Triunfo apoteósico del guitarrista trianero en su recital “Parque de María Luisa” en el Teatro de la Maestranza de Sevilla
Web Revista La Flamenca. Luis M. Pérez Sevilla (Teatro de la Maestranza) 22/11/2015 Fotos: Pepe Montiel
Emocionante. Qué otra palabra si no. Cómo se cuenta a quien no estuvo presente lo que sucedió anoche en el Teatro de la Maestranza. Cómo sacar adelante el texto sin dejarse llevar por el exceso, si la hipérbole facilona del cronista que llega a casa entusiasmado acecha detrás de cada imagen, de cada frase elegida sin tocar el freno, qué gusto derrapar en cada curva sin caerse. Calificativos rimbombantes, nombres abstractos, adverbios terminados en mente…
Don Rafael Riqueni del Canto (Sevilla, 1962) nos emocionó más de una y más de diez veces anoche, en un concierto que pasará a los anales de la historia de la guitarra española. Se hablará de ello durante años, quizás lustros, te acuerdas de aquella anoche en el Maestranza, yo estuve allí. Qué manera de tocar, qué barbaridad, esto no se ha visto nunca aquí… eran solo algunos de los comentarios que nos cruzábamos unos y otros en el patio de butacas. Desde las alturas del teatro algún espectador le daba las gracias ¡las gracias! por el disfrute, otros le arrojaban piropos en forma de flor, esa flor de loto que flota en el estanque del parque, o esas rosas que Rafael recogía en su infancia para guardarlas en su guitarra.
Hubo incluso quien en el obligado descanso (dos horas y media de guitarra pueden llegar a cansar incluso cuando se trata de Rafael Riqueni) se atrevió a decir que “Parque de María Luisa” es la mejor obra musical que se ha dedicado jamás a Sevilla. No me atrevería yo a tanto, aunque tampoco podría argumentar nada en contrario. Lo que sí puedo asegurar sin tomar muchos riesgos es que la interpretación del trianero va a marcar un antes y un después en el modo de acercarse a la guitarra solista.
La obra ya se había estrenado con anterioridad en el Teatro Lope de Vega de Sevilla el 15 de septiembre de 2011. No estamos hablando de música flamenca, aunque todo lo que interpreta Riqueni tiene al flamenco como punto de partida. Es música clásica andaluza. El recital supuso también en aquella ocasión el regreso de Rafael después de una larga temporada alejado de los escenarios y se filmó íntegramente para un documental sobre el artista dirigido por Francisco Bech. Las entradas eran solo por invitación y la fórmula elegida fue parecida a la de ayer: una primera parte con “Parque de María Luisa” y una selección de piezas de discos anteriores.
Para esta ocasión Rafael ha elegido un gran formato, con un cuarteto de cuerda, piano, saxo, el contrabajo de su inseparable Manuel Calleja, la percusión de Luis Amador y a Fyty Carrillo como segunda guitarra. Todos estuvieron impecables y se adivinaban horas y horas de trabajo detrás de la extraordinaria conjunción. Con este formato
Rafael podría iniciar una gira internacional y presentarse sin complejos ante cualquier audiencia del mundo.
Impresiona ver al maestro sentado, la pierna derecha cruzada elegantemente sobre la izquierda, el regazo perfecto donde acunar esa máquina de música a la que arranca una musicalidad imposible. No hay rasgueo en “Parque de María Luisa”, solo trémolos que imitan el sonido de estorninos, mirlos y jilgueros, falsetas imposibles sin descomponer la figura, qué fácil parece y qué difícil es eso, dicen los que chanelan de toque. Y el alma cosida a las seis cuerdas, que parecen doce ¿o son cuatro manos las que zurzen mi corazón de acordes con arpegios, de arpegios con acordes, en la fuente de las ranas, en la glorieta de los hermanos Álvarez Quintero o en la isleta de los Patos?
Solo el compás delata al flamenco palpitando debajo de su camisa blanca, son tangos, los del Monte Gurugú, por ahí debe de andar la de los Peines, suenan palmas por bulerías, qué buen saxofonista ese Gautama del Campo.
Y en la segunda parte, después de la emoción clasicista y contenida que emana de los arcos de violines, viola y violonchelo, llega el toque flamenco. Ovaciones atronadoras detrás de cada pieza, la taranta y la rondeña de su último disco “Alcázar de Cristal”. La soleá, la que le tocó en la Bienal a Canales en el Lope de Vega el año pasado, y que le llevó en volandas a ganar el Giraldillo a la Maestría. Fandangos dedicados a su adorado Niño Miguel. ¿No queríais rasgueos? Y bulerías, vengan bulerías, con flamenquísimo piano, para Manuel Molina y Lole Montoya. Y el público en pie, un padre con lágrimas en los ojos abraza a su hijo en la fila de delante. De regalo unas rumbas inéditas y una sesión de jazz a modo de pataíta en fin de fiesta. Cómo expresarlo si no es con esa guitarra en las manos. No hay palabras. Emoción, Riqueni emociona. Pues eso.
Ficha artística
Espectáculo: Parque de María Luisa / Teatro Maestranza de Sevilla 21/11/2015
Guitarra: Rafael Riqueni
Segunda guitarra: Fyty Carrillo
Violines: Bruno Axel y Alan Andrews
Viola: Gonzalo Castelló
Violonchelo: Gretchen Talbot
Flauta / Saxo: Gautama del Campo
Piano: Chiki Cienfuegos
Contrabajo: Manuel Calleja
Batería y percusión: Luis Amador