Rebelde con Causa
Revista La Flamenca: Revista nº 24 /año 2008 Marzo Abril Foto: Paco Sánchez
Todo estaba preparado en la sevillana Sala Joaquín Turina para rendirle homenaje a unos de los últimos cantaores pertenecientes a esa generación de ensueño que han hecho grande este arte. Una magnífica dirección artística por parte de Tere Peña, así como al cargo de la producción, el apoyo incondicional de la Fundación Machado, la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco y la Confederación de Peñas Flamencas, junto a Cajasol, auguraban el éxito organizativo, pero nos quedamos esperando la presencia de un artista que solo tuvimos lo oportunidad de tenerlo en el recuerdo. El día 3 de marzo estaba señalado para que lo más granado del panorama flamenco brindara a Gaspar todo el cariño que este mundillo le profesaba, pero como el que no quiere la cosa, nos dijo adiós unos días antes, cansado imagino de los olvidos anteriores.
No obstante la organización siguió con el evento programado y de este modo, bien conducido por el compañero Alberto García Reyes, apareció el primer artista de la noche. José Mercé, acompañado de su Moraito cantó por soleá y alegrías. Otros jerezanos que también estuvieron presentes fueron Fernando de la Morena y Diego Carrasco que se iban alternando con artistas de Utrera y Lebrija. Ambas localidades sevillanas llevan a gala estar hermandas artísticamente por el clan de los Pinini y Perrate, al cual pertenecía Gaspar Fernández Fernández. Posteriormente sería Dorantes quien hizo llorar en su piano una seguiriya en memoria de su tío para rematar por bulerías, mientras que Tomás de Perrate, acompañado de Antonio Moya ofreció ese cante rancio que se estila en Utrera cual es su soléa, acordándose de su primo, que a la postre fue el estilo más interpretado. La parte más sentida de la velada fueron las estremecedoras interpretaciones por parte de Inés Bacán y de El Lebrijano que derrocharon dolor en memoria del fenecido en forma de seguiriya, llegando el cantaor rubio a enjugar su rostro con lágrimas. Debemos decir que también acudieron a la llamada del Rey de Utrera compañeros suyos de fatigas de la época de los tablaos como la malagueña La Cañeta y José Salazar, así como figuras jóvenes que admiran su arte y compartieron escenario, tal es el caso del madrileño Paco del Pozo que estuvo secundado por la guitarra de Antonio Carrión. Huelga decir que todos los artistas actuaron desinteresadamente, abonando incluso de su bolsillos los gastos de desplazamiento. La parte más festera corrió a cargo de Aurora Vargas y esa mágica noche concluyó con el baile racial de Concha Vargas arropada por su familia donde su hija Carmen es el claro ejemplo de esa tradición familiar hecha cante. No obstante, Gaspar estuvo presente toda la noche porque se fueron proyectando diversos cortes audiovisuales sobre su persona que nos permitieron conocer un poco más de este flamenco.
Muchos y variados han sido los calificativos sobre Gaspar de Utrera, desde bohemio pasando por anarquista, y como comentaba, en ese vídeo se pudo contemplar una fuerte personalidad que le avocó a hacer del cante su experiencia vital, sin el cual su vida se ha apagado, y es que prefería recorrer su campiña natal que estar rodeado de tantos coches en Madrid o tener que beber el agua de Barcelona, la cual no era nada de su agrado. Pocas veces ocurre que la muerte de un artista flamenco llene tantas páginas de prensa como ha ocurrido estos días y de ellas podemos recoger testimonios de diversos compañeros, así Ángel Álvarez Caballero en el El País nos dice "Fue cantaor largo, que interpretaba todas las familias de cante con extraordinaria propiedad. Su querencia al pueblo le impidió hacer una carrera mucho más espectacular. Tenía el eco inconfundible de su familia, el divino don que sólo reconocemos en algunos privilegiados.". En el Diario de Sevilla es Juan Vergillos quien manifiesta "Gaspar poseía una voz hermosa, colorida y potente, de gran eco, dominio rítmico, y un repertorio conformado a la medida de sus características y personalidad artísticas", o como nos transmite Alberto García Reyes en el ABC "Los artistas como él son el precio que ha tenido que pagar el flamenco para salir de la marginalidad artística"
De la vida del que naciera en Utrera hace setenta y cincos años solo podemos decir que pocos lugares de la geografía flamenca le faltó por recorrer. Estuvo en grandes compañía de baile junto a figuras como Pilar López con la que llegó a actuar en Japón, o con la mismísima Carmen Amaya, y fue un elemento clave en los tablaos de los años sesenta y setenta, en especial en los madrileños de El Duende, Zambra y Los Canasteros. En ese ambiente tuvo la oportunidad igualmente de alternar con las más destacadas voces como Pericón de Cádiz, Rafael Romero El Gallina, Pepe el Culata, pero sin duda lo más llamativo de su trayectoria profesional, y como el mismo pregonaba, es que siempre estaba tieso, se gastaba todo lo que ganaba, y es por eso que se recluía muchas veces es su Utrera natal en compañía de su amplia prole, la cual por desgracia no ha salido con la misma genialidad. Se limitó en sus últimos años de vida al circuito de las peñas flamencas y festivales veraniegos próximos a su residencia. Aunque su contribución discografía es escasa, recogiéndose su voz en varias obras colectivas, pero destacando su aparición Rito y Geografía del Cante, fue Tere Peña quién intentó reverdecer los laureles de este gran cantor gracias a un disco "Casta" que editó en el sello Palo Nuevo en 2005, pero el delicado estado de salud de Gaspar lo fue sumiendo en una gran depresión que ha terminado por consumir una de las pocas llamas vivas del cante rancio, el cual, según sus palabras no se enseña, sino que se aprende por quien tiene facultades.