Una reliquia literaria del flamenco en la que a través de 33 entrevistas descubriremos fascinantes testimonios de veteranos de lo jondo, aquellos que formaron los cimientos de este arte universal.
Revista La Flamenca. R. De la Villa. 1/12/2022
Hoy hablamos de una gran obra flamenca literaria, de un libro que aunque llevaba mucho tiempo hilado en la memoria de su autor, los caprichos del destino no lo ha hecho tangible hasta año.
Se trata de “Flamencos. Viaje a la generación perdida”, una obra editada por la Editorial Almuzara en colaboración con la Fundación Machado, la Fundación Cajasol, La Federación Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas y la Fundación Blas Infante.
El libro póstumo de Manuel Herrera, ese flamenco de Casariche, que sin saber cantar, ni bailar, ni tocar la guitarra supo hacerse un hueco en el flamenco, pues durante toda su vida trabajó de forma incesante la defensa, la promoción y la introducción en las escuelas del Flamenco como seña de identidad del pueblo andaluz.
Por citar solo algunos datos del autor de este libro, podremos decir que Herrera fue promotor y director de la Bienal de Flamenco en las ediciones de 1998, 2000 y 2002 y rigió durante tres décadas los Jueves Flamencos del Monte y Cajasol de Sevilla; fue creador de la revista Sevilla Flamenca, pero también articulista y director. Autor de varios libros: "A la sombra de la Alameda, vida y obra de Eduardo de la Malena", "Andalucía, tierra, hombres y afanes" o "Del flamenco a todas las músicas". Fue galardonado con la Cruz de Alfonso X en 1983 y en 2021 declarado Hijo Adoptivo de Sevilla. Uno de sus últimos actos públicos fue que pronunció el pregón inaugural de la Bienal 2020 en el Real Alcázar de Sevilla, meses antes de su muerte.
Pero la sombra de Herrera es tan larga en el flamenco, que incluso después de su muerte sigue regalándonos momentos y obras únicas. Y sí, hablamos de este libro póstumo, una obra monumental que a pesar de llevar escrita más de 30 años en los casette de su autor, no fue hasta el confinamiento, cuando le dio forma literaria a las mismas, y ahora, al fin podemos disfrutar de ella, siendo sin duda su mayor y más preciada herencia para con nosotros, una deuda que tendremos siempre con él pero de la que podremos estar eternamente agradecidos.
Manuel Herrera un erudito del flamenco, que como hemos citado con anterioridad, sin cantar, tocar o bailar, ha sido y será, por siempre, un grande de lo jondo. Y gente grande hacen obras grandes, y para muestra este libro del que hoy hablamos, “Flamencos. Viaje a la generación perdida”.
Herrera, conocedor de sobra del flamenco, pero ante todo un apasionado del mismo, ha querido dar visibilidad a esa “generación perdida” de lo jondo que a sabiendas o no, fueron los pilares del flamenco.
Pero lejos de ser un libro biográfico de artistas más o menos famosos, que triunfaron en grandes escenarios o que conquistaron sus barrios y patios de vecinos a compás, Herrerra nos trae un muestreo de un número considerable de personajes, con perfiles muy variados, hombres y mujeres del cante, el baile y del toque, de los más diversos estilos, de diferentes puntos geográficos con un análisis no solo biográfico, sino también antropológico y social.
Nos lleva a la esencia, a la anécdota, a lo puro, para dar fruto a una obra escrita con cariño, con conocimiento, con pasión…
Todo ello, a través de 33 entrevistas de una casi exhaustiva nómina de cada treinta y cinco artista, grabadas entre 1982 y 1990, de las cuales algunas de ellas pasaron ya a papel en su revista Sevilla Flamenca, una cabecera de Manolo Herrera, y otra meritoria de este flamenco que pellizcaba el alma.
Si nos adentramos en sus páginas llegará un momento que dejaremos de leer, para pasar a escuchar cada una de estas entrevistas. Pasaremos a sentarnos al lado de ese ramillete de artistas que aun no siendo muy famosos, sí eran conocidos entre los aficionados, como La Piriñaca, La Sallago, El Perrate… para conocer a esos grandes desconocidos para la época e incluso hoy en día, como Alonso el del Cepillo, Juani de Triana, Pepe Lora… o los más famosos de ayer y hoy, como Tío Borrico de Jerez, Tomasa y Pies Plomos, La Niña de la Puebla…
Entrevistas que nos trasladan a una reunión familiar, a ambientes cálidos y añejos de alguna taberna o peña, o incluso entrevistas en lugares insólitos como un hospital, donde tuvo lugar la del octogenario Alonso El del Cepillo.
Lo increíble de cada encuentro flamenco, de cada página que leemos o escuchamos en nuestra imaginación literaria es que nos transporta al momento, y cómo muchos de los entrevistados, sin saber leer o escribir, son capaces de darnos auténticos máster del flamenco, de lo jondo, gracias también a la sabiduría de Herrera que es capaz de pellizcarnos el alma y trazarnos con estas escuchas de cassette la pureza del camino para comprender quiénes fueron los pilares de nuestro Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Y así, lejos de ser una generación perdida, sus testimonios serán por siempre eternos en el tiempo, para que nunca olvidemos nuestras raíces y de dónde venimos para saber hacia dónde vamos.
Sin querer hacer más “spoiler”, porque esto solo ha sido una patadita de todo lo que puede hacernos disfrutar “Flamencos. Viaje a la generación perdida”, simplemente nos queda decir que no dejemos de disfrutar de esta última joya literaria de Manuel Herrera, Hijo Adoptivo de Sevilla, padre de la Bienal de Flamenco de Sevilla y un largo etcétera… quien supo hacerla despacito y a compás como las cosas cabales y con gusto, quien además supo conservando estos testimonios inéditos y quizás caídos en el olvido, para honor y gloria del arte, la cultura, el flamenco.
Por eso, tal y como dice esa copla anónima con la que además comienza el libro:
“Anda y siéntate tú ahí,
tú en una pierna y yo en otra,
cuéntame tus alegrías,
que las mías son mu pocas”.
No dejen de leer “Flamencos. Viaje a la generación perdida”