"Mi padre tenía momentos en que se quitaba la mascarilla de oxígeno y se liaba a cantar: decía que le daba vida"
Revista La Flamenca 29/8/2007
En la vida todo es ir / a lo que el tiempo deshace / Sabe el hombre donde nace / y no dónde va a morir*... Vicente Soto sabe perfectamente donde nació. Aquél barrio marcó la vida de su estirpe y a él está regresando después de haber hecho de Madrid su lanzadera hacia el mundo. No es el hombre de las mil caras, aunque hoy le podamos ver cantando a Cervantes, mañana a Juan Ramón Jiménez y pasado mañana pueda salir haciendo unas bulerías de su barrio. Barrio al que Vicente Soto va regresando... y se va quedando... El hombre que en la montaña / por la cruz de algún camino/ oye la voz del destino / y se aleja de su cabaña. / Y prosiguiendo su hazaña /se dirige al porvenir / una esperanza seguir / mas no ha de volver la cara / pues la vida es senda rara / en la vida todo es ir*.
¿Cuánto tiempo ya en Madrid?
¡Uff!... Llegué aquí en el año 1964. Nos trajo mi padre a todos mis hermanos y a mí cuando éramos pequeños. Diez años tenía yo. Lo que pasa es que nunca hemos perdido el contacto entre Jerez y Madrid. Y aquí he hecho toda mi carrera.
Pero el barrio de La Vaguada no es muy flamenco, que digamos.
No, no. Bueno, tú sabes que hemos vivido siempre en el barrio de La Concepción. Hubo una época donde ahí estábamos viviendo Fernando Terremoto, mi padre, El Lebrijano también estuvo una temporadita, El Güito, en fin, era el Jerez flamenco en Madrid. Después, ya cuando me casé me compré aquí un pisito y me vine aquí, donde se está estupendamente.
¿Ya pagó la hipoteca?
Afortunadamente, sí. Yo ya salí de eso.
Y supongo que sigue manteniendo buena relación con la gente del barrio.
Claro, entre otras cosas porque muchos somos familia. Allí vive Moraíto, Diego Carrasco, en fin, mucha gente. Además, estamos volviendo a nuestra raíz. Ya en una edad prudencial queremos volver todos allí, y eso es una cosa muy linda porque nos encontramos en el barrio a media mañana, nos tomamos nuestra cervecita... Son cosas muy aconsejables cuando se llega a una cierta edad.
Alguna gente del barrio me comentaba con pena que muchos se habían ido dispersando, yéndose a las barriadas... Así que vosotros que ya tenéis pagadas las hipotecas os podéis plantear la vuelta.
Eso es lo que estamos haciendo. Diego vivía en Sevilla; Morao también vivía en la afueras de Jerez y también se ha vuelto... Estamos regresando a nuestros orígenes.
¿Piensa instalarse definitivamente en Santiago?
Bueno, yo ahora hago más vida allí. Estoy en Madrid cuando tengo que hacer cosas. Hace unos días estuve en el festival de Zamora y ayer estuve en Sigüenza, así que aprovecho para quedarme aquí y darle una vueltecita a la casa. Pero ahora estoy viviendo más en Jerez que en Madrid.
Usted se gana la vida cantando, pero habrá días en los que no le apetezca nada hacerlo ¿Cómo se lleva eso?
Pues sí, hay veces que te cuesta trabajo cantar, porque uno es humano. Pero también te digo que si no trabajas tampoco pasan más de dos días sin que haya cantado aunque sea en casa. Eso es algo que tu cuerpo te pide y lo necesita. Cuando mi padre, el pobrecito, estaba malito, tuve unas vivencias con él maravillosas: estaba malo, pero malo de estar en el hospital, y tenía momentos en que se quitaba la mascarilla de oxígeno y se liaba a cantar: decía que lo necesitaba, que le daba vida.
Entonces, a pesar de que su trabajo es el cante, también sigue cantando en sus momentos de esparcimiento, con los amigos, por ejemplo... Lo digo porque eso no suele ocurrir en la mayoría de los trabajos.
No, pero nosotros, cuando nos juntamos unos cuantos y nos tomamos una copita, lo único que hacemos es cantar y bailar. Nosotros nos vemos y si estamos un rato y nos tomamos una copita, es raro que no salga alguno cantando y que otro se pegue una vuelta y baile.
¿Cuándo fue la última vez que disfrutó de una juerga entre amigos?
¡Pues allí, en Jerez!... .Allí nos metemos en un colegio que es al que fuimos todos en nuestra infancia. Ahora ya no es colegio, pero el local sí está y lo han cedido para la Peña Luis de la Pica. Allí se meten los niños a jugar sus partidas al mus y todo eso, y allí se meten unas fiestas que no veas. Allí echan su partida, y de la partida sale una fiesta. O sea que no hace mucho tiempo.
Bueno, sigamos hablando de trabajo. Tiene vigentes varios espectáculos...
