Fallece el gran cantaor jerezano Manuel Moneo. La capilla ardiente estará instalada hasta las once de la mañana de hoy en el Cabildo Antiguo de Jerez, donde se oficiará una misa de cuerpo presente.
Web revista La Flamenca. Luis M. Pérez. 20/12/2017
Eran las once de la mañana de ayer cuando saltó la noticia. El cantaor jerezano Manuel Moneo acababa de fallecer en el Hospital de Jerez, víctima de una larga enfermedad que le venía socavando los cimientos de su salud desde hacía largo tiempo. Otro adiós de los malos, otra lágrima mal disimulada rueda por la mejilla del cante jondo.
Alejado de los circuitos profesionales, Manuel siempre gozó del reconocimiento entre los aficionados al flamenco clásico y añejo como uno de los buques insignia del cante gitano, y fue merecedor de una serie de galardones como la Copa Jerez de la Cátedra de Flamencología en 1987, la Insignia de Oro de la Peña Flamenca Los Cernícalos de su ciudad natal (2009), la Palma de Plata de la Sociedad del Cante Grande de Algeciras en 2012, o su nombramiento el año pasado como Hijo Predilecto de Jerez de la Frontera.
Manuel Moneo Lara nació en 1950 en la flamenca calle Acebuche y era el patriarca de una de las sagas flamencas más importantes de la Plazuela, en el barrio de San Miguel. Entroncado con los Agujetas, los Mijitas, los Pacotes, los Garbanzos o los Rubichi, entre otros, Manuel y los suyos fueron golpeados cruelmente por la vida cuando vieron fallecer en 2015 a su nieto Manuel Moneo Castillo “Barullito”, que con tan solo veinticuatro años iba camino de consagrarse como un estupendo guitarrista; o a su hermano menor Juan Moneo el Torta, famosísimo cantaor, en diciembre de 2013.
La saga continúa para gloria del arte en las figuras de su hermano Luis Moneo, guitarrista y cantaor; en el hijo de Luis, Juan Manuel Moneo Carrasco; y en los propios hijos de Manuel, a saber, el guitarrista Juan Moneo, las cantaoras Rocío Moneo y Macarena Moneo, y el cantaor Manuel Moneo Suárez “Barullo de Jerez”.
Manuel Moneo fue siempre un cantaor ortodoxo, de sentimiento. Fue un maestro por seguiriyas, bulerías al golpe, tientos, malagueñas o fandangos. Y un portento cantando soleares y saetas. Deja un vacío irreparable en el panorama del cante jondo. Tenía sesenta y siete años. Descanse en paz.