Revista La Flamenca: Revista nº 29 /año 2009 Mayo Junio Foto: Paco Manzano
Parecía que nunca iba a llegar, ya casi no nos acordábamos que estaba malito. Con la humildad con la que ha hecho gala a lo largo de su vida, se nos despedía el pasado Domingo de Ramos. Ni siquiera quedará para el recuerdo su nombre, pues Juan Miguel Ramírez Sarabia seguro que no les suena. Su presencia siempre me reportó una inmensa alegría, nunca he sentido tanta felicidad al recibir a un familiar, pues creo que todos somos parte de su estirpe. Cariñosamente siempre llamaba a los que se le acercaban a él sus sobrinos. Una manera más de demostrar su sabiduría, no de diablo, sino de persona mayor. De conocimientos cantaores andaba sobrado, y de compás no habría artilugio posible para medir sus cualidades rítmicas. Todo cabía en la boca del Tío Chano.
Pocas veces he tenido la oportunidad de escuchar la radio por las tardes, debido a mis quehaceres laborales, pero siempre que podía intentaba buscar en el dial su voz junto a la de Matilde Coral. Que buenos ratos me hacía pasar. Si no supiera que Chano Lobato era natural de Cádiz, diría más bien que pudiera ser un llanito, pues su humor ácido, sarcástico e irónico aunaba a la perfección la mordaz intención inglesa con la guasa de la Tacita de Plata. Nuestro tío Chano fue un currante de esto que llamamos flamenco, siempre anduvo de tapado en infinidad de compañías, lo que le permitió recorrer el ancho mundo, y que muchos hayan sido los oídos y paladares que hayan escuchado y degustado su manera de decir el cante.
Otra de las cualidades que más admiraba de Chano era su faceta de contador de historias. Gracias a él supimos como Ezpeleta inventó el tiritritrán, o como Ava Gadner era más flamenca de lo que muchos creen. Recuerdo con cierta tristeza aquel día que nos recibió en su casa para que le efectuásemos la entrevista que ilustró el número 23 de nuestra revista. No quiso que la grabásemos, todo fue una charla de tío a sobrino, recordando su vida. Pero como decía, me resulto fría y triste, que una persona tan querida, con el salón de su casa tan lleno de premios, homenajes y agasajos se encontrara en los últimos momentos de su vida recluido en esa casita de Heliópolis, de su Sevilla de adopción. Una persona tan vital, que siempre se desvivió por todos, cada vez pasaba más inadvertido. Recuerdo igualmente que Alejandro Reyes, al frente del Club de Música del Colegio Mayor San Juan Evangelista quiso rendirle ya un homenaje a finales de 2006, pero su “diabetes” se lo impidió. Fue justo unos días después de que una bajada de azúcar le impidiera cantar a su Reina Sofía. Precisamente ese día que volvía actuar en Cádiz, por que todo sea dicho, ha sido en su ciudad donde en los últimos tiempos más le han dado la espalda, así que ahora no vayan tan deprisa a apuntarse tantos.
No tengo claro cuando fue la primera vez que escuché a Chano, seguro que fue en la peña El Taranto de Almería, y su recital me dejó una profunda huella. Sus juguetillos por alegrías, esa manera de conjugar los tanguillos, y el juego de cualquier cuplé por bulerías, se enmarcaban dentro de la solemnidad de una malagueña o soleá gaditana. No era el papa del cante, pero si el papá de los cantes de Cádiz en la actualidad. Si me dejan presumir de tío, yo creo que no le hacía falta ni una guitarra a su lao. Por supuesto, cuando la tenía, quien le acompañaba era el mejor. Quizás el año 2007 ha sido para mí unos de los años que mejor conservo sobre Chano, pues cada vez que lo escuchaba creía que iba a ser la última vez. Genial estuvo junto a Juan Habichuela en el espectáculo “Yo soy del 27″ que le montó José Luis Ortiz Nuevo con motivo de su ochenta cumpleaños, el emotivo homenaje que le brindó el festival de la Unión de ese año, o nuevamente de la mano del Poeta en la extinta Bienal de Málaga, concretamente en la plaza de toros de Ronda en un calesa acompañado a Carmen Linares. Y como olvidar su actuación en Nimes a principios del 2008, le tuvieron que sentar en la silla y salido del escenario dando pataítas por bulerías. Así fue la vida del bueno de Chano, despacito y a compás.