El público entregado al baile ancestral de esta malagueña, madre y maestra del ceremonial de lo jondo.
Web revista La Flamenca. Génesis García. Cartagena 5/12/2017
Fue la noche del 25 de noviembre de 2017. En el Mare Nostrum, Cartagena Jonda. Noche que recordaremos siempre por el impresionante baile de Susana Lupiañez Pinto, La Lupi. Y por el clamor del público, pleno de arte y conocimiento que la Peña Flamenca de Cartagena ha sabido atraer. Socios y amigos y todo el que pasa por la programación de la Peña Antonio Piñana se queda enganchado en la oportunidad única que Cartagena le ofrece de vivir cuerpo a cuerpo la ceremonia de lo jondo. Ceremonia que con La Lupi, oficianta del ritual del gesto, Curro de María a la guitarra y Pechuguita al cante, culminó con el público entregado al baile ancestral de esta malagueña, madre y maestra del baile jondo.
La Lupi se plantó en el escenario. Y ya en las bulerías de puro gesto caló despertó los primeros clamores de asombro. Redoblados cuando se despidió en negro por lastimosa pena soleá. Y fue en medio, por tarantos de tierra y mina, cuando nos provocó por tangos sobraos de delantal, y vino a rematarnos otra vez por los ayes de Levante, después de habernos arrebatado en la locura de su mantón, que se lo comía con más furia que el minero arranca la tierra “a dentelladas secas”. Y nos lo lanzaba, para enredados entre sus hilos de araña… Y como Belén Maya se coloca la cola, La Lupi se colocaba el mantón, cubriendo la cabeza desde sus brazos alzados para componer gestos de diosa mediterránea en su hornacina de piedra. Y para quedarse finalmente quieta, conducida por su cantaor. Quien bajo el manto la sacó del escenario, como una virgen morena conducida a su cueva para que desde allí otorgue dones y reciba ofrendas. No podíamos más.
Nada más salir La Lupi y retarnos por bulerías de gesto antiguo, Almudena Ruiz me dijo:
-Génesis, ésta es de las que tú dices que bailaban debajo de los escenarios
Así que, nada más verla, la reconoció como aquellas artistas a las que yo me había referido unos días antes, las que forjaron el arte jondo debajo de los escenarios, porque sobre ellos sólo se representaba entonces tonadillas y sainetes y zarzuelas con gitanismos… blanqueados. Pero era la gente del bronce la que cantaba y bailaba a lo hispano, a lo gitano y a lo indiano, de forma descarada o desgarrada, libre y asocial. Era el flamenco de antes del flamenco, que nacía en plena libertad. Porque era cosa de artistas ajenos a normas ni academias.
El de La Lupi era en Cartagena ese baile en el tiempo, “el que surge de la tierra, penetra el cuerpo entero de la mujer natural y la enciende con un fuego de profundo poder universal”, escribía Salvador de Madariaga después de haber visto bailar a una ya venerable y venerada Pastora Imperio.
Ya por la mañana, escribí en el chat de los socios:
“La Lupi, un fenómeno. Ni la academia pudo con el ancestro jondo”
¿Y por qué puse eso? Porque yo pensé que la fuerza tremenda y ancestral que enciende a esta bailaora se sobrepone, pero no oculta, el mucho trabajo de estudiosa y coreógrafa de flamenco y de danza clásica y moderna, y de género español que ella tenía que llevar en su haber. Porque vi y viví que, además de la tierra y la piedra y el agua y la sangre y el fuego, en ella había disciplina, sentido y dirección. Que fueron llevados en el escenario por los caminos de lo jondo con su guitarrista, Curro de María, el que pone la banda sonora a su vida, y con su cantaor Pechuguita, que la ha salido ortodoxo a su padre rockero, confirmando que el flamenco da más de lo que recibe, y por eso al cante jondo todos vuelven, si acaso alguna vez se alejaron.
Así que fue después, cuando me dispuse a informarme sobre la bailaora, cuando vi que no me equivocaba. Que Susana Lupiañez ha pisado desde chiquitilla tantas academias, que es tan curranta, tan trabajadora, tan alumna y tan maestra. Pero que le pasará como a Pastora Galván, maestra suya a la que le preguntaron por qué su baile sabía antiguo. Y ella contestó:
-Porque llevo en los brazos la energía y la fuerza de mi padre. En mi baile, yo siempre busco lo nuevo, pero siempre me sale lo antiguo. No lo puedo remediar.
Dice La Lupi que en el escenario no se piensa, se respira y se vive.
Y se muere, se lo digo yo. Con sus zapatos puestos, como ella quiere. Que en Cartagena vimos como moría La Lupi sobre el tablao del Mare Nostrum, doblándose a esa llamada ancestral de tierra y fuego. Hasta que remata levantando los brazos y pide aire y agua con las palmas abiertas, para seguir viviendo hasta el próximo baile.
Aunque yo tengo para mí que, aquella noche al menos, fueron los olés y los gritos de asombro y los aplausos con los que el público estallaba los que la recolocaron en este mundo, los que le inyectaron para devolvérsela la energía que en cada baile ella había derramado.
Ficha artística
5º Ciclo Flamenco Cartagena Jonda, dedicado a Málaga. Lugar y fecha: Peña Flamenca de Cartagena Antonio Piñana, Cartagena (Murcia), 25/11/2017
Baile: Susana Lupiañez “La Lupi”.
Guitarra: Curro de María.
Cante: Jose Astárida “Pechuguita”.