Antonio Rey se llevó los 6.000 euros del premio Javier Molina de la peña flamenca "Los Cernícalos". El jurado del certamen compuesto por los guitarristas Víctor Monje "Serranito", Gerardo Núñez, Manolo Franco, Oscar Herrero y Pepe Justicia no lo tuvo fácil en su decisión final que se prologó hasta las 00.30 horas del día ya 11 de diciembre de 2004, debido al gran nivel presentado por los seis aspirantes a los premios.
Se echó en falta, entre ellos, al maestro Manolo Sanlúcar quien camino a Jerez tuvo que regresar por una indisposición momentánea. En una visión de conjunto, se puede afirmar que, pese a la altura de las ejecuciones, se ofreció poca variedad en los estilos a interpretar, ya que de los 18 toques mostrados 5 fueron por bulerías, 4 por tarantas y 3 por soleá, amén de 1 siguiriya, 1 guajira, 2 granaínas y 2 alegrías.
El acto final del certamen, organizado por la peña flamenca "Los Cernícalos" fue excesivamente largo, más de tres horas y media en una butaca son muchas, y el Teatro presentó un lleno con insignificantes claros. Abrió telón el grupo Semilla Flamenca de Ana María López con jóvenes intérpretes de la tierra para dar paso a las tres primeras guitarras de la velada.
Severiano Jiménez de Córdoba, 4º premio, tuvo la dificultad de abrir plaza. Su toque por tarantas fue reincidente en el trémolo y a sus bulerías, aún virtuosas, les falto algo de ritmo. La diferente afinación en la siguiriya, transportando la sexta, nos recordó la forma interpretativa de Gerardo Núñez. De la misma ciudad llegaba Gabriel Expósito, 5º premio, quien gustó mucho sobre todo por ofrecer un repertorio muy flamenco, gracias al abundante empleo del pulgar y el bordón. Su actuación recorrió los estilos por taranta, soleá y bulerías. Para cerrar la primera parte, otro cordobés de Villaverde del Río, reclamaba la atención para uno de los platos fuertes de la jornada. Eduardo Trassierra ofreció la actuación más completa con una depuradísima técnica, unos claros conceptos compositivos y una gran variedad en el recorrido de los trastes. Hasta el último momento pugnó por el primer premio pero se tuvo que conformar con el segundo. Granaínas, bulerías y alegrías fueron su bazas.
Tras el obligado descanso, Jesús Guerrero, de la Isla de San Fernando, tuvo que luchar contra un público que no se había acomodado del todo. Su toque caminó entre la sobriedad y la poética que manifestó sobre todo en la granaína, la colorista guajira y unas interesantes alegrías clásicas pero con mucho aporte personal. Dos jerezanos, serían los últimos en participar. Se esperaba mucho de Santiago Lara, quien ganara la pasada edición en su versión de jóvenes intérpretes. La proyección de este guitarrista es impresionante, con 18 años recién cumplidos, se mostró preciso, eficaz y muy creativo sobre la base de los toques de Balao, Sanlúcar y los suyos propios. Le faltó algo de convicción en sus tres interpretaciones, tarantas, bulerías y soleá y se tuvo que conformar con el 3º premio. El vencedor, Antonio Rey, se mostró desde el principio muy motivado. Fue el que con más decisión le metió los dedos a las seis cuerdas lo que se tradujo en un mayor aporte de emoción por encima de la mera técnica. Y lo que al fin y a la postre fue más valorado. Estuvo impecable en la taranta, soberbio en la soleá, arrancando pellizquitos, y solvente en una bulería con sabor a Vicente Amigo. El cuadro Jerez por Bandera puso término a lo artístico. Representantes de varias administraciones públicas y patrocinadores hicieron entrega de los distintos premios.
Texto: José María Castaño