El joven sanluqueño dio muestra de que en el flamenco todo es posible, ya sea con armónica, flauta o saxo… Instrumentos que forman parte de su primer disco, “Bajo de Guía”, presentado en este ciclo sevillano.
Web revista La Flamenca R. De la Villa. Sevilla (Iglesia de San Luis de los Franceses) 14/9/2016 Foto: Archivo fotográfico Bienal de Flamenco
La Iglesia de San Luis de los Franceses, nuevo espacio en la XIXº edición de la Bienal de Flamenco de Sevilla se preparaba la tarde de este martes para acoger la actuación de Diego Villegas. Y aunque fuera martes y 13, eso de la mala suerte tiene que ser cosa de otros menesteres, porque en este espacio singular y cabal sevillano, donde el arte y la historia emanan de cada rincón, la superstición de la fecha quedó relegada al éxito de este joven instrumentista, flamenco y jazzista sanluqueño.
Villegas subía al escenario para presentarnos su primer disco que lleva por nombre “Bajo de Guía”, el cual toma de una de los barrios más conocido de la vecina localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda. Y así, con el altar mayor de la Iglesia de San Luis como escenario y un público expectante por llenarse del arte y el compás de los vientos de Diego, se sucedió la jornada.
La música honda, profunda, colorista, sofisticada, flamenca,… que evoca a las marismas, la historia, el mar,… con las melodías y ritmos que pueden darnos un saxo, una flauta, un clarinete o una armónica, se mezclaba al inicio con la voz del ilustre flamencólogo José Luis Ortiz Nuevo, cuyas palabras brotaban como oración a “Bajo de Guía”.
Este fue el preámbulo de lo que la tarde nos deparaba, arte jondo con instrumentos de vientos que en más de una ocasión hicieron vibrar al público presente como ocurrió con ese fandango “Calzada de la Duquesa” interrumpido por los oles y aplausos de un público que supo impregnarse de ese “Bajo de Guía”.
Si grande ha sido Diego, atrás no se queda su elenco de músicos, con la guitarra de Pedro Pimentel, el bajo eléctrico del sevillano Daniel Arjona y la percusión de Carlos Merino que embelesaba con su sentido del ritmo ya fuera al cajón, con el platillo, o con un simple y curioso manojo de llaves o tapones de plástico, para acompasar los vientos de Villegas.
Y así, poco a poco se fue desgranando “Bajo de Guía”. Por mirabrás, tanguillos, fandangos, soleá, bulerías, rumba… y una canción, “Mi niña blanca”, que se vio irrumpida por un Javier Ruibal, acólito de la mística de lo profano, que se presentó en el altar de blanco impoluto, impregnando San Luis con su melódica aroma. Tras ello, volvieron los vientos del arte jondo con unos tangos-vidalita que recordaban a Magallanes. Homenaje a este personaje histórico, que aún en la duda de si partió de Sevilla o Sanlúcar, encontró su punto álgido con la aparición de la pureza y flamencura de la potente voz de Ana Gómez, llenando el escenario y embelesando al público allí a donde vaya.
Sí señor, este martes, la Bienal de Flamenco ha vivido uno de sus espectáculos más singulares y más flamencos. Una actuación digna de mención y digna de Bienal. Con una Iglesia de San Luis abarrotada y entregada a esta actuación en la que se ha apostado por Diego Villegas, y se ha ganado. Un artista que a pesar de su juventud, hace música y flamenco con MAYÚSCULA, dando templanza y madurez a su dulzura lozanía.
Porque después de hoy,… ¿quién me dice a mí que la armónica no es flamenca?
Ficha artística
Espectáculo: Bajo de Guía /La Bienal de Sevilla/ Iglesia de San Luis de los Franceses Sevilla. 13/9/2016
Saxos, Armónica Flauta: Diego Villegas.
Guitarra: Pedro Pimentel.
Percusión: Carlos Merino.
Bajo Eléctrico: Daniel Arjona.
Colaboración al cante: Ana Gómez.
Artista invitado: Javier Rubial