Revista La Flamenca: Revista nº 4 /año 2004 Mayo Junio
En pleno florecer de la primavera, cuando los rayos de sol embelesan los campos, los ríos, las laderas, cuando el calor despierta de su letargo invernal, cuando Sevilla huele a incienso y azahar en vísperas de su Semana Mayor, Juanito Valderrama emprendió su último viaje.
El pasado doce de Abril, el artista del sombrero de ala ancha dijo adiós a su España querida desde su casa de Espartinas (Sevilla). Su corazón quiso descansar tras más de 87 años de constante esfuerzo y trabajo. Una dilatada trayectoria artística que quedará patente en la historia del flamenco. Muchas han sido las experiencias y los avatares que el cultivador de la copla española aflamencada ha tenido que sobrepasar a lo largo de su vida.
Los homenajes no se hicieron esperar. Tan sólo unas horas después de su fallecimiento, el alcalde de Espartinas lo nombró Hijo Predilecto a título póstumo. En Sevilla le cedieron su iglesia más barroca, San Luis de los Franceses, para que la ciudad pudiera despedirse de él. Al día siguiente, en su tierra natal, Torredelcampo (Jaén), más de diez mil personas quisieron rendirle tributo durante su entierro. Numerosos artistas del mundo del flamenco también quisieron estar con él.
La Bienal de Flamenco de Sevilla, según anunció su director, Manuel Copete, ha decidido dedicar al cantaor el espectáculo de clausura de su XIII edición en un gesto de reconocimiento al artista torrecampeño.
Son pequeños homenajes a un gran maestro del cante, a una vida dedicada a los escenarios, a una persona de una demostrada calidad humana.
Juan Valderrama Blanca, Juanito Valderrama, tuvo la suerte de estar presente en el homenaje que el pasado 23 de febrero se le rindió en Madrid. Murió como todo artista desearía, haciendo lo que más le gusta, cantando.
Nacido en Torredelcampo el 24 de mayo de 1916, con tan sólo catorce años formó parte del espectáculo de La Niña de la Puebla. Con esta compañía viajó por todo el territorio nacional. Debutó en Madrid el dos de diciembre de 1935. Posteriormente se trasladó a Barcelona donde grabó tres discos. Bebió de la savia de grandes cantaores de la época como Chacón, Manuel Torre, Montoya, Manuel Pavón o Juanito Mojama, entre otros. Fue parte integrante de compañías como la de Pepe Marchena, Adelfa Soto o Los Gaditanos.
A comienzo de los cuarenta empezó a cantar flamenco, acompañado por una orquesta, en Retablo español. En octubre de 1943 estrenó con gran éxito su primer espectáculo, Los niños del jazminero, en el Teatro Cómico de Madrid. Luego llegaría el turno de espectáculos como La España de Monsieur Dumas, de Ochaíta, Valerio y Solano; Romancero, de Perelló y suyo, y de Redondel, de Quintero, León y Quiroga. Antes de terminar este último espectáculo grabó El emigrante, canción compuesta por Niño Ricardo y él, que a la postre se convertiría en uno de sus grandes éxitos.
En 1954, contrató a Lolita Caballero Abril -cuyo nombre artístico sería Dolores Abril- con la que formaría pareja artística. El primer trabajo entre ambos fue Mi vida y el cante.
Después de grabar Historia del cante flamenco en los primeros años de los setenta, en 1974, presentó La revista y el cante. Un año después montó el qué, según él, sería su último espectáculo: Cante, sonrisas y nenas.
El 24 de junio de 1994 se retiró de la canción, tras más de sesenta años de actividad, en un homenaje celebrado en la plaza de toros de Las Ventas (Madrid), en el que intervinieron más de treinta artistas. Pese a ello, en marzo de 2001 presentó su último disco, Don Juan.
El 16 de septiembre de 2003 recibió en Granada la Medalla de Oro de las Bellas Artes de manos de los Reyes de España. También posee la Medalla al Mérito en el Trabajo y la Medalla al Mérito Turístico.
A finales del pasado año los jóvenes artistas flamencos quisieron homenajearlo en un disco titulado Todos con Juanito Valderrama.
Valderrama se nos fue, pero su legado permanecerá en sus más de trescientas canciones grabadas o en sus intervenciones en películas como El rey de la carretera (1956), El emigrante (1959) o El padre Coplillas (1968).
Los grandes artistas nunca se olvidan. Tú lo has sido y lo serás, Juanito.