La joven cantaora jerezana unió su voz al piano de Pedro Ricardo Miño para cosechar un nuevo triunfo en la Bienal de Flamenco.
Revista La Flamenca. Luis Pérez. Sevilla. 14/9/2022.
Pues hubo de todo. Desde lo excelente a lo regular, tirando a menos. Porque hablamos de un espectáculo complejo, valiente, con más luces que sombras, con enormes artistas sobre el escenario y un sonido francamente mejorable. El público se lo pasó en grande. Primo, eso era de esperar. El respetable del Cartuja Center CITE es distinto del que puedas encontrarte en una peña flamenca sevillana o en la Reunión de la Puebla de Cazalla. Aquí se viene a pasarlo bien, sin tapujos. Tendremos que aceptarlo más pronto que tarde.
Confiesa que, cuando comprendes que aquello va a ser un recital de cante jondo sin guitarra, las tripas llegan a aflojarse un poquillo. Tranquila, que yo sé lo que significa disfrutar de un recital de Pedro Ricardo Miño al piano. Fue en la pasada Bienal. El trianero mamó el flamenco mucho antes de nacer, cuando bailaba en el seno de su madre Pepa Montes al son que le marcaba la paternal sonanta de Ricardo Miño. El del reloj del puente de Triana, que tanto molesta a algún vecino al tocar las horas con su guitarra por soleá. El joven pianista es flamenco hasta para sentarse en la banqueta. Maestro del acompañamiento al cante, como su padre, es capaz de deslumbrar también como concertista. Seguir con la mirada sus evoluciones, sus posturas casi danzantes o la expresión jonda de su gesto es una auténtica gozada. Ahora es cuando te confieso yo también que, en ningún momento, eché de menos a mi querida guitarra flamenca.
Lo que desde un principio promete ser una propuesta interesantísima es también dificilísimo de llevar a cabo con perfección. En Rúbrica se nota que hay un trabajo duro de ensayo, sobre todo entre pianista y cantaora. Pero faltó por momentos conjunción con el grupo de acompañamiento, tal vez excesivo. La percusión de Paco Vega, siempre discreto, exacto y sin afán de protagonismo. Cuatro palmeros, donde la contención y el hermanamiento entre los lebrijanos Juan Diego Valencia y Manuel Valencia contrastaban con el ritmo más marcado, y en ocasiones estridente, de las palmas del dúo Los Makarines. Y cuando la orquesta al completo, incluido el Coro del Ateneo de Sevilla, tocaba el cielo de la belleza y los sentidos se afilaban como escarpias, el volumen de todo aquello se desbordaba por las orillas de lo deseable. Nada que no se pueda arreglar en futuras representaciones en ese imponente coliseo del Cartuja Center.
A María Terremoto ya nadie la va a descubrir. Es hija y nieta de quien es. Es la ilusión y el presente del flamenco de Jerez de la Frontera. Y es la dueña y señora del futuro del cante jondo de mujer. Lo tiene todo para ser una grandísima cantaora de cante clásico y tradicional. El que nos gusta a ti y a mí. Y con apenas veintitrés años, se ha encumbrado a los primeros puestos del escalafón.
Sería muy cómodo haberse echado a dormir. Y no lo ha hecho. La propuesta de Rúbrica aleja a María de su zona de confort, como dicen ahora los modernos. Ya no es solamente una cantaora de Jerez de la Frontera, con lo que eso significa. Para ella sería muy fácil vivir exclusivamente del soniquete. Y ha demostrado ser muy valiente, atreviéndose con la farruca de Manuel Torre, la mariana del Cojo de Málaga, la petenera de Medina el Viejo, la caña de Curro Dulce, o las galeras de Juan Peña el Lebrijano, todas alejadas de su repertorio habitual. Que tú te tienes que recorrer quince festivales de verano para escuchar tres cantes como esos. No ni na.
Pero todo no te puede salir bien. Cantar de pie, apoyada en el piano de Ricardo, tiene sus riesgos. Pegarte tus paseos por el entarimado da fe de tus méritos como artista que va camino de ser dueña de los secretos de la escena. Esos braceos y esas manos desmigando jazmines recuerdan mucho al embrujo de la gran Lola Flores. Pero en ese mismo instante se abre el abismo del cante desvirtuado. Cuando se canta para el baile y no hay bailaora o bailaor al que cantarle. Tú me comprendes, que de esto chanelas un montón.
Y poco más que añadir. Porque lo que resta es cuestión de gustos. Si eres de los que aprecias más la sensibilidad de la uña que rasga una telaraña en un rincón de tu ser. O prefieres la brillantez de la garganta poderosa, el despliegue de facultades. El crítico aquí solo puede hablar de su gusto.
Ficha artística:
Espectáculo: Rúbrica
Ciclo: XXII Bienal de Flamenco 2022
Lugar y fecha: Cartuja Center CITE. Sevilla. 13/9/2022
Cante: María Terremoto
Piano: Pedro Ricardo Miño
Percusión: Paco Vega
Coros: Makarines
Colaboración especial: Coro del Ateneo de Sevilla
Artista invitada: Anabel Valencia