La luz como elemento poético
De la misma forma que en el flamenco, el cante, el quejío, se abre paso en el silencio y llega a nosotros en forma de belleza, en la fotografía de flamenco la luz se apropia de esta característica, y rompe el plano emocional de nuestra pupila. La luz, tenue por lo general, se contonea a ritmo de cualquiera de los palos del flamenco para expresar una forma de arte, que inspira y arrebata los sentidos. Cuando en soledad, ves las fotos de los artistas flamencos, y al revés que con la música, abres bien los ojos para llenarte el alma. Cuando veo, por ejemplo, una de mis fotos de Carmen Linares, en cada trazo de luz, en cada momento del concierto, a la hora de editar, me resulta alentador escuchar en las fotos, seguidillas y alegrías...o ver sus puños cerrados, iluminados levemente por un foco de luz, junto con sus ojos al infinito, las soleares...
Pero no todo son conciertos en el mundo del flamenco; en mi última exposición, "Madrid, rincones flamencos", que actualmente se puede ver en el "Corral de la Morería", descubrimos la luz y la intimidad de los espacios más flamencos de Madrid. Aquí se puede ver como era la luz en "los Gabrieles", la cálida luz del camerino del San Juan Evangelista recién pintado mientras firma en la pared Enrique Morente, o ver a Miguel Candela jugar al futbolín con unos cantaores y guitarristas flamencos, famosísimos que no voy a nombrar para que vayais a ver la exposición, en los bajos del Candela, santo y seña del flamenco popular.
Una luz destinada a velocidades imposibles; mucha gente se pregunta como es posible que consiga algunas fotos... No son fáciles, pero lo más importante es no dejarse llevar... que taconea Manolete, tranquilo, respira y dispara; que Menese se pone de pie y canta "Tocan a Levas", y le salen unos caracoles que hacen temblar el Albéniz, no respires, cuenta hasta tres y dispara rápido, porque Menese de pie, impresiona mucho. Fuera de bromas, conviene conocer bien a los artistas. En fotografía decimos que si ves la foto eso es que no la has hecho, y en flamenco esto es una realidad, hay que anticiparse, ver, escuchar y aprender, y luego con el tiempo descubrir la luz enigmática que envuelve a este arte inmortal.
Es la luz que no brilla, aquella de la que emana la poesía, como el verso libre de Juan de Mairena, aquel que prefería la rima floja "esa que casi no suena", esa luz que describe y alienta los sentimientos, esa luz que como el incienso, da sabor y espiritualidad a bailaores y cantaores, es la luz de la poesía hecha fotografía, esa que casi no suena.
Paco Manzano