Web Revista La Flamenca: Ricardo Rodriguez Cosano 3/11/2013
Antonio Tovar Ríos, “El Niño de la Calzá”, según todos sus biógrafos, nació en Sevilla en 1913, en el popular Barrio de la Calzá, de ahí su nombre artístico, y murió en 1981.
El Niño de la Calzá grabó en placas (Discos de pizarra), acompañado, nada más y nada menos, por los guitarristas: Sabicas, Manolo de Badajoz y El Niño Ricardo, en las casas discográficas: Columbia, Gramófono y Odeon.
Pues bien, de dos catálogos de discografía antigua, Diccionario enciclopédico ilustrado del El Flamenco y Manuel Yerga Lancharro, publicado en la revista “Candil” de Jaén, entresacamos los siguientes registros, cuyos cantes se refieren a los siguientes palos flamencos: alegrías, bulerías, fandangos, jaleo extremeño, malagueñas, soleá y tarantas. He aquí, los títulos de determinados cantes, dejando para el final los títulos de los fandangos:
Alegrías: “La bebo y no la aminoro” y “La llevo de contrabando”.
Bulerías: ¡Ay, limón, limonero!, “El tronío y la guapeza”, “Yo te quise simplemente” y “Los gitanitos del Puerto” y “Mi jaca” (Perelló/Mostazo).
Jaleo extremeño: “En un charquito, charquito”.
Malagueña: “Yo vi un niño en la calle”.
Soleá: “Serrana valientemente”.
Taranta: “Que vuela sobre la mar”.
Hemos de decir que, al escuchar estos cantes, observamos como El Niño de la Calzá cantaba con gusto las alegrías de Cádiz; se entonaba bien en los estilos de bulerías, que circulaban por la época, que le tocó vivir, metiendo alguna melodía popular por dicho cante; en el “jaleo extremeño”, que aparece como “tangos” en algún título, el cantaor lo concluye con un fandango; en la malagueña, se inspira en el estilo gaditano de El Mellizo, y, en sus soleares, están combinados hábilmente los estilos de Cádiz y Triana.
Referente a los fandangos de El Niño de la Calzá, he aquí, los títulos, relacionados con los dos catálogos:
“A la casa de la cariá”, “Me salgo a la serranía”, no hago más que padecer”, “Todos dicen que eres mala”, “Hice un juramento un día”, “Y no cuentes más conmigo”, “Si porque eres bonita”, “Aunque el delito fue grande”, “Calla por Dios, pare mío”, “De mi cuerpo lo arrancaron”, “Por pintar a una mujer”, “Mira a lo que has dao lugar”, “Tú que adivinas los pensamientos”, “De mi pare y de mi mare”, “De Santiago y Santa Ana”, “Doblaron campanas, señores” y “Calor yo no tengo”.
Escuchados estos cantes, nos damos cuenta de que todos los fandangos están ideados con una misma melodía, con ligeras variantes según el texto. No obstante, hemos de resaltar aquellos, que empiezan con las siguientes letras: “De Santiago y Santa Ana” y “Doblaron campanas, señores”, que curiosamente, el primer verso de cada cante está basado en un cante por seguiriyas, que interpretara Manuel Torre. De la misma manera, el verso “Calor yo no tengo”, del correspondiente fandango, corresponde a un estilo de tientos. En ambos casos, después del primer verso, el cante continúa por las melodías, que El Niño de la Calzá tenía trazadas para su cante por fandangos.
Con el nombre de Antonio el de la Calzá, vemos al cantaor sevillano en una casete, que responde a los siguientes datos: Izquierdo, Producciones Discográficas Rl-1054 CA-385-81, donde le acompaña el guitarrista, Antonio Arenas, que se compenetra a la perfección con dicho cantaor en los cantes por bulerías, tarantos y fandangos. A estas alturas, el cantaor se identifica plenamente con los cantes que interpreta. Precisamente, esta grabación corresponde al año 1981, que fue el año en que murió Antonio Tovar Ríos “Antonio de la Calzá.
Escuchada esta grabación, el aficionado puede observar que dicho cantaor conoce plenamente el cante por bulerías, donde se encuentra a gusto en sus expresiones flamencas. En los tarantos, se recrea con parsimonia en sus tercios con autenticidad, y, en los fandangos, marca los versos sin prisa, repitiendo una expresión cantaora propia, dentro de la inspiración precisa.
De los folletos y notas de las carpetas de las grabaciones del cantaor sevillano, he aquí, varias opiniones de tratadistas, investigadores y críticos flamencos:
“Los fandangos de El Niño de la Calzá significaban el engrandecimiento de lo personal, nada menos que con bases rítmico-melódicas de la soleá y de la seguiriya, lo que supone un valor flamenco intrínseco y unas dificultades de interpretación que muy pocos afrontan y superan. Del cante por fandango de El Niño de la Calzá puede afirmarse, por muchas razones, que es cante cumbre en su género. A Antonio Tovar Ríos, El Niño de la Calzá en los carteles, se le atribuye el mayor engrandecimiento del cante por fandangos”. (José Blas Vega Folleto del Circulo de Lectores nº 8).
“Antonio Tovar Ríos, Niño de la Calzada, o de la Calzá (Sevilla 1913-1981) fue otro fandanguero excepcional. Ángel de Álora declaraba no hace mucho: “Ahora que a mí gustarme, lo que se dice gustarme más que tós, es el cante del de la Calzá, que hace los fandangos más puros que tós los que han habío. Que el de la Calzá se ponía a cantar y los obreros perdían el trabajo pa oirlo cantar en “La Viña Chica”. Era un escándalo…” El fandango por él creado tiene una grandeza inusitada en el género, con ecos de soleá y siguiriya”. (Ángel Álvarez Caballero Antología de Cantaores Flamencos Vol. 20 EMI 056 79 2167 1).
“Niño de la Calzá. Uno de los mejores intérpretes del fandango personal o artístico ha sido, sin duda, Antonio Tovar Ríos: “Niño de la Calzá”, debido a la zona de su nacimiento: Sevilla, 1913, donde morirá en 1981”. (Alfredo Arrebola Época del Cante Flamenco Antiguo Niño de la Calzá RAÍCES C-107).
“Antonio el de la Calzá. Estamos ante un revolucionario del fandango. El de la Calzá se adelantó a su tiempo y creó un fandango distinto a todos, estilo moderno que influyó de manera determinante en toda una nueva generación de fandangueros, desde El Chocolate a Camarón de la Isla. Su velocidad y el sentimiento que le imprimía al cante eran irresistibles”. (Manuel Bohórquez Grandes Clásicos del Cante Flamenco El Correo Calé Records Vol. 18).
Como vemos, Antonio de la Calzá puso sentimiento y buen gusto en sus expresiones flamencas a disposición de la creatividad, para elaborar sus propios fandangos.