Web Revista La Flamenca: Ricardo Rodriguez Cosano 12/2/2014
Frasquito Montaraz, perteneciente a una familia cantaora de Lebrija, interpretó recientemente, dentro de los actos, que organiza la peña lebrijana, de la que es titular su hermano Pepe, unos fandangos, que nos recordaron al cantaor de Bollullos del Condado (Huelva): El Niño León.
Recuerdo haber escuchado, en mi niñez y juventud, varios fandangos de este cantaor, cuyo cante, por sus facultades interpretativas, era del gusto de muchos aficionados de las décadas de 1940 y 1950. El Niño León, antes de su periplo americano, formó parte de varias troupes, que recorrieron los teatros de la geografía cantaora junto a las figuras del momento.
Dentro de la discografía de pizarra de El Niño León, nos encontramos una serie de títulos, que contienen los siguientes cantes: Alegrías, milonga, taranta, bulerías, romería del Quintillo, danzón cubano y canción con orquesta. No obstante, el cante más grabado de dicha discografía fue el fandango en una amplia proporción.
Los referidos cantes fueron acompañados a la guitarra por El Niño Pérez (Antonio Pérez), Melchor de Marchena y Antonio Arenas.
Referente al acompañamiento de orquesta, hemos de decir que El Niño León, como otros cantaores de aquella época, interpretó alguna que otra canción, que fue acompañada por determinadas agrupaciones musicales propuestas. Esta segunda dimensión expresiva de algunos intérpretes flamencos antiguos es seguida en la actualidad por diversas circunstancias, que dan lugar a debates apasionados de muchos aficionados a nuestro Arte.
Otro de los aspectos a considerar es el referente al cante por bulerías, que nos dejaron grabados algunos cantaores de aquella época. Generalmente, dicho cante solían ser canciones a las que se les agregaba el toque monótono y simple del acompañamiento de guitarra. Aún, no había sido desarrollado, en su nueva dimensión, el toque de guitarra por bulerías, como después fue considerado, gracias al nuevo compás con el auxilio de los palmeros. Como es natural, dentro del Flamenco, este cante fue evolucionando gracias a determinados cantaores y cantaoras, que fueron forjando nuevos estilos, para configurar la riqueza expresiva, que hoy disfruta el referido cante, en cuya exposición, se suelen vivir momentos irrepetibles de la fiesta flamenca.
Después de estas consideraciones anotadas, nos dispusimos a rebuscar las grabaciones de El Niño León, dando, como resultado, la siguiente relación:
El Niño León” Belter 22.178 (1967)
Estilos de Fandangos” Belter (1970)
Estilos de fandangos” Belter 22.463
Pansequito-Niño León” Gramusic P (1979)
Maestros del Flamenco” (Fandangos de Huelva) Hispavox 1989).
Una vez escuchados los títulos correspondientes de El Niño León, nos paramos en los fandangos, concretamente, doce cantes (En cada título un solo fandango), que pudimos concentrar en cuatro estilos, que, precisamente, están en la primera grabación,:
Estilo A: “Con delirio te quería”, “Ponle precio a tu querer” y “Te recogí”. Dentro de este grupo, nos encontramos el fandango que comienza: “Te recogí”, donde queda concentrada la melodía de este estilo, que corresponde al primer verso. En los títulos correspondientes, aparece como el “fandango de la Ribera”.
Estilo B: “Hijo de una hermana mía”, “De no enamorarme más” y “No agaches la vista al suelo”. La particularidad de este fandango está en que el primer verso y el segundo se interpretan con la misma melodía.
Estilo C: “Cuatro o cinco en un ramito”, “Me senté junto al romero” y “En la falda de la loma”. Este fandango es el más popular de los estilos, que interpretara El Niño León. Sin embargo, el mismo se le atribuye también a Juanito Varea. En el dilema de la autoría del fandango de este grupo, parece que nadie se pone de acuerdo. Este mismo fandango lo encontramos grabado por Antonio Toscano con las siguientes letras: “Se levanta un viento frío” y “En la falda de una loma”, dedicadas a El Niño León”.
Estilo D: “De toas las flores” “Te quiero” y “Mejor”. Este cante se caracteriza por su explosiva entrada y responde a la primitiva letra, que comienza con el siguiente texto: “Mejor… a un sabio le pregunté”. Como vemos, el primer verso queda concentrado en una sola palabra. Luego, el verso queda al descubierto con la respuesta del sabio a la pregunta del cantaor:
Mejor…
A un sabio le pregunté
que flores olían mejor;
me dijo que la mujer
era la flor del amor,
si la sabes comprender.
Después de contemplar estos cantes, hemos de resaltar la labor forjadora de El Niño León, porque, en los mismos, introduce hasta cuatro estilos diferentes. Dichos estilos tienen entidad propia y responden a cantes totalmente acabados, que dejan ver el aire inconfundible de El Niño León.
Los fandangos, que cantó Frasquito Montaraz, tres cantes en concreto, corresponden al estilo C, que por cierto, el cantaor lebrijano se identifica claramente con el estilo propuesto. Al escuchar este cante, nos desplazamos a otra época, donde El Niño León, con contundencia en unos momentos, ya que pelea en todos los tercios y con dulzura, en otros, forjó hasta cuatro estilos diferentes de fandangos.