Web revista La Flamenca 3/9/2016 Foto: Paco Sánchez
El cante jondo se hunde en duelo una vez más. El barrio de Triana llora la muerte del que ha sido uno de los máximos exponentes de los cantes trianeros y como bien decía Tomás Pavón y ahora más que nunca: “En el barrio de Triana ya no hay pluma ni tintero”. Ha fallecido Paco Taranto, a la edad de 76 años y último en la estirpe de los cantaores del arrabal trianero, aquel grupo de artistas que popularizaron los cantes alfareros. El cantaor murió el pasado viernes 2 de Septiembre tras padecer una larga enfermedad.
Aficionado desde niño a aquellas melodías que escuchaba a sus vecinas y a aquellos personajes insólitos que paseaban por las calles de su barrio, no tardó mucho en dejarse influenciar por personalidades como El Arenero, Oliver, Emilio Abadía, ‘El Sordillo’ o ‘Domingo el Alfarero’. Estos fueron los que alimentaron su pasión por el flamenco y sobre todo su personal estilo a la hora de tratar con estos cantes. Su peculiar forma de entender el cante junto a su pasión por este y sus propias aportaciones artísticas le llevaron a expandir los autóctonos cantes trianeros por todo el país, pues con tan solo 16 años un premio de Radio Sevilla le permitió recorrer una gran parte de los tablaos andaluces.
Más tarde formó junto a Salvador Távora el grupo que le dio su nombre artístico, “Los Tarantos”. Con este grupo viajó por todo el país y pudo actuar con artistas como Enrique Montoya, Pepe Pinto, Emilio “El Morao” o ‘El Sevillano’, aunque esto duró apenas unos años. Una vez se disolvió este grupo, Paco pasó a formar parte de la compañía de Juanita Reina en la que participó en espectáculos como “Ole con Ole” o “Señorío”. A partir de este momento su carrera fue un auténtico sin parar, ya que inmediatamente fue contratado por el tablao ‘La Cochera’ en el que empezó a acompañar al trio formado por Farruco, Rafael ‘El Negro’ y Matilde Coral.
En el año 1979 grabó el primero de sus 12 discos. Una discografía que conforma un legado histórico indispensable, una discografía en la que se recogen todas las aportaciones que Taranto hizo a los cantes de Triana y que quedará para siempre como recuerdo de un gran maestro así como pieza de estudio fundamental.
Así es como tras 76 años se enmudece el legendario cantaor del Zurraque y el otro lado del rio llora la pérdida del que fue “Trianero de Honor”.