
Cuando Pedro Verdu sube a un escenario con su bastón, no se oye nada. Poco a poco, la voz del cantaor envuelve de calor y de una ambiente solemne a toda la sala. Los primeros movimientos del bailaor son muy secos. Marca su territorio. Pero nada de orgullo. A traves del baile del joven flamenco, solo se percibe la voluntad de proponer un baile honesto y de transmitir un gozo flamenco al público. Grande, longilíneo, con verdaderos instrumentos de música en los pies, y un dominio de los contratiempos en el escenario. Con estos detalles de su baile, imaginamos a un hombre seguro de si mismo. Sigue bailando su solea, y al fin y al cabo, resalta la humildad del hombre. Y mas que humildad incluso, podríamos hablar de timidez : cuando baja de las tablas, Pedro Verdu se hace muy discreto y sonrie - como incómodo - a las enhorabuenas de sus seguidores. Pedro Verdu nació en Francia, de padres españoles que emigraron por el sur del país vecino. "Mi madre cantaba en los concursos de flamenco organizados por las peñas y las Casas de España que había en Francia", recuerda el bailaor. Luego, a principios de los años noventa empieza a participar en cursillos de baile. Apenas tenía doce años y no se imaginaba que poco despues iba a decidir dedicar toda su vida a este arte. "Al principio fui a clase porque iba mi hermana Natalia, pero no quería porque sólo había chicas", cuenta Pedro Verdu con ironía.
Desde entonces no ha parado de bailar. Entre sus maestros, están Joaquin Grilo, Rafael de Carmen y sobre todo "Manuel Liñan, porque tiene la prticularidad de ser a la vez cláscio y moderno. Hace una mezcla de los dos aspectos que me parece perfecta". Pedro Verdu confia no buscar a figuras sino a personas cuyo baile le inspira y con quien se sienta a gusto. "Es una cuestión de carácter". Dentro del flamenco francés, el joven bailaor de Montpellier obtiene la unanimidad. "Como hay muy pocos hombres en el flamenco en Francia, he tenido la oportunidad de compartir numerosos escenarios con muchas bailaoras del país que buscan a parejas artísticas." Y es verdad que dentro de las riñas que a veces contaminan las relaciones entre los artistas flamencos franceses, Pedro Verdu simboliza una fe del querer compartir la pasión flamenca. En su baile y en sus relaciones con los demás, nada de conflictos ni de tensiones. Al bailar, tiene una mirada que refleja la voluntad de compartir. En la actualidad, Pedro Verdu y su hermana Natalia siguen con los espectaculos de su compañía flamenca Temperamento Andaluz y acaban de crear su academia: el Taller coregráfico y de arte flamenco (Centre chorégraphique et d'art flamenco, www.flamenco.fr). "Queremos que sea un lugar de encuentro para los flamencos, los aficionados flamencos y los que quieran descubrirlo. En la ciudad de Montpellier, no hay lugar de referencia en cuanto al flamenco y queremos que nuestra academia se convierta en un referente."
Texto y foto: Delphine Fabius
Cuando Pedro Verdu sube a un