El músico sevillano dio un repaso a su trayectoria artística con un recital antológico en el Teatro Lope de Vega de Sevilla.
Web Revista La Flamenca. Luis M. Pérez. Teatro Lope de Vega, Sevilla. 31/1/2018
De chiquitito las cosas se ven muy claras, el mundo se divide entre lo tuyo y lo mío, los buenos y los malos, lo quiero o no lo quiero. Vas cumpliendo años, porque entre los quince y los veinticinco te encanta cumplirlos deprisa, y la cosa se va enredando, aparecen sentimientos que ni siquiera sabías que existían, que si pertenencia al grupo, rebeldía, ansias de libertad. Aunque sigue habiendo buenos y malos, la línea ha cambiado de plano: están los míos, los que son como yo, y los otros, los que no lo son. Mi música, por encima de todo; el resto, no vale nada.
Y uno sigue cumpliendo años, ay, y pasa de rockero a Silvio, de Pata Negra al flamenquito, de Jesús de la Rosa al flamenco. Y ya no sales de ahí, porque, cuando te pica el bicho de lo jondo, te sientas cómodamente entre palo y palo del cante y ahí te las den todas, le ocurre a cualquiera. Pues no, fíjate, a Raimundo no le pasa ni le pasará.
Raimundo Amador Fernández (Sevilla, 1959) lleva cuarenta años defendiendo su música por los escenarios de todo el planeta. Nació en el seno de una de las sagas más importantes del cante, el toque y el baile sevillanos. Es gitano y flamenco hasta respirando, pero a él le picó otro bicho cuando era un chiquillo y su padre encontró trabajo en la base americana de Rota. Él y sus hermanos se dieron de bruces con toda aquella música en inglés que escapaba de la emisora militar, y se comieron a dentelladas cada disco de Jimy Hendrix que caía en sus manos. Y desde que cayó en sus manos una guitarra eléctrica, Raimundo no ha dejado de ser rockero.
Rock del bueno es lo que hubo anoche en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, te digo una cosa, que no es ni mucho menos el mejor lugar para un concierto de rock, que cuando sigues el ritmo endiablado con el pie le mueves las butacas a tus compañeros de fila. Nadie se atreve a levantar los brazos para dar palmas, ni, a falta de mecheros, crear paisajes de lucecitas a base de pantalla de móvil.
Rock&Roll de muchos quilates, con una banda extraordinaria y muy conjuntada, con demasiados decibelios para los flamencos que ocupaban las primeras filas del patio de butacas. Porque fueron muchos de éstos a ver a Raimundo, al fin y al cabo el espectáculo se llama “40 años de Flamenco y Blues”. Se fueron sucediendo los temas, versiones de los clásicos, versiones rehechas de los tiempos de Pata Negra, y de flamenco, lo que se dice flamenco, lo único que había eran las hechuras y los andares de Raimundo.
Raimundo está en un espléndido estado de gracia, y de forma, no te digo “na”, que estuvo más de dos horas sin parar de tocar la guitarra. Y qué forma de tocar. Porque cantar, lo que se dice cantar, ya no canta. Toca y toca sin parar, convierte las joyas de Pata Negra en piezas instrumentales y, de vez en cuando, comparte con el público un estribillo con letras inventadas. Siempre nos gustó cómo le saca quejidos flamencos a esa Fender o a esa Gibson maravillosas, o cómo sus falsetas de guitarra acústica suenan a verdad nacida en el mismo delta del Mississippi.
Hasta que salió a escena Torombo, la elegancia gitana debajo de un sombrero blanco. Levantó sus manos y barrió las tablas del teatro viejo, una pataíta breve, que es perfume caro y bueno. Y salió Bobote sin su Eléctrico, al que Amador dedicó el final de fiesta, invitando a Emilio Caracafé a unirse al trío de guitarras, ahora sí, flamencas. La voz de Guillermo Manzano, al compás de las palmas de esos monstruos, recordó a los presentes la primera mitad del título del espectáculo, y el baile majestuoso de Pepe Torres, soleá y bulerías, devolvió a unos el gozo de ser flamencos, a otros el precio pagado por su entrada.
Ficha artística:
Espectáculo: Raimundo Amador, 40 años de flamenco y blues
Lugar y fecha: Teatro Lope de Vega, Sevilla. 30/1/2018
Guitarra y voz: Raimundo Amador.
Guitarra eléctrica: Humberto Girón.
Bajo eléctrico: Poti Trujillo.
Percusión: Raimundo Amador Jr.
Artistas invitados: José Soto “Sorderita”, Toñi Amador, Emilio “Caracafé”, Bobote, Torombo, Pepe Torres y Guillermo Manzano.