Sentimiento y Gusto en el Cante
Revista La Flamenca. Ricardo Rodriguez Cosano 25/5/2015
En este año, que corre, de 2015, se va a recordar de muchas maneras a un genio de la interpretación flamenca, El Perrate de Utrera. De esta manera, se va a conmemorar el “centenario del nacimiento” de dicho cantaor, que vino al mundo flamenco en Utrera (Sevilla), en 1915.
Tuve la suerte de escuchar a El Perrate en varias ocasiones; así ocurrió en Pedrera (Sevilla), con motivo de la actuación de artistas de Utrera y Lebrija. Ordenando un poco este hermoso recuerdo, aquella noche veraniega pude escucharlo, acompañado a la guitarra por su sobrino, Pedro Peña. También, actuaron, entre otros intérpretes, Miguel Funi y Concha Vargas, cuando aún era una niña, ya que de tal acontecimiento hace varias décadas. La introducción del acto corrió a cargo de Salvador de Quinta, escritor y poeta utrerano, ya en el recuerdo, que me dejó aquel escogido grupo flamenco, para que lo presentara al respetable, que disfrutó sobremanera.
En otra ocasión, pude asistir, en las antiguas Bodegas de Mendaro de Lebrija, a una reunión flamenca, donde acudió El Perrate, junto a su familia de dicha ciudad, donde quedó plasmada aquella fiesta con la participación de La Perrata, Bernardo, su esposo, y los hijos, Pedro, Juan y Tere Peña, entre otros participantes de lujo. De aquel acto flamenco, quedó constancia en “Ritos y Geografía del Cante”; precisamente, en uno de sus folletos, se dice lo siguiente de El Perrate de Utrera: “Discreción, delicadeza y un refinamiento natural fueron algunas de las características de un hombre afable que seguramente careció del impulso necesario como para enfrentarse al complejo y difícil mundo, que suele rodear a cualquier manifestación artística. Sin embargo, junto a Fernanda, es el cantaor que ha llevado la soleá de Utrera a su más alto grado de expresión musical…”.
Después de evocar al cantaor utrerano, no nada mejor que escuchar los cantes, dentro de su obra flamenca. He aquí, las grabaciones, que tenemos a mano: Casete: “Potaje Gitano en Utrera”, LP: “En la raíz del Cante” (Con Pies de Plomo y La Tomasa), Antologías: “Vergara”, “Antología del Cante Gitano de nuestra tierra” y “Medio Siglo de Cante Flamenco”, y el CD: “Una voz de arte, una voz de genio” (Libro: El Perrate de Utrera, de Manuel Martín Martín). Del contenido de tales grabaciones, he aquí, algunos títulos, que se repiten en las mismas: “Soleares de Alcalá y Utrera”, “Seguiriyas de Paco la Luz y Francisco la Perla”, “Fiesta en Utrera” (Con Fernanda, Bernarda y Pepa de Utrera) y, además, los títulos primeros del CD.
De todo lo expuesto, con anterioridad, se deduce que El Perrate sólo tiene grabados tres palos del Flamenco: Soleares, seguiriyas y bulerías. De todas maneras, nuestro cantaor no necesitó más repertorio, aunque nos consta que interpretaba otros cantes, para poder comprobar la profundidad de su expresión cantaora. Del disco, “En la raíz del Cante”, entresacamos el siguiente comentario, que nos dejara Manuel Herrera Rodas: “Perrate de Utrera. Por su dolorida voz de siglos – imposible el matiz, roto el quejío – habrán de circular las más puras esencias de unos cantes, que en Utrera tienen nombre propio. Rosario la del Colorao, Mercedes la Serneta, Pinini… Muchos años – cerca de veinte – sin abrir la boca para entretener sus velas (“yo, de noche, canto en sueños”) no han impedido que José Fernández Granados guarde en su dolorido corazón el oro más puro de su verdad cantora”.
En cuanto a la soleá, El Perrate interpretó estilos de Utrera, Triana, Juaniquí y Alcalá. Referente a estos últimos estilos, hizo muy popular uno de ellos, cuya letra, donde se alarga el último tercio, queda anotada a continuación:
Levántate mu temprano,
que al castillo quiero ir;
me han dicho que, con el alba,
se oye el eco de Joaquín.
Se oye el eco de Joaquín,
de Joaquín el de la Paula.
En las grabaciones del cantaor de Utrera, aparecen los siguientes guitarristas: Eduardo de la Malena, Juan Habichuela, E. Escudero, Paco del Gastor, Pedro Peña y Diego del Gastor, que aparece en una “fiesta en Morón”, donde la guitarra suena con ganas, para acompañar los estilos tradicionales de las bulerías de Utrera y, como no, alguna que otra melodía de la copla popular, metida a compás. De la misma manera, alguna soleá, romance o liviana se encuentran incrustadas también en los sones buleaeros, donde La Fernanda enciende el cante, para que El Perrate ilumine y caliente con sus ecos inconfundibles.
Hay dos momentos interesantes en la vida artística de El Perrate de Utrera, que también están vinculados a Lebrija: “La Caracolá Lebrijana” y “La Giraldilla Flamenca” de la Peña “Pepe Montaraz”.
Referente a la “Caracolá lebrijana”, el nombre del cantaor de Utrera lo vemos reflejado en el cartel de las cuatro primeras ediciones.
En cuanto a “La Giraldilla Flamenca”, tal distinción le fue concedida a El Perrate en la III edición, aunque el cantaor no pudo acudir a este homenaje por encontrarse enfermo. El citado galardón le fue entregado a Gaspar Fernández Soto, hijo de El Perrate. La afición lebrijana rindió homenaje a este recordado cantaor, lamentando no poder escuchar en directo el lamento, el compás y el sabor flamenco de sus cantes.
Por último, veamos el acto más entrañable, que posiblemente le pudo suceder a El Perrate, el cual tuvo motivo en el homenaje, que recibió junto a su hermana, María “La Perrata”, en el XXXIV Potaje Gitano de Utrera; tuve la suerte de estar en aquella edición, y presencié una escena sobrecogedora, que, como aficionado, recordaré mientras viva, dentro de mis vivencias flamencas. El cuadro fue de lo más familiar, íntimo y emocionante, que se pueda presenciar, pues mientras que Pedro Peña, extasiado con la guitarra en las manos, entre su madre y su tío, y su primo Gaspar, que sujetaba la silla de ruedas del padre, la noche se llenaba de cante por soleá, gracias al duende de estos hermanos gitanos; María entre susurros entrecortados decía su personalísimo cante, y José se identificaba con los argumentos de las letras, que interpretaba:
Es verdad que yo si tengo
una quejita grande con Dios;
lo que a mi me está pasando,
no me lo merezco yo.
La guitarra de Pedro sin querer lastimar el cante, proseguía ensimismada con cada tercio, dando entrada a otro cante:
Sentaíto yo en mi sillita
repaso yo mis memorias;
lo que a mi me está pasando
se puede escribir una historia.
Aquella noche, los aficionados, que tuvieron la dicha de estar presentes en aquel “Potaje”, derramaron más de una lágrima al escuchar a María “La Perrata” y a su hermano, El Perrate, en el cante por soleá, ecos gitanos de unas raíces utreranas, entroncadas en puras esencias de sentimientos sublimes de arte flamenco.
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