Lola Pantoja: Sevilla / Patio de la Montería del Real Alcázar, 6/9/2012
Fotos: Manny Rocca
De todos es sabido que el flamenco es una música que se sustenta en el folclore andaluz y castellano y que éste, a su vez, es fruto del encuentro de varias etnias y culturas que habitaron nuestra tierra a lo largo de su historia. Entre ellas la gitana, que jugó un papel fundamental en el nacimiento de la criatura.
Existen varias teorías sobre el origen de los gitanos que llegaron a nuestro país allá por el s. XV. La más aceptada es que provienen del Punjab, una región del noroeste de la India, de ahí que no sea descabellado indagar entre las posibles conexiones entre las danzas y cánticos tradicionales indios y el flamenco. Sin duda, este espectáculo nos permite despejar bastantes dudas al respecto.
Por un lado, pudimos comprobar que la danza Kathak y el baile flamenco presentan una clara similitud en cuanto al movimiento de los pies, las vueltas y el movimiento disociativo del cuerpo, que mantiene el torso derecho y quieto mientras los brazos y las manos se mueven a su alrededor. Por otro lado, también pudimos comprobar que tanto el kathak como el flamenco tienen una base rítmica parecida y se interpreta de forma individual. Sin embargo, eso solo explica que a los gitanos que se asentaron en Andalucía les resultara fácil hacer suyo nuestro folclore y reinterpretarlo. Porque si algo nos aclaró este espectáculo es precisamente que el flamenco es una manifestación musical y dacística completamente diferente.
En el baile de Anuj Mishra, considerado en su país como una auténtica estrella de la danza Kathak, prima la delicadeza, la elasticidad y el virtuosismo, mientras que la emoción estética deviene de la belleza armónica y de su corte ritual repetitivo. Pero el flamenco, y la Farruca y su hijo, El Carpeta, lo dejaron anoche bien patente, remite a la rabia y al desgarro, a la explosión y al recogimiento, a la emoción de la conquista y a la soledad y la pena honda de la pérdida de un ser querido. De ahí que se conforme como una rebelión taimada que se resume en el grito y en la queja, tan evidente en un palo como la seguiriya, que La Farruca eligió para su primera intervención regalándonos lo mejor de su legado: el estilo que su padre supo acunar para distinguirse del resto de los bailaores flamencos. Y es que, si de algo puede preciarse la saga de los Farrucos es de tener un estilo propio que aúna como nadie esa tensión entre tradición y creación que hace único al arte flamenco. Pudimos comprobarlo en los tangos y las bulerías con los que el Carpeta pellizcó al respetable, que desde el principio no tuvo más remedio que rendirse ante su poderío escénico. Aunque lo más emotivo fue la soleá del final, con la que La Farruca, que iba del desplante al recogimiento, del taconeo contundente y virtuoso a la sensualidad de sus caderas, nos plantó delante todo lo que el flamenco puede tener de salvaje, pasional y telúrico.
Ficha artística:
Obra: Las Huellas. Estreno absoluto
Compañías: La Farruca compañía flamenca / Anuj Arjun Mishra Kathak Company
Lugar: Sevilla / Real Alcázar. Ciclo Diálogos en el Alcázar, 6 de septiembre
Dirección artística: TTB Teatro tascabile di Bergamo
Coreografía: La Farruca
Baile: Rosario Montoya, La Farruca y Manuel Fernández Montoya El Carpeta
Cante: Pedro Heredia, El Granaíno y Mara Rey
Guitarras: Juan Requena
Violín: Bernardo Parrilla
Percusión: Paco Vega
Percusión: José Carrasco y Bobote
Bailarines: Smriti Mishra, Kantika Mishra, Anuj Mishra
Músicos: Vikas Mishra, Hridya Desai, Dharamnath Misra