Revista La Flamenca: Revista nº17 /año 2006 Septiembre Octubre.. Foto: Paco Sánchez
El pasado viernes día 1 de septiembre falleció en Sevilla Manuel Mancheño Peña, que en el mundo artístico se dio a conocer como El Turronero. Aunque casi todos lo hacían oriundo de la localidad sevillana de Utrera, había nacido en Vejer de la Frontera (Cádiz) en agosto de 1947, en la calle Corredera, y fue hijo de Turronerito de Córdoba -de ahí su apodo artístico-, un feriante que terminó instalándose en la ciudad de los mostachones. En un principio, como pasó a muchos otros, sintió la llamada del toreo aunque pronto se decidió por el cante.
Por tanto, su escuela se sitúa en este conclave, con el magisterio de los genios locales: Perrate, Fernanda y Bernarda, Gaspar de Utrera y Manuel de Angustias; amén de la guitarra de Diego del Gastor. Marchó a Madrid hacia 1963, entrando a trabajar en Torres Bermeja o Venta Manzanilla hasta que en 1966 participa en la grabación de La Gran Historia del Cante Gitano Andaluz, que dirigió Antonio Mairena.
Después de participar en varios discos corales, inaugura su discografía en solitario con Canta el Turrón en 1970, de la mano de Paco Cepero con quien comienza a hacer ruido en los festivales, junto a Pansequito, Camarón, Rancapino o Lebrijano. Su especialidad de cara al publico eran las bulerías, que supo personalizar hasta hacer de sus cantes por este palo un punto y a parte en cuanto a templanza, clase y dicción. No obstante, a Manué había que escucharlo cantar por soleá porque lo que decíamos de la bulería, se multiplicaba por diez.
Turronero también coqueteó con las innovaciones o el folclore andaluz, y se atrevió con New Jondo (1980), con las sevillanas en Promesa Rota (1982) o con los tanguillos de carnaval en Desde Cai (1991).
A finales de los noventa, sufrió un infarto de miocardio y una trombosis que le obligaron a abandonar los escenarios por la paralización de la mitad izquierda de su cuerpo. Hasta los últimos días del mes de agosto pasado, residía en el barrio de El Tinte de Utrera, desde donde tuvo que ser ingresado en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla, tras un empeoramiento de su estado. Finalmente, una apoplejía se llevó a Turronero, para el que se celebró funeral en la Parroquia de Santiago de Utrera, el edificio que días antes había acogido el cuerpo sin vida de Fernanda.
A Turronero se le había rendido homenaje en su ciudad y, en 2002, la Diputación de Sevilla editó su biografía, obra de Manuel Martín titulada El coraje de vivir. En ella, se cuentan anécdotas escalofriantes que demuestran el carácter generoso y humanitario del cantaor (se casó con Hilda Gadea, viuda de Che Guevara, para salvarle la vida), así como su valentía para enfrentarse a todo aquel que faltase el respeto, por ejemplo, a sus mayores.
Alrededor de 800 personas, vecinos de Utrera, artistas y personalidades de la politica y la cultura acudieron a su entierro. La capilla ardiente con sus restos se instaló en la casa del cantaor, desde donde partió el feretro con sus restos para realizar un recorrido por las calles del municipio.