hiriente Cosmopoética 8 – Córdoba
Córdoba. Gran Teatro 5/4/2011
Francisco Martínez Sánchez
Fotografía: Toni Blanco
La cita flamenca de la octava edición en Córdoba de Cosmpoética ha estado protagonizada por Pablo García Baena y Fosforito. El martes 5 de abril el Gran Teatro acogió al poeta y al cantaor para aunar poesía y flamenco.
Pablo García Baena dio lectura al texto Segundo Gran Concurso de Cante Jondo, que publicó en la revista de poesía Caracola de Málaga en junio de 1956. Las palabras del poeta sirvieron para recordar la sensación que le produjo el cante de Antonio Fernández Díaz Fosforito cuando cantó triunfante en el Concurso Nacional de Cante Jondo de Córdoba y el extendido ambiente de flamenco vivido en la capital cordobesa durante la celebración del certamen. El premio Príncipe de Asturias de las Letras fue testigo presencial, junto a otros miembros del grupo Cántico al que pertenecía, del histórico concurso cordobés que alentó Ricardo Molina con el apoyo de Anselmo González Climent; certamen que en sus bases se proclamaba como continuador del que organizaran en 1922 y en Granada Falla, Lorca, Zuloaga…, razón por la que García Baena se hay referido siempre al de Córdoba como segundo Concurso de Cante Jondo. Realizó un paralelismo entre ambos concursos aunque concretando en que si el granadino solo alumbró a un anciano Diego Bermúdez El Tenazas y a un niño, Manuel Ortega Juarez Manolo Caracol, el de Córdoba descubrió a un joven cantaor que tenía ante sí toda una carrera por desarrollar y las cualidades suficientes para llegar a coventirse en figura indiscutible. De gran acierto y sensibilidad poética es el enfoque que García Baena estableció del cante de Fosforito con la teoría lorquiana de la “el ángel, la musa y el duende”
La intervención de Fosforito fue teórica y práctica. El cantaor disertó sobre la importancia de las letras en el flamenco, del sentir poético que atesoran muchas coplas y que alcanzan cotas de extraordinaria calidad y belleza literaria. Como muestra de que se han escrito letras que pueden ser tenidas como flamencas siglos antes de la aparición “oficial” del término flamenco para designar unas concretas músicas y bailes, dio a conocer unos versos de Luis de Góngora, que pueden cantarse por soleá como demostró el cantaor, teniendo su contenido carácter intemporal: “Callaré la pena mía / o publicaré el dolor / si la callo no hay remedio / si la digo no hay perdón”. Hay que señalar que el cantaor pontanés es uno de los más prolíficos autores de letras flamencas de nuestro tiempo.
Fosforito incidió, como suele hacer en sus conferencias, en la necesidad de estudiar el cante no como un hecho surgido de manera puntual en el romanticismo, también en cuestionar los usos que se da en bastantes casos a la palabra flamenco. Fueron abundantes las citas y datos ofrecidos por el artista, aportando su propias reflexiones. Precisó que el cante y el baile no tienen partida de bautismo, fecha y hora de nacimiento, matizando que no hay que confundir la aparición del vocablo flamenco con la existencia en Andalucía de músicas y bailes que son germen y sustento de lo que hoy conocemos hoy como flamenco. Fosforito subrayó en que no deben existir complejos históricos, étnicos ni culturales en relación con el flamenco.
Los cantes por soleá apolá, alegrías, tarantos, peteneras y bulerías le sirvieron a Fosforito para volver a establecer una directa conexión anímica con el público. Lo suyo fue, como siempre, una entrega total, una tensión vital que incluso llega a conmover. No es tanto el estado físico o la redondez de la voz lo que se busca en Fosforito actualmente, sino el magisterio que se destila en cada cante, así como los resortes expresivos que lo sustentan. En él no hay trampa, el cante es siempre expuesto/emitido de manera transparente, con aristas cortantes que a veces hieren, pero siempre con el gozo para el aficionado de estar asistiendo y ser testigos de momentos inenarrables de cante sin hojarasca; todo un lujo del que podemos disfrutar aún y que sea por muchos años.
Era la primera vez que el joven guitarrista cordobés Patrocinio Hijo acompañaba a Fosforito y aunque la responsabilidad era grande y los nervios podían traicionarle, la ejecución del tocaor estuvo resuelta, siendo alentado constantemente por el poseedor de la Llave de Oro del Cante, dándole la suficiente confianza para que diese muestras de su talento como tocaor, lo que le permitió hacer gala de un comedido pero efectivo virtuosismo