Lola Pantoja: Sevilla / Claustro Espacio Sta. Clara, 5/9/2012
Fotos: Manny Rocca
Sillas de enea, mesas redondas, camareras sirviendo copas en un hermoso patio al aire libre, antiguo claustro del Convento de Santa Clara. Es el nuevo espacio de la Bienal, un escenario al aire libre donde el público puede trasladarse al ambiente de aquellos primeros cafés cantantes que permitieron al flamenco afirmarse como un fenómeno artístico plenamente profesional. De ahí la elección de emular su fórmula para alojar el Ciclo Cien Años de Cante que, como su nombre indica, reúne en una misma actuación a dos artistas representantes de diferentes generaciones cuyas edades suman un siglo de experiencia sobre las tablas.
En aquellos míticos locales el público era fundamentalmente masculino y, por ende, el cuadro de artistas tenía una fuerte presencia femenina. De la misma manera, la actuación de ayer tuvo figura de mujer. ¡Y qué figura! Nada más y nada menos que la matriarca de la familia Montoya, Antonia La Negra, que acompañaba a su hija menor, Angelita Montoya. Dos gitanas de bandera que encierran uno de los pilares fundamentales del cante, esto es, un proceso de aprendizaje informal en el seno de la familia que ha llegado a generar auténticas sagas de artistas. Como la de familia Montoya, que tiene como pilar a La Negra, una de las más grandes cantaoras por fiesta que ha dado la historia del flamenco.
Hace ya tiempo que La Negra había pasado el testigo a sus hijas abandonando los escenarios, de ahí que este espectáculo despertara la expectación de los buenos aficionados. Sin embargo, en esta ocasión la madre quiso dar el protagonismo a su hija para demostrarnos que ella había hecho ya su trabajo, esto es, transmitir su legado a su hija, quien no dudo en apoderarse del escenario con determinación. Estuvo contenida en la debla y fue fiel a la tradición en las seguiriyas, alegrías y soleares, cuya extensión nos recordó que estábamos en un espacio tabernario. Aunque donde más se extendió, como no podía ser menos viniendo de donde viene, fue en los cantes festeros, los tangos y las bulerías. Al final de los primeros apareció Antonia La Negra con una estampa majestuosa propia de su estirpe, y se sentó junto a su hija para regalarnos el rasgo de su voz y ese quejío que contiene el grito callado de la tierra. Lástima que su intervención fuera tan corta. Menos mal que al final pudimos disfrutar de eso que solo el flamenco puede dar encima de un escenario: madre e hija frente a frente, desafiantes, marcando una llamada por bulerías y un improvisado vaivén de caderas que, por unos breves instantes, detuvieron el tiempo.
Ficha artística:
Ciclo Cien Años de Cante
Lugar: Sevilla / / Claustro Espacio Sta. Clara, 5 de septiembre
Cante: La Negra & Angelita Montoya
Guitarra: Paco Iglesias