Revista La Flamenca: Revista nº 3 /año 2004 Marzo Abril
Considerada por todos la reina del baile flamenco del siglo XX, Carmen Amaya se inició en el mundo del espectáculo desde muy joven. En sus comienzos su nombre artístico fue "La Capitana". A los seis años debutó, de la mano de su padre (el tocaor "El Chino") en su ciudad natal, Barcelona, y ese fue el comienzo de una carrera imparable, que la encumbró en lo más alto y le mereció el reconocimiento absoluto de su maestría y saber dentro del difícil mundo del baile flamenco.
Tras recorrer todos los lugares emblemáticos de la geografía catalana, debutó en París, en el Teatro Palace, junto a La Faraona y Carlos Montoya. En 1923, con tan sólo 10 años de edad, viaja por vez primera a Madrid, donde baila en un local situado en los bajos del Palacio de la Música. Al año siguiente, comienza su primera gira por diferentes ciudades de la geografía española, formando parte de la Compañía de Manuel Vallejo, gran cantaor de la época.
Otro grandísimo cantaor, José Cepero, la lleva al Teatro español de Barcelona y actúa, en 1930, en la Exposición Internacional, que por entonces se celebraba. A partir de aquello comienza una carrera imparable, siendo requerida por los principales teatros y festivales.
Siendo ya muy famosa, rueda en 1935 su primera película, La Hija de Juan Simón, junto a Angelillo, y forma parte de varias Revistas Musicales. Tras esta primera incursión en el mundo del cine, protagoniza más tarde el archiconocido film María de la O, donde obtiene el gran reconocimiento del público.
En 1936, le sorprende la Guerra Civil en Valladolid y se traslada a Lisboa, acompañada, entre otros, por su padre y por el pianista Manuel García Matos. Seguidamente, viaja a Buenos Aires, donde debuta junto a los geniales guitarristas Ramón Montoya y Sabicas, en el Teatro Maravillas, obteniendo un clamoroso éxito de público y crítica, y teniendo que intervenir, incluso, las fuerzas de seguridad, para calmar al alborotado público que se daba cita en las taquillas.
A partir de entonces, realiza una extensa gira por países iberoamericanos (Uruguay, Brasil, Venezuela, Chile, Colombia, Cuba, Méjico...), donde combina actuaciones y películas. Su fama alcanza ya cotas impensables para el baile flamenco de la época.
En 1941, viaja a Nueva York y, tras una memorable actuación en el Carnegie Hall, es invitada por el Presidente Roosevelt a una fiesta privada en la Casa Blanca, donde le regala una chaqueta bolera con incrustaciones de brillantes. Aparece en la portada de la revista Life y se convierte en referente cultural de los grandes artistas, en todos los ámbitos, del Nueva York más vanguardista.
Después de triunfar en todas sus actuaciones y de protagonizar infinidad de películas, vuelve a Europa para presentarse en los Campos Elíseos de París, en Londres y en otras ciudades europeas. Tras un breve retorno a tierras americanas, vuelve a Madrid con el espectáculo Embrujo Español, y es tal el éxito que vuelve a obtener, que vuelve a iniciar una gira por Europa y América, siendo felicitada personalmente por la Reina de Inglaterra y apareciendo una fotografía en la prensa inglesa con el subtítulo de Dos Reinas frente a frente.
En 1959 protagoniza la gran película, Los Tarantos, e inauguran en Barcelona la Fuente de Carmen Amaya, en medio del clamor popular.
Continuó bailando y recorriendo el mundo hasta que muere, en 1963, a causa de una enfermedad renal, causando una enorme consternación en el ámbito flamenco y artístico mundial.
Tras su muerte le fueron otorgados numerosos premios y distinciones, entre los que destacan la Medalla del Mérito turístico de Barcelona, el Lazo de Isabel la Católica o el Título de Hija Adoptiva de Bagur.
Sus cualidades:
La gran personalidad de Carmen Amaya ha sido glosada por críticos, flamencólogos y escritores, y exaltada por poetas y aficionados. Su baile no puede explicarse a la luz de ninguna técnica. Era tan auténtico como ella misma. Sabía mezclar el descaro, e incluso lo "técnicamente incorrecto", con la elegancia más sutil y las formas más elevadas. Su baile pellizcaba en los adentros y llegó a lo más hondo de todos cuantos supieron apreciar su sensibilidad extrema. La ficción no entraba en sus esquemas. Siempre sorprendía. Era fuerza y tesón, dureza extrema, verdad impoluta... Hasta sus críticos iniciales tuvieron que rendirse ante tanto derroche de arte puro. Precisión y carácter. Vida, alma...era, simplemente...Carmen Amaya.
Discografía reeditada:
CARMEN AMAYA (En Familia). Fods Records
CARMEN AMAYA (Grabaciones Discos de Pizarra. Años 48-50), Discmedi
CARMEN AMAYA (Grands Cantaores du Flamenco), Harmoni Mundi