Yjastros: The American Flamenco Repertory Company no está al nivel del Festival de Jerez.
Revista La Flamenca. Jaime Trancoso. 1/3/2023
Había mucha expectación por conocer a la compañía norteamericana Yjastros, pero la verdad es que el nivel de la formación dejaba mucho que desear. Técnicamente anquilosada en los años ochenta, con un vestuario totalmente fuera de contexto y quizás lo peor era el nivel del cante, la compañía no estaba para programarse en la cuna del flamenco dentro del marco del festival con el alto nivel de exigencia que estamos viendo en este gran certamen.
En el programa constaban numerosas piezas trabajadas por célebres coreógrafos españoles. Comenzaron por seguiriya con un nutrido cuerpo de baile de nueve bailaores más el director artístico Joaquín Encinias. Círculo, a medio camino entre el ritual religioso y la lucha por los derechos del pueblo nuevo mexicano, contaba con una coreografía de Marco Flores y música de Jesús Torres.
Xicano Power llevaba el sello de Israel Galván, pero algunos gestos resultaban un poco camastrones, sin fuerza. La rondeña musicalmente muy correcta, aunque el vestuario parecía más apropiado para los prom, la fiesta de graduación del instituto en los Estados Unidos. José Fernández cantó de manera muy sentida “Qué no daría yo”, de Manuel Alejandro, acompañándose a sí mismo, pero no sabíamos muy bien qué pintaba ahí. Al otro lado del Atlántico esta formación amateur podría ser aceptable, pero no en el prestigioso Festival de Jerez. La caña vino a rescatar un poco ese entuerto.
La suite coreografiada por Estevez y Paños, mucho más rica en estilo y sugestiva que todo lo anterior, presentaba a la compañía en diagonal, con faldas con mucho vuelo y vistosas. Al final también vimos bailar a Joaquín Encinias, que técnicamente conservaba el estilo de los antiguos.
Resulta interesante comprobar lo que se está haciendo en otros países, así como el respeto que tienen por bailar en Jerez. Si bien, no apartaron mucho al festival, sin pena ni gloria pueden enorgullecerse de ponerlo en su curriculum de manera anecdótica como el gran hito de sus carreras, aunque Encinias haya bailado en el prestigioso Kennedy Center de Washington D.C. o como solista en el Festival Flamenco Alburquerque. Es más, podría resultar un agravio comparativo para nuestras compañías que ellos vengan aquí gratuitamente con este nivel medio-bajo cuando hay ahora mismo una propuesta de ley que plantea subir las cuotas para obtener las visas de trabajo, para poder actuar nosotros en los Estados Unidos, de seis mil a ocho mil dólares americanos.
Había mucha expectación por ver a Paula Comitre, junto a la bailaora de contemporáneo Lorena Nogal, en su primer espectáculo de dirección propia, “Alegorías (El Límite y sus mapas)”. Mucho se había dicho de su estreno en Bienal o en el Chaillot y la verdad es que ambas son unos portentos tanto a nivel físico como interpretativo. Ambas cuentan con una precisión asombrosa, los pasos a dos están muy trabajados y se centraron más en lo que les une llegando a un lenguaje común similar y sincrónico.
Una tela colgada de la vara que sólo cubría parcialmente el fondo escénico servía para representar el mito de la caverna de Platón, la alegoría sobre la realidad de nuestro conocimiento, aquella obra dialogada que se encuentra en el libro VII de la obra República de Platón. Al comienzo del espectáculo es cierto que había ese muro entre los dos lenguajes escénicos, pero el conocimiento y el trabajo le llevó a buen puerto, comunicándose y dialogando entre ellas, rompiendo los muros entre el flamenco y el contemporáneo.
Para ello se centraron más en lo que les une que lo que las diferencia. Por ejemplo, en el abanico encontraron elementos que entrelazaban su vocabulario común y el trabajo, sin dar cabida a la improvisación, unía los dos idiomas. Si bien, es cierto que los ojos se nos iban para la agilidad, facilidad y la virtuosidad de Lorena Nogal.
¡Perrate lo bordó! Se desenvolvió como pez en el agua con una impresionante naturalidad, a pesar de que tenía que hacer más efectos sonoros, como todo tipo de murmullos y ritmos, que cantar propiamente. Apoyado sobre la chácena nos cantó con efectos de eco mientras las dos bailaoras compartían una impresionante bata de cola que cayó intencionadamente desde las varas en un efecto poco convencional pero que sorprendió por lo efectista a toda la sala. Juan Campallo también estuvo muy imaginativo.
Colocar la batería del percusionista Rafael Moisés Heredia sobre una plataforma con patas, que más bien parecía un barco donde navegaba toda la compañía, dio mucho juego. Muy interesante ver también seguir la evolución y trayectoria de este joven percusionista, desde el flamenco tradicional a la experimentación en aras de seguir acompañando a su pareja. Estamos seguros de que en Francia y por toda Europa van a conseguir muchos éxitos más con esta novedosa experimentación. Al final, ambas se fundieron en la misma tela-gasa donde al principio solo cabía una, lograron romper ese muro que las separa. De duración también estuvo, genial, 1h 15 min. ¡Chapó!