Web revista La Flamenca. Rubén Gutiérrez. Málaga. Auditorium Club 24/3/2012 Fotos: Juan Acedo

Miguel Poveda. `arteSano´
Miguel Poveda estrena nuevo trabajo discográfico, que lleva por título “arteSano”. Un clara reivindicación al flamenco de toda la vida, cocinado a fuego lento, pero con el toque de la actual cocina de autor. Antes de su puesta de largo en el madrileño Teatro Real, o el barcelonés del Liceo, quiso ofrecer la premier del mismo en la ciudad de Málaga. Quizás por ser la localidad natal de La Lupi, sin duda la mayor novedad que presentaba Poveda en este espectáculo. Por primera vez ha incluido en su troupe a una bailaora, pues el baile ya ha estado presente en sus anteriores trabajos. El toque de feminidad que aportó la malagueña, sin duda enriqueció el conjunto de la obra. Pero el cantaor de referencia del panorama actual del flamenco principió por soleares, no una cualquiera, sino la apolá de Triana. Huelga decir que Miguel lleva ya unos cuantos años residiendo en Sevilla, y como no podía ser de otra forma, Triana le ha llegado hondo. Entendemos que más por las reminiscencias del pasado, que por la actualidad que ofrece el mítico barrio sevillano. Rodeado de la percusión, las palmas y las guitarras, nos traslada al Altozano alargando hasta el infinito los melismas de los tercios alfareros, en una clara alusión al maestro Pepe Marchena. Si tuviera que destacar una cualidad del cantaor de Badalona, quizás sea precisamente su procedencia. El manido hecho de ser catalán y de no porvenir de una familia cantaora, sea o no gitana, entiendo ha sido uno de los trampolines de su carrera. Poveda cuenta con una legión de seguidores, creo que por su independencia, por no pertenecer a ninguna escuela cantaora, pero dominar todas. Lo demostró con la soleá apolá y lo confirma en el siguiente cante por malagueñas. La que tantas veces hemos escuchado en boca de Enrique Morente, la de la Peñaranda, esta vez rematada con unos fandangos de Lucena.
Continuaría el viaje por la geografía jonda haciendo parada y fonda en la ciudad de Cádiz. Personal homenaje a la Pepa, con emotivas letras a las invasión francesa. Las de toda la vida, pero si las hace Poveda toman otro carácter nos suenan distintas y más si se hace acompañar por la La Lupi y su majestuosa bata de cola. El número se ve enriquecido con unas proyecciones como telón de fondo, las cuales estarán presentes a lo largo de la noche. Buen trabajo realizado en este sentido por Félix Vázquez. Las imágenes del mar se confunden con los volantes de La Lupi, cual espuma de las olas. Aquí tendrá El Londro su primera intervención solistas, y es que el cantaor jerezano, apadrinado por Miguel Poveda en su primer trabajo discográfico, adquirirá varias veces el protagonismo a lo largo de la velada. Seguidamente Miguel se hará acompañar únicamente por la percusión y la guitarra, del también jerezano Manuel Parrilla, por tientos. Y es que la lorquiana ciudad de los caballo y el vino es otro de los referentes en la carrera del catalán, hasta seis jerezanos había encima del escenario. Por cierto, uno de los pocos defectos de la noche fue el sitio escogido. Una puesta de largo como la del sábado pasado bien merecía un buen teatro, pues la sala multiusos que nos acogió, quizás para que hubiese más aforo, no es precisamente un coliseo flamenco. No obstante, la gran labor de Manu Meñaca al frente del equipo técnico, nos hizo disgustar otra gran noche sin sobresaltos ni estridencias en el sonido. Y paradojas de la vida, con tanto jerezano llegaron después unas espectaculares bulerías de Cádiz. En esta ocasión, un guiño a la figura de la Perla, y como al rey de la chufla, Chano Lobato.
Llegaría otro momento emotivo de la noche cuando se proyecta la foto de Pencho Cros, con un jovencísimo Miguel. Aquel que ganara la Lámpara Minera bajo los consejos del cantaor de La Unión. Otro joven, en este caso Jesús Guerrero, también nos sorprendió. Actualmente en boca de todos los corrillos flamencos, el guitarrista sevillano hizo alarde de su cualidad, sabiendo acompañar el difícil cante por mineras, pero también su presencia solista en el mismo. Poveda demuestra una vez más su inteligencia sabiendo encontrar a sus compañeros de viaje. Con “arteSano” ha reivindicado su vuelta a los escenarios jondos, después de su exitoso periplo por la copla, pero tampoco se olvida de ella en la nueva producción con una versión por bulerías del “Ruiseñora” de Rafael de León, otro de los espejos donde se mira, y mucho. Tras su cuplería, abandona las tablas para que La Lupi sea el foco de atención. Este interludio musical, se convirtió en una original coreografía con un palo de lluvia donde se incorpora un violín, que junto con las palmas y las castañuelas nos evocan el lado más ancestral del flamenco a través de una singular panda de verdiales.
Poveda cuida todos los detalles de la producción, y prueba de ello es que sale al proscenio con nueva indumentaria, en esta ocasión de morado pasión, cual alegato a las cercanas fechas de pascua. No interpretó una saeta, pero casi. Por primera vez le vi cantar una seguiriya en un espectáculo suyo, y que mejor escuela que la de Mairena, rematando el cante con una liviana. Y de nuevo a Triana, para gozar de sus tangos, con esa semilla negra que contienen su baile. Las caderas de La Lupi y del propio Miguel se agitan exageradamente mientras el público les marca el compás, bajo la presidencia de una serie de fotos del mítico puente que une ese barrio con la monumental Sevilla. Otro receso de Miguel para el toque solista de Manuel Parrilla con unas seguiriyas llevadas a velocidad extrema, antesala de otro novedoso número en el repertorio de Poveda, en este caso un fandango por soleá. Como lo fueron también las sevillanas que le cantaría después a La Lupi. Aunque luego repetiría estilo, otra vez por alegrías, las que le ha compuesto Isidro Muñoz, pero con ese aire inconfundible de la rosa de Sanlucar.
Tras más de media docena de cantes parecía que la noche llegaba a su fin, sobretodo después de la exhibición de Miguel por bulerías de Jerez, propias de un fin de fiesta, pero el cuplé que interpretó para cerrar las mismas nos advertía que todavía quedaba algo más. El guión todavía guardaba una nana, otro estilo insólito en sus recitales, y que nuevamente pone al servicio del estilizado baile de La Lupi. Final un tanto extraño para el estreno, pero quedaban los bises. Empezó felicitando a una espectadora su cumpleaños, continuó con un popurrí de sus “Coplas del Querer” y terminó cantando toná por bulerías, pataítas incluídas de Poveda como mucho arte. Ciento veinte minutos de intensidad flamenca que el público agradeció con unas de las mayores ovaciones haya escuchado nunca. Pero sin duda me quedo con ese buen sabor de boca que supone haber estado en un recital de flamenco, donde habiendo escuchado algo nuevo, me recuerden a Marchena, Morente, Mairena o Chano Lobato y tantos otros maestros que han hecho grande este arte, como Miguel.
Ficha artística:
Cante: MIGUEL POVEDA
Baile: LA LUPI
Guitarras: MANUEL PARRILLA
JESÚS QUEVEDO "EL BOLA" y
JESÚS GUERRERO
Percusión: ANTONIO CARBONELL Y PERICO
Palmas y coros: LUIS CANTAROTE
CARLOS GRILO y EL "LONDRO"