A mediados del pasado mes de mayo, el cantaor David Palomar presentó en Cádiz, su ciudad natal, el disco Trimilenaria, su primer trabajo en solitario. Y lo hizo concitando una gran expectación: tres noches consecutivas y las tres completando el aforo de la Sala Central Lechera. Dejando a un lado las consideraciones artísticas de este trabajo -que, dicho sea de paso, son más que buenas-, su presentación vino a mostrar la pujanza de una nueva y joven generación de artistas gaditanos que hoy andan reclamados para diversas compañías o tienen proyectos ya en solitario. Allí, con Palomar, estuvieron los guitarristas Ricardo Rivera y Keko Baldomero, los percusionistas Andrés Herrera "El Pájaro" e Israel Catumba y el bailaor Juan José Jaén "El Junco". Estos son sólo una parte de esta generación citada, en la que también habría que incluir al guitarrista Oscar Lago, al pianista Sergio Monroy, los cantaores Raúl Gálvez, Emilio Florido y Miguel Rosendo, las bailaoras Rosario Toledo, María José Franco y Lydia Cabello o la versátil Ana Salazar, quien en el pasado año registró su tercera grabación, "Los Claros del Alma" y que en la próxima Bienal sevillana compartirá estreno con su compañera Toledo. Por supuesto que hay más gente; es lo que tiene esto de elaborar una relación: que, o no caben todos o se te olvida alguno. Por ejemplo, la cantaora Encarna Anillo quien, también este mismo año, se ha presentado en solitario con su disco Barcas de Plata (Flamenco-world Music). Resulta tan curioso como elocuente que, tal como está el patio (discográfico, se entiende), en lo que va de año ya sean dos los discos presentados por unos artistas gaditanos que comparten su precocidad en el oficio y una gran experiencia en el acompañamiento del baile. En sus flamantes discos, los dos artistas muestran ya querencias propias, pero no olvidan a la tierra ni a los maestros que ha dado.
Puede que un hecho como éste -el de los discos- haga tiempo que no ocurriese en Cádiz, como, probablemente, también debe de hacer algún tiempo que no se daba una generación como la referida en una ciudad que siempre ha estado orgullosa de su pasado flamenco, pero que ha acusado en las últimas décadas - flamencamente hablando, se entiende, que en otros terrenos no tiene porque haber ocurrido lo mismo- una cierta penuria artística. La obra "Cádiz", producida por la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco, ha reunido a esta generación en un espectáculo que se estrenó en la capital el pasado mes de septiembre de 2007, coincidiendo con la celebración del Congreso Internacional de Arte Flamenco que había venido a la ciudad tras la efeméride del centenario de la muerte del cantaor Enrique El Mellizo en 2006. En esta obra, que rendía homenaje a la de Encarnación López "La Argentinita" -Las Calles de Cádiz- también se daban la mano representantes de la generación anterior (Mariana Cornejo, Carmen de la Jara) con la inmediatamente posterior que representa esta nueva generación. Durante esas fechas, en torno al estreno y al Congreso, la ciudad se llenó de banderolas con decenas de fotografías de flamencos de Cádiz, una obra del fotógrafo Juan Carlos González Santiago y también hubo actuaciones en plazas y hasta en balcones. Por unos días, la ciudad pareció recobrar un pulso flamenco que no se había vivido en muchos años. Para completar el cuadro, la siempre escasa o casi inexistente programación flamenca en los teatros y salas de la capital se ha visto últimamente algo más animada con la apertura en el pasado año del Centro Municipal de La Merced, situado en el mismo corazón del Barrio de Santa María. Las peñas siguen programando sus actividades y los artistas citados, aunque residentes fuera de Cádiz en algunos casos, se dejan ver más por aquí y eligen estudios gaditanos para registrar sus grabaciones. Sin caer en falsos optimismos, no sería exagerado afirmar algo que los buenos aficionados ya saben: algo se mueve en Cádiz. Estemos atentos.
Fermín Lobatón