Web revista La Flamenca. Miguel Ángel Barea 10/12/2011
Gran noche la de ayer 10 de diciembre en el Teatro de la Maestranza de la capital hispalense, en la que pudimos disfrutar de un magistral Miguel Poveda en concierto. El artista de Badalona se entregó como de costumbre, dejándonos su alma y haciendo alarde de una enorme profesionalidad. Asimismo, el cantaor no sólo ofreció un recital de flamenco, sino también de copla, tratando así de agradar a la mayoría de los asistentes, lo cual sin duda consiguió a tenor del clima que se respiraba en el teatro así como por los comentarios de los asistentes.
Comienza el concierto con unas fabulosas cantiñas rematadas con bulerías de Cádiz, que nos recuerdan al maestro Chano, donde sentimos a un cantaor totalmente entregado, que al mismo tiempo nos recuerda su dominio y extraordinario sentido del compás, siendo destacable la compenetración del cuadro completo. Con esta presentación, ya presentimos que el concierto tendrá mucho bueno que ofrecernos.
Proseguirá el recital con malagueñas del Canario rematadas por rondeñas y fandangos de Lucena, presentadas por una entrada exquisita de la guitarra de Jesús Guerrero. El cantaor cuadra los cantes abandolaos los cuales interpreta con sabiduría, al igual que la soleá apolá que prosigue, interpretadas con agradable lirismo pero de nuevo con un extraordinario dominio de la rítmica.
Tuvo gran acierto Poveda al incluir unas sevillanas en su recital, el cual dedica al público sevillano, al cual ya no queda ninguna duda que se ha ganado. Y más acierto aún fue la intervención de la bailaora trianera Matilde Coral en la tercera y cuarta sevillanas, siendo uno de los momentos más emotivos del concierto. Y de la alegría de las sevillanas, el cantaor pasa a llorar en un desgarrado pero mecido cante por seguirillas, rematado con un final apoteósico por cabales, pero ahora con la más que oportuna guitarra de Parrilla, rancia, añeja.
En las bulerías el artista nos demuestra igualmente su maestría, llegando a hacer incluso algunas pataítas. El soniquete es total, respirándose a Jerez por los cuatro costaos. La consonancia del cuadro de músicos es abrumadora, al igual que en los tangos de Triana, en los que intervendrá de nuevo con acierto la maestra trianera de baile Matilde Coral para terminar con un bailecito a dúo con el mismo Poveda, abandonando juntos el escenario.
Como final de la primera parte, el cantaor nos presentó una preciosa versión por bulerías de La ruiseñora de Rafael de León, la cual irá en su próximo disco. Y sería el exquisito pianista Joan Albert Amargós el encargado de abrir la segunda parte, para acompañar ahora al cantaor en su recital de coplas, que el cantaor presentaría a capella mediante un popurrí de coplas encadenadas que arranca la sonrisa del público. Aunque personalmente nos gustó más en el repertorio de flamenco, la interpretación de Poveda de las diferentes coplas sólo puede calificarse de majestuosa y de exquisita sensibilidad.
El artista finalizaría su programa con un homenaje a Camarón de la Isla, haciendo una versión del famoso tema La leyenda del tiempo que deja de nuevo el listón francamente alto. Pero la ovación total del público haría que el cantaor nos siguiera endulzando la noche con unas bulerías rematadas con la archiconocida copla Alfileres de colores, e incluso nos felicitara las fiestas venideras con unos villancicos. En resumen, un concierto de primera categoría y un cantaor desbordante de arte y profundamente entregado a su público
Ficha artística. Cante: Miguel Poveda. Guitarras: José Quevedo “Bolita”, Manuel Parrilla y Jesús Guerrero. Palmas: Luis Cantarote, Carlos Grilo y Manuel Salado. Percusión: Paquito González y Antonio Coronel. Piano: Joan Albert Amargós. Colaboraciones: Matilde Coral y Las Peligro.