristas recordados en este álbum. Explica Riqueni que de Maya aprendió la disciplina tan necesaria para el baile y para la guitarra.
Aires de Sevilla
Pieza creada para la Bienal de Flamenco. Con estas sevillanas rinde el disco homenaje a Víctor Monge “Serranito”, del que Riqueni siempre alaba su virtuosismo.
Triste Luna
Una granaína en honor de Enrique Morente, amistad importante de Riqueni. Con él tocó en numerosas ocasiones y el de Granada acudió en su ayuda en momentos delicados de salud para el guitarrista. Riqueni se siente especialmente querido y vinculado a los Morente, con lo que llego a convivir temporalmente en Granada.
Nuevos Sones
Por bulerías, Riqueni canaliza la dedicatoria a José Fernández “Tomatito”. Amigos y colegas desde sus años de juventud.
Lagrimas
Dos significativos trémolos, al inicio y al final de esta seguiriya, evocan la tristeza, el dolor y el llanto por la muerte de Paco de Lucía en este tema. Riqueni le conoció de niño y consta que el de Algeciras admiraba y hablaba elogiosamente de él. Confiesa siempre Riqueni que la decisión de dedicarse a la guitarra la tomó de chaval tras escuchar “Fuente y Caudal”. La pieza incorpora la debilidad de Riqueni y también de Paco de Lucía por Niño Ricardo.
In Memorian
Cierra el disco este breve arpegiado de tinte fúnebre en recuerdo a los creadores ya desaparecidos y que han tenido una influencia personal y de amistad destacada con Riqueni.