Organizados por el Instituto de Cultura del Ayuntamiento de Jerez de la Frontera y con el patrocinio de la Caja San Fernando se han celebrado en la terraza del antiguo cine Astoria los cuatro viernes del mes de agosto sendos recitales flamencos. Estas citas con lo jondo, que constituyen ya clásicos y reputados eventos dentro de la oferta cultural jerezana, respondieron al formato establecido a lo largo de anteriores convocatorias: un cantaor/a consagrado/a, una figura con proyección y un valor emergente. El baile también gozó de su merecida atención con la inclusión de una joven promesa en cada una de las jornadas. Los artistas locales fueron una vez más mayoría aplastante, el público asistente heterogéneo, con notable presencia de turistas. La intensidad y el nivel artístico fueron en aumento a lo largo del ciclo.
Los dos epicentros flamencos jerezanos estuvieron ampliamente representados. Por Santiago comparecieron Joaquín el Zambo que sorprendió con una bambera de inicio para adentrarse posteriormente en estilos más afines al acervo de su barrio y, clausurando esta edición 2006, Fernando de la Morena con su tan personal forma de decir los cantes. Hizo soleá, fandangos, cante de trilla, seguiriya y bulerías.
Los aires Plazueleros llegaron de la mano de los Moneo. El Barullo primero y después su tío Luis dieron muestras de un legado jondo de muchos quilates que alcanzó altas cotas de solemnidad y dramatismo cuando ambos se adentraron en los terrenos de la seguiriya y la soleá.
Vinculada también a este barrio de San Miguel, Elu de Jerez hizo alarde de una amplitud de registros descomunal, de su cante temperamental y brioso -bulerías por soleá, seguiriya, tangos y bulerías- cuajando una brillante intervención que dio término a la tercera jornada.
Mariana Cornejo y Antonio Reyes aportaron al ciclo el sabor salinero. La gaditana, todo pundonor y profesionalidad, se sobrepuso a la reciente desaparición de su padre y cerró la primera cita con un más que digno recital -chuflillas, cantiñas, soleá y bulerías-. La actuación del chiclanero fue sin duda de lo mejor de este año. El sello caracolero se dejó ver en todo su repertorio -soleá, seguiriya, bulerías, fandangos e incluso zambra-, su afinación y modulación fueron sencillamente portentosas.
Esa misma noche, reapareció Ezequiel Benítez ante sus paisanos con los que logró una estrecha conexión al interpretar una variada serie de fandangos y unas bulerías de cierre en las que se acordó del Chozas.
En lo que a los artistas noveles se refiere, cabría destacar la soleá con aires alcalareños que interpretó El Almendro, la versatilidad artística de José Gálvez que, emulando a "trovadores flamencos" de otras épocas, salió al escenario guitarra en ristre y cantó y tocó por soleá, seguiriya y aires mineros, así como las buenas maneras que apuntaron Felipa la del Moreno y Gema la Cantarota.
La expresión bailaora vino propiciada por cuatro jerezanas -Jessica Brea, Carmen Herrera, Saray García y Estefanía Aranda - Soleares y bulerías fueron los estilos dominantes.
En definitiva, un ciclo de marcado sabor local, con el que se reivindica el protagonismo de la capital de vino en el contexto flamenco.
Texto y Foto: Julio de Vega López