Fallece Ricardo Rodríguez Cosano, ilustre estudioso e investigador del Flamenco. La muerte del experto en cantes lebrijanos sumerge a su ciudad adoptiva en un sentido luto.
Web revista La Flamenca 25/5/2016
La única ley de vida indiscutible azota de nuevo al mundo del flamenco. La vida del flamencólogo Ricardo Rodríguez Cosano ha llegado a puerto, mientras que todos los tripulantes que le acompañaron en su viaje le despiden con la mano en el corazón y con la esperanza de seguir las huellas que él dejó en su camino. Lebrija entera se conmociona ante la pérdida de un amigo, compañero, esposo, padre, maestro y sobre todo, una excelente persona. El estudioso e investigador falleció el pasado 23 de mayo a la edad de 78 años tras padecer una tediosa enfermedad. En el momento de su muerte, en la clínica sevillana de Fátima, estuvo acompañado por el cariño de sus queridos más cercanos.
Fue en su Casariche natal, donde nació un 27 de diciembre del año 1937, el lugar en el que el flamenco despertó una sensación extraña en Ricardo. Siendo apenas un niño empezó a interesarse por las saetas que adornaban la semana santa casaricheña. Aquellos quejíos que venían de las juerguecitas flamencas que los mayores disfrutaban con su copita de vino en la mano cautivaron por completo la mente de aquel joven muchacho. A sus 18 años Ricardo decide mudarse a Lebrija, ciudad en la que el flamenco ocuparía una parte fundamental de su vida, y así hasta su lamentable desaparición. Fueron muchas cosas las que Lebrija le aportaría a su vida, así como las que Ricardo aportaría a Lebrija. Aquí se enamoraría de Emilia, su fiel compañera de viaje, y formaría una familia a la que se dedicaría en cuerpo y alma el resto de su vida.
Es en esta ciudad dónde comenzó su carrera en las aulas del Colegio Elio Antonio, en el que integró la enseñanza de flamenco en las aulas. Así, enseñó a sus alumnos a reconocer las estructuras de los cantes de cada palo y los inició en los conocimientos de la guitarra. Lo caracterizaba su mente inquieta, la misma que lo llevó a ser experto en la creación y recreación de cantes, un excelente reconocedor de distintas estructuras de los cantes, y en el reconocimiento de las huellas que habían dejado los artistas lebrijanos en distintos cantes. Pero en su carrera profesional hay que destacar la creación de un nuevo palo, 'La Rociera', así como la publicación de más de 10 libros relacionados con el flamenco.
Además, también ha cedido sus conocimientos a distintas revistas de flamenco, como esta, en la que empezó a colaborar en el año 2007. Desde entonces ha volcado todos sus conocimientos sobre flamenco en secciones como Flamenco Antiguo o Miscelánea, las cuáles ha defendido con sublime competencia y soltura hasta el fin de sus días. Ha sido un hombre pulcro y constante con el trabajo que le ocupaba.
Sin embargo, para Lebrija no solo fue un excelente maestro y flamencólogo. Fue el fundador de la Peña Flamenca 'Pepe Montaraz', uno de los fundadores de la Peña Sevillista de Lebrija y hermano mayor de la Hermandad de la Oración en el Huerto durante 16 años. Por esto, y por ser un excelente paisano y amigo fue declarado 'Hijo adoptivo' de Lebrija.
Emprendedor, humilde, gran amigo, padre ejemplar, hombre sabio, responsable, noble y sobre todo un auténtico amante del flamenco. Estos han sido muchos de los adjetivos de los que este casaricheño de nacimiento se ha hecho merecedor gracias a su estilo de vida. Una personalidad completa que une a Casariche y Lebrija en una profunda tristeza. Hasta siempre Ricardo.