Sí, ahora mismo estoy con "El Quijote cantante y sonante", con "Voces jondas del exilio" y haciendo también mis cosas de flamenco. Estoy con dos cosas en pie y las dos las estamos moviendo.
Lo último son las "Voces ondas del exilio" ¿Qué es?
Es un homenaje a la generación del 27. Está gustando mucho. Creo que los poetas están muy bien elegidos y la gente sale encantada.
Cuénteme cómo surge.
Bueno, ya sabes que no es la primera vez que trabajo con la poesía y los poetas. Todo sale a través de mi amigo Pedro Atienza, al que conocí cuando yo era soldado. A él le gusta mucho el flamenco y siempre me va diciendo mírate esto o aquello... él me asesora y somos un matrimonio bien avenido y yo estoy encantado de que me eche una mano en este tipo de cosas.
¿Cómo es el planteamiento?
Hay un martinete dedicado a José Bergamín que es una reflexión sobre el tiempo; hay también un recuerdo a Alberti por alegrías... También están presentes Luis Cernuda, Juan Rejano, Juan Ramón Jiménez, al que canto por soleá... en fin, todo sin salir del flamenco porque es lo que yo soy: flamenco.
¿Es el espectáculo que más le interesa ahora porque hay que rodarlo más?
Es en el que más centrado estoy. Y, como te digo, no se necesita salir del flamenco para hacer lo que la gente llama vanguardia. El flamenco en sí ya es vanguardia. Haces un cante fresco por tangos, o una colombiana o por bulerías y ves que todo tiene una vida impresionante.
Y de todos los espectáculos que lleva o ha llevado ¿alguno le ha dado una satisfacción especial?
El estreno de "El Quijote cantante y sonante" fue una maravilla. Yo iba asustadísimo. Lo estrenamos en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares, después los hicimos en varias ciudades españolas, pero mi miedo era al salir al extranjero ¿quién nos iba a entender haciendo esto? Estuvimos en Austria, en Hungría, Francia, en fin, una buena parte de Europa. Y me quedé alucinado, sobre todo en Austria: cuando salí haciendo el primer tema que es una milonga de Cervantes, la gente me pegó un pedazo de ovación en el primer cante. Yo dije ¡Dios mío, si parece que estoy en Cádiz! ¡Y yo iba preocupado! Se nota que Cervantes abrió nuestra lengua a todo el mundo.
¿Pero recuerda alguna actuación en la que se sintiera realmente a gusto, en estado de gracia?
Sinceramente, me he sentido a gusto en bastantes momentos. Pero recuerdo una actuación en el teatro Albéniz que fue estupenda. Era una cantata que hice con cosas de Bergamín hace ya unos cuantos años... me encontré en la gloria. Y también haciendo el espectáculo del Quijote me encuentro muy bien, gustándome. A mí el escenario y el teatro me encantan. Se puede decir que aprendí a andar en el teatro, porque esto es una profesión. La pena es que hoy la gente quiere ser general antes de soldado y hay que saber que esto es un proceso. El artista tiene que hacer un rodaje, al margen de lo que uno tiene cuando nace, que esa es otra. Yo nací cantando y a cantar no se aprende. Puedes aprender los cantes, pero se nace con la voz, con tu ritmo, con lo que tú lleves. Después te puedes perfeccionar. Yo empecé en los tablaos y después tuve la suerte de cantarle a Antonio el bailarín, a Antonio Gades, a Manuela Vargas, a Farruco, a La Chunga, a Angelita Vargas, al Güito, a Mario Maya... cuando iba con Antonio y con Gades me metía en un teatro y no sabía ni lo que era una caja, ni cómo sacar partido a las luces, por ejemplo. Así que cuando ahora me pongo con un espectáculo mío me resulta un disfrute. Por eso tengo muchos y buenos momentos con mis espectáculos, porque los he parido yo y los disfruto.
¿Y con sufrimiento? ¿Ha tenido que cantar sufriendo?
Momentitos malos hemos tenido todos. Perdí a mi madre y he perdido a mi padre, y pasé una racha que no tenía ganas ni de mirarme. Quizá en algunos de esos momentos haya cantado con más pena que nunca.
Su último disco hasta ahora es "Estar alegre", donde hay una ruptura con los trabajos anteriores: después de toda esa enjundia del Tríptico Flamenco, después de "Entre dos mundos", después de "La Casa del Los Sordera" o de "Verea del camino", ese disco aparece con más frivolidad
Sí, porque después de la trilogía quise sacar las cosas más fresquitas y esa es la intención que tiene el disco, que está hecho a base de tangos, bulerías, etc. Era lo que me apetecía hacer en ese momento.
¿Y el próximo cómo va a ser?
Pues sí que estoy liado, a pesar de que ya sabes cómo está el momento discográfico: los avances de la tecnología nos van a dejar con la quijá puesta en la terraza... La música es una ruina para nosotros, sobre todo cuando se graba. Pero ahí estoy liado en un estudio de Jerez. Me está produciendo un disco Diego Carrasco y me está haciendo unas cosas muy bonitas. Estoy haciendo un disco muy fresquito también, de otro tipo de autores, más vanguardistas. Probablemente lo saquemos a últimos de año.
