El sábado 11 de noviembre, despedíamos a una de las pocas artistas que aún conservaban en su estilo la pureza racial del baile de Triana.
Revista La Flamenca. R. De la Villa. 13/11/2023 Foto: ©Studio Ernest
Este segundo fin de semana de noviembre se tornaba triste, pues bien temprano, el sábado 11, corría la voz del fallecimiento de Angelita Vargas, bailaora pura y racial de Triana.
Y es que aunque Angelita llevaba unos años atravesando por baches de salud, y finalmente, un ictus y un derrame cerebral fueron el detonante para despedir a esta grande del flamenco.
Ángela Vargas Vega, que es su nombre de cabecera, nacía en el arrabal sevillano, en el barrio de Triana, en el 1946. Fue una cantaora y bailaora gitana. Y es que aunque no muchos lo supieran, puesto que finalmente se le ha conocido como bailaora, Angelita, llegó incluso a grabar un vinilo de cantes festeros bajo el nombre artístico de Angelilla la Gitanilla, apodo que le puso Matilde Coral y Rafael El Negro.
Comenzó su trayectoria como artista con tan sólo tres años por eso se dice aquello de que aprendió a bailar casi antes que a andar. Con ocho ya actuaba en Festivales por toda España encandilando con su baile a los aficionados desde entonces.
Con 13 años fue su debut bailando por tientos en el tablao del Hotel Murillo, para más tarde trabajar en el Tablao Los Gallos, o en el tablao madrileño “Las Brujas”.
El arte lo llevaba en los genes, por ello destacó, en el baile desde muy niña, siendo una de las mejores de todos los tiempos, pues siempre fue fiel a la escuela trianera, pura y con gitanería, destacando su feminidad, el movimiento de las manos y el apego a la más jonda tradición.
Angelita contrajo matrimonio con José Cortés "El Biencasao" con quien formó un trío junto a su hijo Joselito, siendo este el último empujón para que a partir de entonces, su nombre apareciera en los más importantes y prestigiosos festivales flamencos del verano andaluz erigiéndose como una figura conocida internacionalmente, viajando por el mundo con su propio elenco o bien en las compañías de Curro Vélez, Matilde Coral y José Greco.
Así pues, intervino en el aclamado montaje "Flamenco Puro" que causó sensación primero en París, durante el Festival d'Automne, y más tarde en Nueva York, donde estuvo una temporada en Broadway.
Hizo además, giras por Holanda, Alemania, Sudamérica, Japón y otros países. Fue presentada, junto a su familia, en el Teatro Lope de Vega durante la VIº Bienal de Flamenco de Sevilla, e intervino como solista en el espectáculo “La Diosa”, de Manuela Carrasco, representado en Madrid y Sevilla. A partir de ahí compaginó sus actuaciones con la enseñanzas, destacando en 1996 en “Mujeres”, junto a Merche Esmeralda y Sara Baras.
El Teatro Lope de Vega la presentó con Aurora Vargas en "Azabache y Coral" en abril de 1997, y en 1998 actuó en "Huellas: Antología de un tiempo" en el Teatro de la Maestranza. Presentó su grupo en la Expo'98 de Lisboa y realizó gira como integrante del proyecto "El Flamenco y el Son Cubano" que le llevó a Japón con su compañía después de causar furor en el Queen Elizabeth Hall, Londres y el National Concert Hall, Dublin dentro del ciclo "Women in Tradition.
En la X Bienal de Arte Flamenco, protagonizó con su grupo el espectáculo "Extremo Puro", que pretendía subrayar el particular estilo oriundo de su región natal. En abril de 1999 Angelita volvió a presentar su grupo en el Teatro Lope de Vega de Sevilla dentro del ciclo Noches Flamencas, y a finales de abril actuó en el Vredenburg de Utrecht, en Holanda, en el espectáculo "Una Noche de Flamenco Puro". Intervino en la última edición del Festival Musiktriennale Koln, evento alemán de máximo prestigio.
Sin olvidar espectáculos como “Jacaranda y Azahar” de 1999, junto a la también sevillana Isabel Bayón; “El duende del baile” en el 2000, obra de la propia Angelita; “Gitanas” en el 2006, junto a Rosario la Farruca, Pilar la Faraona y Juana del Revuelo, o “Negro como la endrina”, donde compartió escenario con Concha Vargas, en 2008.
En el 2011 un infarto celebrar que le paralizó el cuerpo, misma causa que ha acabado con su vida terrenal, la retiró de los escenario.
Desde entonces recibió diferentes homenajes y tributos entre los que destacan el de la Peña Torres Macarena en 2012 y 2016; el I Premio Curro Vélez en 2012 en reconocimiento a su trayectoria y coraje; Trianera de Honor en 2013; tiene una glorieta con su nombre en San Juan de Aznalfarache, localidad donde residía…
Con la marcha de Angelita Vargas, quien hablaba bailando, decimos adiós a una de las últimas exponentes del baile racial, gitano y puro de la escuela trianera, aunque ella insistía en que su escuela era la de Farruco, traída a su terreno.
Las soleares, los tangos, las bulerías y las alegrías ya no se bailarán igual que antes, Y es que como decíamos en una entrevista que le hicimos, en Revista la Flamenca en el año 2007, cuando Angelita bailaba “se estremecen los corazones, se desabrocha el alma y fluyen caudalosos los ríos de lágrimas del manantial de lo jondo”.