Entre los días 18 y 27 de Agosto se celebró en la murciana localidad de Lo Ferro (Torre Pacheco), la fase final del XXVII Festival Internacional de Cante Flamenco de Lo Ferro. Medio centenar de cantaores procedentes de toda la geografía nacional han participado en la fase previa de selección, realizada los sábados de los meses de Junio y Julio en el flamenquísimo patio de la Peña Melón de Oro, donde todos los aspirantes han tenido la ocasión de mostrar in situ sus cualidades artísticas ante el público y el jurado. El hecho de recibir uno a uno a los concursantes durante los meses anteriores a la fase final del concurso supone un notable y prolongado esfuerzo organizativo que hay que agradecer a los miembros de la peña, ya que estas veladas se han constituido en un punto de encuentro entre artistas y aficionados, en un caldo de cultivo para la afición.
Tras la exitosa participación en ediciones anteriores del festival de cantaoras como Nieves Díaz (melón de oro 1997), Maria José Pérez (Melón de Oro 2003) o Gema Jiménez (Melón de Oro 2004 y Lámpara Minera 2005), y la cada vez mayor participación de féminas en el concurso, la edición de este año ha querido hacer especial incidencia en la mujer cantaora, con la celebración de una gala en la que participaron Esperanza Fernández, Carmen de La Jara, el baile de la jovencísima Cynthia Cano de tan sólo 12 años de edad, en una velada en la que, discriminación positiva al margen, también participaron Domingo Herrerías y Fernando Terremoto. Aunque el momento más sentido de la vigésimo séptima edición lo protagonizó una elegante Dolores Abril que fue homenajeada en el merecido tributo rendido a la memoria del maestro Juanito Valderrama, quien en su día no sólo animó la creación de un cante autóctono con denominación de origen, la Ferreña, sino además asentó una forma de interpretarlo.
Un total de doce cantaores accedieron a participar en la fase semifinal del concurso realizada los días 24 y 25: Roque Barato (Ciudad Real), Manuela Pérez Laino (Huelva), las cordobesas Rosa María Morales y Anabel Castillo, Juan Fuentes Pavón (Linares), Pedro Cintas (Badajoz), los gaditanos Raúl Alcántara "El Troya" y Nazaret Cala, Maria José Carrasco (Sevilla), Raquel Cantero (Cáceres), Marcelino García (Guadalajara), y Ángel Moreno (Valencia). Todos ellos estuvieron arropados por las espléndidas guitarras de Antonio Carrión y Antonio Fernández "El Torero". La fase semifinal fue rematada por la espectacular actuación de Falete, cuyo corazón sincero y flamencura arrebataron al público por la riqueza de sus registros, en los prodigiosos alardes vocales que atesora su voz, a través de los que poesía y música brotaban de sus entrañas como un manantial de emociones, un expresivo caudal entre el virtuosismo y la bohemia marginalidad, donde resonaron los ecos de Caracol, de Lola Flores o Bambino. Falete rememoró a Rocío Jurado y con certeras palabras valoró la labor que realizan los festivales en la promoción del flamenco y de los artistas, y añadió: porque yo soy flamenco.
De entre los concursantes, tan sólo siete pasaron a la final celebrada el día 26, en la que se repartirían un total de 33.000 euros. Esa noche todos los participantes mostraron lo mejor de sí. No es un tópico, conforme transcurrían las horas los pronósticos cambiaban. Los 12.000 euros del preciado Melón de Oro, al cantaor más completo, recayeron finalmente en Marcelino García (1961), quien interpretó y matizó con temple y destreza la soleá, granaína y media, petenera y ferreña. Los 6.000 euros del premio a la mejor ferreña recayeron en Raúl Alcántara "El Troya", de tan sólo 24 años de edad. Un técnico e inspirado Roque Barato (1956) consiguió el premio a los cantes procedentes del fandango. Pedro Cintas, quien a sus 29 años ejecuta con vigor y conocimiento el clasicismo de la línea de Calixto Sánchez, en la anterior edición obtuvo el premio a la ferreña, y en esta apuntaba muy alto a tenor todas sus intervenciones, obtuvo el premio al grupo de los cantes aflamencaos. El premio a los cantes de ritmo recayó en Maria José Carrasco (Los Palacios, 1974), el grupo de los cantes de levante en Nazaret Cala (Puerto de Sta María, 1981), y los cantes básicos fueron para Juan Fuentes Pavón (Linares, 1962). El tiempo de deliberación del fallo del jurado lo llenó la actuación de un exuberante Joaquín Grilo, quien hizo temblar con su poderoso tacón el escenario ferreño, pleno del viril encanto de las figuras del bailaor jerezano, de sus guiños, de su simpatía y su enorme presencia escénica. Un magnífico colofón para completar un festival variopinto y con personalidad propia que arrancó con una velada dedicada a la copla, otra de reconocimiento al trobo, una lección magistral a cargo del incombustible Chano Lobato, y la gala benéfica que este año fue a favor de la Asociación española contra el cáncer con las actuaciones de Gema Jiménez, Miguel de Tena y Manuel Cuevas. Acto reseñable fue la medalla de oro concedida al compositor Antonio Gallardo Molina.
No ha llovido mucho, pero si ha pasado algo de tiempo desde que allá por 1980 un grupo de vecinos de esta aldea del campo de Cartagena dirigidos por Sebastián Escudero, fundador y director artístico del festival, se animaran a realizar una velada flamenca con motivo de las fiestas locales hasta llegar a convertir este festival y su melón de oro en uno de los galardones más prestigiosos, con gran participación de artistas y una suculenta dotación económica. Nuevos aires corren por este festival con la mayor implicación del Ayuntamiento de Torre Pacheco en la realización del mismo, así como con la anunciada construcción de un auditorio que albergará la realización de las ediciones venideras. Esperemos que la actuación municipal aumente la proyección de un ya consolidado festival, sin merma alguna en la idiosincrasia popular del evento y en los logros artísticos y humanos tan afanosamente alcanzados por la Peña Melón de Oro durante estos veintisiete años.
Texto: Julián Pérez Páez - Foto: Paco Aparicio