El martes también nos hizo disfrutar del baile de Ana Morales con “En la cuerda floja”
Revista La Flamenca. Jaime Trancoso 23/2/2022 Foto portada: Tamara Pastora/Festival de Jerez
Un año y medio de creación muy intenso para Juan Fernández, que tras muchísimos años bailando, presenta su primera obra como solista y para ello se inspira no solo en su Puerto de Santa María natal, sino también en los puertos de Cádiz en general. Una gran labor de investigación basado en la tradición oral para recuperar estos “Cantes de los Puertos”, como la Seguiriya de Tomás “El Nitri”, los corrios del Negro del Puerto y estilos de alegrías, cantiñas y soleares.
Esta labor de investigación se fundamenta también en el conocer enciclopédico de Pepe de Pura, al que escucharemos en el Festival al menos tres veces, y Miguel Lavi, que junto a Manuel Soto llevaron a Juan Fernández en volandas y qué mejor capitán musical que la guitarra de Miguel Pérez. El bailaor estuvo fuera de escena tan solo durante unos pocos segundos en toda la hora del espectáculo, que estuvo muy bien hilado.
Sobre una pila de sillas, con los cantaores y la percusión en vivo, pero fuera de escena, aparecía Juan Fernández en los Museos de la Atalaya para recrear escenográficamente con las sillas cada de estos palos. Su trío de ases del cante iba surcando mediante estas sillas, introduciéndolas al baile y creando las distintas escenas y ambientes durante el espectáculo. Además de Pepe de Pura, también repetía en el diseño de iluminación Antonio Valiente. También fue notorio el baile con mantón por alegrías y el vestuario de Antonio Parra.
En el Teatro Villamarta vimos el espectáculo “En la cuerda floja”, que ya se estrenó en Bienal de Sevilla de 2020. Precisamente recuerda a esta época de confinamiento, cuando el objetivo era seguir bailando. Es un espectáculo que se ha movido mucho internacionalmente y en el que Ana Morales debate entre la estabilidad y el desequilibrio, el orden frente al caos.
Con este planteamiento, no solo su baile con ansias de libertad, sino una puesta en escena también ayuda. Por ello, encontramos la parrilla de luces bajada, los panoramas de luces laterales en vez de contra, e incluso debajo de la tarima de músicos, cubierta de una cortinilla metálica que nos recuerda al encierro del confinamiento, donde los músicos solo acompañaban desde la lejanía la soledad de la bailaora en el escenario.
No llenó, pero sí gustó. Especialmente interesante los solos de “Bolita” a la guitarra. Además de José Quevedo “Bolita” en esta ocasión los músicos para Morales estaba compuesto por Paquito González a la percusión y Pablo Martín al contrabajo. Interesante propuesta que siguiendo la línea de las propuestas más contemporáneas no cuenta con cantaores.
El único cante que escuchamos, lamentablemente en off, fue la bellísima voz de Sandra Carrasco.