(Almuzara, 2006)
Es la figura del investigador incansable, serio, coherente, aficionado hasta la médula e incrédulo de lo que no es demostrable. Su bibliografía pasa por ser la menos cuestionada de entre -y por- la antigua y moderna escuelas de flamencología. Por eso, una publicación suya supone el mismo entusiasmo que un nuevo disco de Paco. En esta ocasión, el librero madrileño hace un repaso a la historia del flamenco en la capital. Rebusca los orígenes en Ramón de la Cruz, el sainete y los majos, aportando su punto de vista sobre la influencia de la tonadilla escénica. Fija el fandango y la seguidilla como formas pre-flamencas y explora el teatro típico andaluz. Los capítulos centrales son una actualización de sus obras publicadas: apuntes necesarios a las biografías de Chacón y Silverio, a los granitos de arena aportados en el estudio de la guitarra y a sus profundizaciones en los periodos de los "cafés cantantes" y la "ópera flamenca".
En los capítulos finales, Blas Vega (Madrid, 1942) pone al día los últimos cuarenta años: tablaos, concursos, festivales y artistas. Durante la lectura, observarán como el escritor -imagino que sin proponérselo- va poniendo en evidencia el declive del Madrid flamenco, mero espejismo hoy de lo que fue desde finales del XIX hasta bien entrado el siglo XX. Claro, que si cuestionamos otros núcleos históricos -incluido Sevilla- quizás caigamos en lo mismo.