La diseñadora y modista sevillana que fue todo un referente en el sector ha fallecido a las 88 años tras unos meses de enfermedad.
Revista La Flamenca. R. De la Villa 17/9/2021
Han tenido que pasar unos días para asimilar esta noticia, algo que podía pasar pero que no queríamos que llegara. Y es que Sevilla, el arte y la moda flamenca hemos perdido un gran referente.
Como un jarro de agua fría, y aun exhorta por ello, recibíamos la noticia, el pasado martes, 14 de septiembre, del fallecimiento de Marcelina Fernández, la gran Lina.
Grande en todos los sentidos, pero sobre todo porque fue la que puso los cimientos de la moda flamenca hasta elevarla a la cima, pasando de ser un mero traje regional o prenda folclórica, a crear tendencia, subiéndolo al carro de la moda, formando parte de lo que denominamos como alta costura.
Como casi todo en la vida, el éxito no llega sólo, sino que es fruto de una larga trayectoria que cuenta hoy con más de 60 años de vida, donde el trabajo, la constancia y dedicación siempre han sido una máxima para llegar a Lina 1960, tal y como se conoce hoy.
Así, la fallecida Lina junto al que fuera su marido, Francisco Montero, abrieron un pequeño taller en una casa de vecinos de la calle Salado, en Triana, Sevilla, muy cerca del mítico Guajiro. Un tablao flamenco sevillano por el que pasaban figuras de gran relevancia, y a las que poco a poco fue vistiendo.
Pero si tuviéramos que señalar un hito en su carrera, el momento de despegue lo señalamos cuando en el año 1966, en la Feria de Abril de Sevilla vistió a Grace Kelly. La princesa de Mónaco pisó el Real de la mano del príncipe Rainiero III, dejándonos una estampa que los amantes del arte y la moda flamenca jamás olvidaremos, aunque en esa época no hubiésemos ni nacido.
Y es que ese traje blanco con tiras perforadas en rosa con la firma de Lina abrió las puertas de la moda flamenca a la alta costura. Esta prenda dejó de ser algo tradicional para ser algo a la última, la convirtió en tendencia.
Apostó sin duda alguna por la modernización siendo la primera en innovar en aspectos como cerrar la sisa, incorporar el mantoncillo como complemento, fue también la primera que feminizó y estilizó el traje bajando el talle hasta la cadera…
Tal y como hemos señalado anteriormente, son más de 60 años de historia, más de 60 años de dedicación a la moda flamenca y a la costura artesanal y así desde su taller de la calle Salado, seguido del que tuvo luego en Gravina, y hasta llegar al actual, que desde el 1979, se sitúa en la calle Lineros, ha vestido a la crème de la crème del flamenco, la copla, la aristocracia… con nombres tan destacados como el de la reina Sofía, la duquesa de Alba, la baronesa Thyssen, Jacqueline Kennedy, Naty Abascal, Rocío Jurado, Carmen Sevilla, Lola Flores, Marisol, Isabel Pantoja, Matilde Coral, Merche Esmeralda, Manuela Vargas, Milagros Mengíbar, y un largo etcétera.
Pero sus diseños no solo son admirados entre el mundo de la farándula y los artistas, sino que los propios diseñadores beben de su fuente de sabiduría, como por ejemplo en el año 2006 el que por aquel entonces era diseñador de la Casa Dior, John Galliano, quiso visitar su taller para aprender sobre sus volantes.
También ha estado nominada a los Goya por el vestuario de la película, “Yo soy esa” de Isabel Pantoja en el año 1991; ha recibido el premio Giraldillo al mejor vestuario en la Bienal de Flamenco de Sevilla; tiene la Medalla de Sevilla; Botón de Nácar por su trayectoria profesional, distinción concedida por el Gremio de Maestros Sastres y Modistas de Sevilla; Trianera de Honor; y Medalla de Andalucía, entre otras distinciones.
Hablar de Lina nos llevaría días, pues además de todo lo que ha aportado a la moda flamenca, y la costura artesanal, su trabajo ha sido valorado y reconocido en multitud de ocasiones por el sector, por su clientela y por sus propios compañeros.
Trasladamos nuestro más sentido pésame a familiares y amigos. Ahora no podemos más que dar las gracias por el legado que nos ha dejado, y dar las gracias eternamente por elevar el traje de flamenca a la alta costura.
Finalmente, aunque sus hijas llevan ya varios años al frente de la firma y por ende, del taller, desde estas líneas aprovechamos para desearle lo mejor, que a pesar de los tiempos pasados y de este nuevo varapalo, ahora es el momento de seguir adelante, porque sin duda alguna pueden estar orgullosas de que el traje de flamenca siempre llevará en su ADN a Lina.
Hasta siempre.