Manuela Carrasco. Confirmó su raza y arte en Bienal
Web Revista La Flamenca. Pedro Madroñal. Sevilla / Teatro de la Maestranza / 22/9/2014 Fotos: @ la bienal Antonio Acedo
La maestranza no es lo mismo sin Manuela, Manuela Carrasco. Sevilla tiene sus mitos, sus ídolos y su posicionamiento vital donde construir su propia teoría del arte. Siempre dual, bipolar. Las dos Sevillas. En una orilla se presenta el baile de Manuela, el equivalente a Curro Romero en el toro, un baile de gestos, de silencios de pose y de raza y, aunque pueda parecer pretencioso, esta estética jonda no tiene comparación en otras disciplinas y de alguna manera se convierte en un hecho diferencial e identitario de nuestra cultura.
El imponente Teatro de la Maestranza esperaba una de esas noches inolvidables, ambiente de baile grande, lleno hasta la bandera y con ganas de partirse las manos en la representación de naturaleza gitana de Manuela apoyada en los cuatro elementos básicos, fuego, aire, agua y tierra, a los que dedicó un número.
Fuego...Una llama gitana vestida de candela ocupa el escenario con elegancia y majestad para buscar en los cantes de Levante el calor del espeluznante taranto de El Extremeño, tensión y oscuridad que quema. Conato de incendio.
Aire. La música volátil y etérea del conjunto formado según programa por Paco Jarana, Manuel de La Luz y Juan Campallo y sobre todo en este momento la percusión de José Carrasco sirven de soporte al baile a tres de Saray de los Reyes, Lole de los Reyes y La Marquesita, presentándose con los pies para demostrar escuela y sevillanía.
Diego Amador protagoniza uno de los momentos de la noche, piano de enjundia y recuerdo a Camarón con fandangos y “Canastera” mientras aparece Manuela de rojo muleta, elegante y sensual bailando el toque de Diego, el espacio del enorme escenario lo llena la trianera con la colocación de sus brazos. Estampa, tempestad.
Agua… Le toca mojarse a Pepe de Pura que por alegrías y cantiñas da una lección de compás y sonido. Como olas del mar aparece, de azul y blanco, el cuerpo de baile con una composición que deja poco espacio al lucimiento particular de cada una pero de donde salpican detalles.
Aluvión de zapateado. Manuela se empieza a dibujar en el mar, se encuentra y suelta los hombros. La geometría que provoca la posición de su barbilla con la espalda, la cara y sus piernas parece descrita por un arquitecto de arte. Brío, brea.
Tierra…Su sitio. Comienza titubeante el número con la zambra de Zamara Carrasco y Mara Rey, les cuesta controlar el escenario y el volumen de su cante. Pero el patio de butacas esperaba la colisión de dos estrellas flamencas, era el momento del todopoderoso Miguel Poveda.
Recibido con aplausos y vítores se templa por tientos, desubicado e incómodo. Se evidencia que el toque para el baile es una disciplina muy distinta al toque de acompañamiento y más si uno está en utrera y el otro en Pamplona. Mismo problema en tangos.
Pero había que enterrarse en el fango y zafarse en el terruño de la soleá y ahora sí, Manuela se hace reina y diosa, una esfinge gitana que lanza fuego, aire y agua en cada desplante en cada mudanza, por cada brazo. Poveda se mete en el cante a medio voz de Alcalá o La Serneta con gusto templado y sabedor del momento que protagoniza. Reloj de arena, coronación.
La soleá tiene nombre y Sevilla, al menos media Sevilla, su emperadora.
Ficha artística:
Espectáculo: Compañía Manuela Carrasco Gitana Morena Estreno absoluto Teatro de la Maestranza día 21/9/2014
Baile: Manuela Carrasco.
Cuerpo de baile: Saray de los Reyes, Lole de los Reyes y La Marquesita.
Cante: Enrique “El Extremeño”, Pepe de Pura, Zamara Carrasco y Mara Rey.
Guitarras: Paco Jarana, Manuel de La Luz y Juan Campallo.
Percusión: José Carrasco.
Palmas: El Choro y Jesús Corbacho
Artistas invitados: Miguel Poveda y Diego Amador.