Toda la vida en este barco!
Desde que tenía catorce años cuando comencé en Los Canasteros con Manolo Caracol. Y aquí sigo.
¿Está a gusto con el sitio que tiene dentro del flamenco?
Sinceramente, podría estar mejor, porque soy un profesional que lleva toda la vida trabajando en esto y tengo además la herencia de la casa y el barrio donde yo he nacido. De todas formas, es verdad que nadie estamos a gusto con lo que tenemos, pero si lo pienso bien, todos los días cuando me levanto tengo lo que necesito y con eso ya soy afortunado, sobre todo haciendo lo que me gusta. Aún así creo que tendría que tener un poquito más de suerte en el ranking. Lo digo sinceramente.
¿Cree que no se le trata con justicia dentro del mundo del flamenco? No digo fuera de este ámbito, sino dentro del propio flamenco.
Tengo mis dudas. Creo que hay muchas cosas que no están puestas en su sitio. No sé por qué, pero a veces percibo que el trato que recibo no se corresponde muchas veces con la labor que tengo hecha. Por ejemplo, hay cosas que se hacen en Madrid, grandes eventos, y yo no aparezco, cuando yo soy un artista que me he hecho en Madrid. Entonces me siento a veces maltratado entre esa gente que mueve el flamenco en Madrid.
¿Le tiene miedo a algo?
A los males... A los males de los míos porque quiero mucho a los míos: a mis hijos, a mi mujer... Por lo demás, cuando tiene uno salud va navegando. Sólo le tengo miedo a no tener salud.
¿Cuántos hijos?
Dos y un nieto. Estoy loquito de contento con mi nieto. El hijo mayor tiene treinta años y la niña tiene quince y una voz preciosa. Ella ha nacido con eso. Pero como yo sé lo complicado que es esto intentaré que se pueda defender por otros derroteros, aunque ella hará lo que quiera. Eso sí, lo de cantar no se lo va a quitar nadie y si le gusta estaré ahí para ayudarla en lo que pueda.
La dinastía sigue viva, entonces.
Sigue, sigue. Ella tiene una voz preciosa y canta. Y también tengo un sobrino que canta, el de mi hermano Manuel... Y tengo además otra sobrina que también canta. Así que espero que la dinastía no se pierda.
¿Podremos ver a la familia en pleno subida en algún escenario?
Hubo un proyecto cuando se sacó el disco de "La casa de los Sordera", pero es difícil, Manuel. Es difícil que te den una gira y además cada uno tiene que buscarse después sus habichuelas. Mi hermana canta, pero tiene su marido, su vida por otro lado. No puedes contar mucho. Pero tampoco tenemos el apoyo que hace falta. Y la verdad que a mí me gustaría. Estando mi padre vivo, no pudimos hacerlo cuando se sacó ese disco. Y mi casa es una casa grande porque en mi casa cantamos todos: es una casa cantaora.
¿Qué le pide a la vida?
Me conformo con tener salud y dejarles a mis niños una situación en la que no tengan problemas. Por lo demás, soy feliz como estoy. Tengo lo que necesito. Me levanto, me como una tostá, a mediodía voy a mi plaza a comprar mi pescao... Vivir, en definitiva. Hay personas más materialistas que otras, pero yo soy conformista, en ese sentido. No me quejo. Antes te decía que me sentía mal tratado, pero no porque económicamente me encuentre mal, sino porque creo que no se me da el trato que creo que merezco por toda mi lucha. Nadie me ha regalado nada. Todo lo que tengo lo he conseguido por mi trabajo y mi historia.
Déme un pintor, un poeta y un torero.
En la pintura me gustan las cosas que tengan vida; ha habido un pintor y flamenco que murió hace poco sin que sonara mucho, pero sus motivos flamencos los entiendo perfectamente: Juan Grande... Hay muchos poetas que me gustan y no podría quedarme sólo con uno; en sí te diría que me gusta la poesía. Y de torero, nosotros tenemos ahora a Morante de La Puebla.
¿Jerez en el corazón y Madrid en la cabeza o al revés?
Llevo los dos en el corazón. Quizá le deba más a Madrid que a Jerez. Me siento más agradecido a Madrid que a Jerez porque Madrid me ha criado y Madrid me ha hecho. A Madrid le debo lo poquito que tenga.
A ver si algún año vemos su nombre junto a la Calle de Alcalá
A mí me gustaría que Madrid tuviera una cátedra de flamenco. Madrid ha acogido a Andalucía y ha adoptado al arte flamenco.
Yo apuntaba más hacia algún galardón... ya sabe.
Bueno, ese galardón ya se lo concedieron a mi padre y con eso ya estoy contento
* Versos de Juan Antonio Corretjer
Texto: Manuel Moraga / Fotos: Paco Manzano