Rocío Márquez. Dispuesta a reinar
Web revista La Flamenca. Pedro Madroñal. Sevilla / Teatro Central / 15/9/2014 Fotos: José Montiel Márquez
Desde hace tiempo se sabe que una joven niña deambula por los campos marcheneros en busca de giros y quiebros de voz imposibles, arabescos mágicos y bajos de miel para devolver el lugar en la historia que merece José Tejada Martín, Pepe Marchena.
Anoche ese estudio pormenorizado de su obra se escenificó en el Teatro Central en uno de los espectáculos más esperado de la Bienal. La cantaora onubense, Rocío Márquez, se presentó en sus tablas con la confianza que otorga la afinación exquisita, la medida perfecta y el conocimiento estilístico más amplio de toda su generación dejando la sensación de haber desaprovechado esta oportunidad para reinar por méritos propios en el mundo de lo jondo, aunque su sitio lo tiene reservado.
Con un flamenco blanco, transparente y dulce como la caña cubana empezó Rocío la primera parte de su recital como continuación del trabajo discográfico a punto de salir al mercado, “El niño. Andando por los caminos marcheneros” que cuenta con la producción de un enorme Faustino Núñez.
Encuadrado de alguna manera en un flamenco más tradicional y con la guitarra deliciosa de Manuel Herrera comienza con la granaína del revés, un intercambio de papeles entre la garganta y la sonanta, entre Márquez y Herrera, para seguir ofreciendo la cara más reconocible de Pepe Marchena, sonidos de ultramar con la guajira, el punto y la milonga al que se ha sumado Raúl Rodríguez con su tres cubano. Espectacular Rocío.
En fandangos y tarantas demuestra sus registros más extremos cantando en maestra para seguir con el Romance a Córdoba, ya con el maestro Pepe Habichuela a su izquierda, jovencísimo en su propuesta de acompañamiento, antiquísimo en su jondura. Este recitado de gran complejidad rítmica y recurso vocales nos resulta atractivo como recuperación de estilo pero de poco peso artístico.
El mejor momento de la noche sin duda llega por seguiriyas. Así es. Marchena era milongas y recitados pero también seguiriyas, soleá o polos y desde el imponente temple de la onubense hasta el cierre con el macho valiente la música jonda estremeció sin concesiones. Demostración de lo que es capaz.
Ahora Rocío busca no el sonido del maestro sino su filosofía artística, su afán por la vanguardia y la experimentación traída a la segunda década del siglo XXI, de la mano de Pedro G. Romero. Se suben Los Mellis para coros y palmas, Raúl Cantizano con la eléctrica y Antonio Montiel con la batería para jugar con la música, su percepción y las emociones que provoca, aquí se siente la originalidad del Niño de Elche que cantó junto a su amiga en esta segunda parte.
El resultado desigual con una bonita propuesta de la colombiana y sus orígenes musicales o la original composición “Los esclavos”. Se escuchan desafinaciones provocadas, estribillos, modulaciones tímbricas forzadas, sonidos guturales, conectada con la herencia morentiana en un intento de transgresión que terminó por restar importancia a una deliciosa primera parte al mostrar dos cantaoras equidistantes en un mismo espacio y tiempo.
Rocío cuenta con todo lo necesario para mandar en el cante, elegancia, cualidades, actitudes y aptitudes, maneja el escenario y público, y tiene gusto estético para derramar, a todo esto hay que unirle su ganas de aportar, su inquietud musical, su estudio y el respeto a los grandes de la historia pero el sillón de la reina aún le espera.
Ficha artística:
Espectáculo: Andando por los campos marcheneros Estreno absoluto /Teatro Central / día 14/9/2014
Cante: Rocío Márquez
Toque: Pepe Habichuela y Manuel Herrera
Guitarra eléctrica: Raúl Cantizano
Batería y percusiones: Antonio Montiel
Voces: Niño de Elche, Antonio y Manuel “Los Mellis”
Tres cubano: Raúl Rodríguez