“Un viaje para no perderse”
Judevelo.- 28/2/2011, 21 H.
Teatro Villamarta
Baile: Javier Barón, Carmelilla Montoya, Ana Morales, David Pérez, Antonio Molina “El Choro”.
Cante: José Valencia, Pepe de Pura y David Palomar
Guitarra: José Valencia, Pepe de Pura, David Palomar
Tres cubano: Raúl Rodríguez
Violín: Alexis Lefèvre
Percusión: José Carrasco
Dirección artística y coreografía: Javier Barón
Dirección musical: Faustino Núñez
Dirección escénica: Belén Candil
Creación audiovisual: Fernando González-Caballos
Me pregunto si fue algo meditado o se trató de mera coincidencia, lo cierto es que programar un recorrido musical y emotivo por el interior de nuestra región para la misma jornada en la que celebramos el día de Andalucía fue en cualquiera de los casos un hecho no exento de simbolismo. Un viaje de Alcalá a Morón, entre la campiña sevillana y las primeras estribaciones de la sierra, el espacio físico, memoria “baroniana”, en los que se inspira la última producción de la compañía. Una suerte de “road movie” muy flamenca, circular, de ida y vuelta, festera en su inicio y fin, donde el bailaor alcalareño cede protagonismo al resto del elenco para centrarse, integrarse incluso, en una soleá que sirve trinchada a lo largo de toda la obra. Un exquisito corpus musical y dancístico, variado, bien hilvanado, salvo pequeños lapsus ocasionados quizás por el lógico desorden en el disco duro de la infancia, interpretado a un gran nivel por músicos, cantaores y bailaores que intercambian sus roles sin ningún tipo de complejos.
Se aprecian en la propuesta guiños y evocaciones a míticos flamencos de ambos pueblos, alusiones directas al ciclo vital y festivo de este territorio. El Poeta de Alcalá asomó en las declamaciones de Palomar mientras la guitarra de Diego del Gastor acompañaba nuestro transcurrir por sembrados retros de girasoles y cereales. Los rengues en las ventas del camino daban lugar a fiestas y reuniones como las de antaño, aquellas en las que todos cantaban y bailaban. El recuerdo a Pepe Ríos, vínculo entre Javier y Morón, se vislumbró en el paso a tres bastón en mano que se marcaron los bailaores. El baile y el cante de Carmelilla por tangos-marianas con las guitarras pizzicatas y juguetonas de Rafael Rodríguez y Patino añadió variedad al espectáculo. La delicadeza y dulzura de los panaderos que bailan Ana Morales y David Pérez, el punto de sal y jocosidad de la murga, el grito en el cielo de José Valencia por saeta y por supuesto la farruca que se marca Javier con la complicidad de Raúl Rodríguez y Alexis Lefèvre fueron los sólidos argumentos de este redondo montaje. Otra de las joyas musicales con las que el revolucionario dúo violín y tres “cubamoronero” nos sorprendió fue la guajira que bailó el Choro. Lástima que Javier no se prodigara por este estilo. Para eso habrá otros viajes.