Revista La Flamenca: Revista nº 2 /año 2004 Enero Febrero
Pastora Pavón Cruz, La Niña de los Peines, sevillana de la Puerta Osario, está considerada la mujer más importante que hasta hoy ha dado el cante flamenco. Comenzó a cantar desde muy niña, subiéndose por primera vez a un escenario a la edad de 8 años, en una caseta de la feria de Sevilla.
El sobrenombre, puesto por el público, se lo debe a unos tientos-tangos que popularizó y que comenzaban así: "Peinate tú con mis peines-que mis peines son de azúcar..."
Su familia, de tradición flamenca y buenos aficionados, influyeron en la pequeña Pastora, que se fue impregnando de buenos cantes y charlas flamencas, despertando su interés por el conocimiento del cante. Por ello, la Niña de los Peines abarcó prácticamente todos los palos del flamenco. Y, en todos ellos, la ejecución fue sublime.
Su debut profesional fue en Madrid, en el Café del Brillante, en 1903, consagrándose como la nueva promesa del cante jondo. Tanto fue así, que el pintor vasco Ignacio Zuloaga quedó tan conmovido por la forma de interpretar de la joven, que se la llevó a Bilbao para presentarla en el Café de las Columnas.
Compartió escenarios por diversas ciudades (Jerez, Málaga, Sevilla...) con grandes de la época, como Antonio Chacón o Manuel Torre, y los periódicos comienzan a hablar de la "Reina del cante Flamenco".
Después de triunfar (allá por los años 20) en diversos teatros madrileños (Madrid-Cinema, Maravillas, Novedades, Pavón...) y recorrer varias ciudades españolas en una gira con Habichuela a la guitarra, es contratada por el circo Price y presentada en el Festival Carlos V de Granada.
Más tarde, a finales de los años 20, siendo ya una gran estrella de la época, encabeza una de las llamadas Óperas Flamencas, compartiendo cartel con otras grandes figuras, como Pepe Marchena o Don Antonio Chacón, y acompañada a la guitarra por Ramón Montoya. Con ella, cosechó un clamoroso éxito por toda la piel de toro.
Durante la guerra civil, se marcha a Madrid, donde participa en un homenaje al poeta granadino Federico García Lorca, al que había conocido en el famoso Concurso de Cante Jondo de Granada, y que fue fusilado al mes siguiente por las tropas del alzamiento. Éste fue un duro golpe para Pastora, a la que el poeta había definido como "modelo de la cantaora enduendada". Pastora participó, junto a Manolo Caracol, en un homenaje póstumo que se celebró en su memoria en el Cine Salamanca.
Tras el paréntesis del conflicto armado, retorna a estos espectáculos itinerantes, alternando con cantaores como El Sevillano o Canalejas de Puerto Real e ingresa en el espectáculo "Las Calles de Cádiz", junto a Concha Piquer.
En 1949, y tras unos años retirada de los escenarios, inicia una gira junto a su marido (El famoso cantaor Pepe Pinto), pero el público no responde como se esperaba y tienen que suspenderla a la mitad para evitar la ruina económica. La Niña de los Peines había sentido por primera vez en su gran carrera artística los sinsabores del fracaso. El gran público buscaba por entonces cauces más comerciales y el cante grande de Pastora no era entendido por muchos. La genial cantaora lo pasó mal y, como fue el caso de otros grandes artistas de la época, sus últimos años de vida fueron duros. Tras la muerte de sus hermanos (Arturo y el grandísimo cantaor Tomás Pavón), quedó sumida en una profunda tristeza y, aunque se le hicieron numerosos homenajes en vida, murió con la cabeza perdida el 6 de Octubre de 1969.
SUS CUALIDADES
La Niña de los Peines fue una cantaora polivalente, ya que abarcó la gran mayoría de los palos flamencos, desenvolviéndose en todos a la perfección. Su afinación y conocimiento nunca estuvieron reñidos con el sentimiento y el quejío, dejándose el alma en cada escenario que pisaba.
Sobresalió en la seguiriya, que el público siempre le pedía; en los tangos fue insuperable, tanto en calidad como en cantidad, confiriéndoles una jondura extraordinaria. La Petenera fue otra de las cumbres de esta grandiosa mujer, llevando este estilo a su máxima popularidad. Por soleá, recuperó los cantes de la jerezana Mercé de la Serneta (1840-1912), con quien llegó a tratar en su juventud. Puso las bases de la época de esplendor de la Semana Santa, interpretando como nadie la saeta desde los balcones sevillanos. En las bulerías, fue también figura insuperable y creó estilos como la bambera.
DISCOGRAFÍA REEDITADA
NIÑA DE LOS PEINES
"Voz de Estaño Fundido"
Sonifolk
NIÑA DE LOS PEINES
"Arte Flamenco Vol. 7"
Divucsa
NIÑA DE LOS PEINES
"Colección Quejío 2 CDs"
Emi
NIÑA DE LOS PEINES
"Grabaciones Discos de Pizarra Años 1930-40"
Discmedi
NIÑA DE LOS PEINES
"Grands Cantaores du Flamenco"
Harmonia Mundi
NIÑA DE LOS PEINES Y MANUEL VALLEJO
"Grabaciones discos de pizarra 1928-1930"
Discmedi