Al hablar de Juan Breva, rápidamente nos viene a la memoria una foto en la que dicho cantaor se encuentra con una guitarra en las manos en pose de acompañamiento. El cantaor malagueño nació en Vélez-Málaga (Málaga) en 1844 y murió en dicha capital andaluza en 1918.
Web revista La Flamenca. Ricardo Rodriguez Cosano 19/12/2014
A pie de foto del libro “Arte y artistas flamencos” de Fernando el de Triana, se puede leer el nombre y apellidos de Juan Breva, que responden a Antonio Ortega Escalona.
Pues bien, de dicho libro de Fernando el de Triana, entresacamos el siguiente párrafo, referente a Juan Breva: “Rey del cante clásico malagueño, y como tal, fue el único cantaor que mereció el alto honor de cantar en el propio Palacio Real de Madrid y en presencia de SS. MM. Don Alfonso XII y Doña María Cristina; pues aunque otros cantaores también les cantaron a los reyes, siempre lo hicieron en el palacio tal o en el palacio cual, que no es lo mismo; y para dar una idea de la clase de artista que sería Juan Breva, basta decir que el año 84 cantaba en Madrid en tres espectáculos, o sea; en el teatro Príncipe Alfonso, en el café del Barquillo y en el café del Imperial. Ganaba en cada uno de los dos primeros locales cinco duros; en el Imperial esa cantidad más casa para su familia, con la nota curiosa en los contratos que había que pagarle en oro”.
En la dilatada vida profesional de Juan Breva, encontramos una serie de discos (placas de pizarra), que grabó junto a Fernando “El Herrero”, La Niña de los Peines, El Niño de la Isla y El Niño de las Marianas, entre otros intérpretes flamencos, en 1910.
En la referencia de las grabaciones del cantaor malagueño, encontramos reseñados los siguientes cantes: Fandangos, soleares, peteneras y guajiras. Referente al cante por fandangos, hemos de resaltar que los mismos quedan reflejados con diferentes títulos, como fandango verdial, fandango abandolao, fandanguillos, malagueñas-fandanguillos y malagueñas.
Llegado a este punto, lo mejor es detenernos a escuchar tales títulos del cantaor malagueño en relación al cante por fandangos, para sacar las debidas conclusiones de una época, donde empezó a forjarse el cante por malagueñas.
Escuchados detenidamente los cantes de los títulos, que tenemos a mano, nos salen los siguientes estilos:
A: Verdiales (Con Ramón Montoya y el propio Juan Breva a la guitarra) (1910)
“Mi mare me llevará” y “Un pañuelo casi nuevo”
“Malagueñas” (Con Ramón Montoya a la guitarra)
“No me vengas a llorar”
B: Fandango abandolao de Vélez (Con Ramón Montoya a la guitarra)
“Ni el canario más sonoro”
C: Malagueñas (Con Ramón Montoya a la guitarra)
“Se siembra y vuelve a nacer”
El estilo A es un cante valiente, que más tarde divulgaría Frasquito Yerbagüena, tres o cuatro décadas más tarde. El cantaor granaíno no llegó a grabar dicho fandango, aunque otros cantaores, como El Cojo de Málaga, si lo grabaron, adaptando las siguientes letras al estilo propuesto: “La que vive en la Carrera” (Esta letra también se cantó por media granaína) y “Un sereno se dormía”. Este estilo, para algunos aficionados antiguos, se le llegó a denominar “fandango de serrana”, porque solía interpretarse, en algunas ocasiones, al final de dicho cante serrano.
Los estilos B y C están perfectamente encuadrados en la voz de Juan Breva, y que todos los aficionados reconocen en el repertorio de dicho cantaor.
Como vemos, tres son los estilos de fandangos, que hemos de determinar en Juan Breva, que bien pudo crear, recrear o divulgar en los albores de la forja de los estilos malagueñeros.
En cuanto al acompañamiento de los cantes del cantaor malagueño, en las grabaciones discográficas, hemos de citar a Ramón Montoya, al que, en uno de los títulos, queda constancia, junto al famoso guitarrista, el nombre del propio Juan Breva.
El famoso cantaor siguió cantando hasta el final de sus días. Así lo explica Fernando el de Triana, en el mencionado libro: “Después, pasó lo que tenía que pasar, pues los dineros del sacristán, cantando se vienen, cantando se van; Juan Breva fue rico y murió pobre, tan pobre, que puede decirse que cantando ganó a última hora el dinero que sirvió para su entierro”.
La expresión cantaora del intérprete veleño está contenida en el registro de una voz fina, que se refleja en todos los tercios de los cantes, que interpretó. Así lo entendió Federico García Lorca, el inmortal poeta de Fuente Vaqueros:
“Juan Breva tenía
cuerpo de gigante
y voz de niña.
Nada como su trino
Era la misma
pena cantando
detrás de una sonrisa.
Evoca los limonares
de Málaga dormida
y hay en su llano dejos
de sal marina.
Como Homero
cantó ciego.
Su voz tenía
algo de mar sin luz
y naranja exprimida.”
Finalmente, después de todo lo expuesto con anterioridad, hemos de considerar que Juan Breva significó un valor representativo de los cantes de Málaga, en el momento del inicio de la proliferación de los estilos malagueñeros.