Revista La Flamenca: Revista nº 23 / año 2008 Enero Febrero Fotos: Paco Sánchez
“Yo nunca me he hecho valer, soy muy cortito de cabeza”.
Chano Lobato. Memoria Viva del Flamenco.
Hay artistas que no necesitan presentación, y ese es el caso de Juan Ramírez Sarabia (Cádiz, 1927) que nos recibió en su casa del sevillano barrio de Heliópolis. Su amabilidad nos hace pasar a un salón lleno de recuerdos flamencos y nos permite hacerle esta entrevista con el único pero de que la misma no sea grabada. Atendiendo a sus requerimientos nos vemos en la obligación de ir tomando notas sobre la marcha, labor difícil, dada la cantidad de historias que aglutina el maestro en su memoria, ahora que acaba de cumplir ochenta años de historia de arte jondo.
¿Qué recuerdos guarda de su Cádiz natal?
Ha pasado mucho tiempo pero no me puedo olvidar del Villa Madrid, donde Ramón Jarana o Chato de la Frasca cantaban bajito las cosas de Aurelio (Sellés). En aquel tiempo estaban por la Tacita una pareja de bailarines llamados Carmen Moré y Pepe Blanco, y llevaban en su troupe al bailaor Paco el Americano al que yo le cantaba y ellos fueron los que me llevaron para Madrid.
¿Tuvo que causarle un gran impacto llegar a Madrid?
Yo ya rondaban los treinta y tantos años, y gracias a las fiestas que se hacían en Casa Marcelino cobré por primera vez un billete grande de los de aquella época. Con ese dinero me compré mi primer sombrero de ala ancha. Luego entré a trabajar en El Duende, ese bonito local de Gitanillo de Triana en la calle Jardines. En aquel tiempo, y durante los cincos años que trabajé en ese tablao vivía junto a Rosario (su mujer) y otros artistas como Gaspar de Utrera en una pensión que regentaba Mauricio, un banderillero y su mujer La Rubia. Luego ya pasé a trabajar a otros locales como Los Canasteros y El Arco de Cuchilleros.
¿Y del tablao a recorrer el mundo en la compañía de Antonio?
Antonio siempre iba a ver a los artistas cuando estaba en Madrid. A mí me conoció en Cuchilleros. Yo tenía muchas ganas de cantar en los teatros y tuve la oportunidad de entrar con Antonio cuando estaba con su ballet en el Teatro de la Zarzuela. Como me gustaba el teatro, cambió mi vida, estudiaba mucho para sus bailes, incluso cada vez salía menos de juerga. Imagínate que giras por toda América, Europa, incluso estuvimos en Rusia. Antonio se atrevía con todo, también en Japón. Con él fui dos veces, y luego otras dos a título personal por mediación de Kojima primero y luego con una bailaora, Shiyeko.
¿Cómo eran sus compañeros del Ballet de Antonio?
Conmigo venían Sernita de Jerez, pedazo cantaor, y el Chaleco, y la guitarra de Manuel Morao y luego el hijo del Sernita, Curro de Jerez. También venía Carlos Sánchez que estuvo un tiempo que se veía con Ava Gadner. Antes había una cantidad de artistas muy buenos como El Gallina o El Chaqueta del que he aprendido mucho. Una pena, se han ido todos, por eso en el flamenco hoy en día solo queda guasa.
“Antes había una cantidad de artistas muy buenos, se han ido todos, por eso en el flamenco hoy en día solo queda guasa”
¿Se considera el introductor del flamenco fusión con esos cantes de Gardel?
De pequeño en Cái todo lo metíamos por bulerías. Yo iba a un cine barato donde ponían las películas de Gardel que hacía en América. Conseguí dos discos que tenían las canciones “Cuesta Abajo” y “Melodía de Arrabal” y desde entonces me gusta mucho cantar todos esos tangos. Los prefiero a cantar por seguiriyas que me imponen mucho respeto, y eso que a Antonio le ha cantado serranas y martinetes.
No se podrá olvidar de otro cantante americano, Compay Segundo
Pobrecito, que pena cuando me dijeron que se había ido. Cuando lo conocí tenía más años que yo ahora, y tenía una mujer a su lado, una cubanita de treinta y pocos años. Y yo le preguntaba a mi compadre que como era posible, y él me decía que había unas hierbas en su isla que eran mágicas Nunca he estado en Cuba, me ha faltao eso. Me quiso llevar por Europa de gira pero me dio jindama, yo ya estaba con mi “diabetes” muy preocupado. Pero que bonito cuando cantábamos juntos eso de “Juan un andaluz figura” o el “Juan Tanamera” (según Chano). Compay me jaleaba, decía ¡Ole! Chano esto está pal carajo. Era un caballero con su corbata y su traje, antes todos los artistas siempre íbamos con traje aunque hubiésemos ganado cinco o seis duros en la Venta La Palma de Cádiz.
Después de Antonio empezó otra etapa importante con Matilde Coral, ¿Cómo lo recuerda?
Yo nunca me he hecho valer, soy mu cortito de cabeza, y siempre hacía lo que me pedía Matilde para su baile, pero un día, animado por mi hijo Chano decidí dejar su compañía y empezar a cantar p´alante. Desde entonces nunca me ha faltado el trabajo en festivales y peñas.
Pero siguen compartiendo buenos momentos en el programa de Bigorra en Canal Sur, ¿no?
A mí me daba miedo al principio ir a la radio porque yo creía que no tenía argumentos para un diálogo, tampoco quería cobrar cuando me invitó la primera vez. Luego Matilde se enteró y se incorporó. Ahora se ha operado y espero que se recupere pronto para retomar nuestras discusiones.
Repasando su discografía veo que no es tan extensa como lo desearíamos los aficionados ¿A qué se debe?
Mira sobrino, la primera vez que entré en un estudio y se encendió la luz roja me entró una cosa en el cuerpo que dejé a Antonio plantado. Lo he ido superando gracias al teatro que es lo mío.
Veo que se le queda pequeña la habitación con tantos premios y homenajes
Me gustan las cosas por derecho y todo lo que sea cariño que sea bienvenido, pero sin ojana. Muchos sitios como La Unión o Madrid se están acordando de mí. Me ha hecho mucha ilusión el Premio Niña de los Peines de la Junta de Andalucía.También su majestad la Reina se preocupó por mí cuando me puse malito en Cádiz. Les tengo mucho aprecio a los Reyes. Conocí a Don Juan Carlos cuando era príncipe que iba a cantarle a su hermana ciega, Doña Margarita, por Alegrías y Fandangos que le gustan mucho.
“Compay Segundo me jaleaba, decía ¡Olé! Chano esto está pal carajo”
Y también es importante en su vida la ciudad de Sevilla imagino
En Sevilla llevo la mitad de mi vida, aquí he conocido a mucha gente que me ha ayudado. No veas la alegría tan grande este invierno pasado en el Maestranza con Ortiz Nuevo en “Yo soy del 27″. Yo no quería diálogos, le decía al Poeta que me dejase cantar junto a mi compadre Juan Habichuela. Que satisfacción cuando llegué al camerino y la gente me esperaba y me regalaban flores. Yo veía aquel espectáculo muy difícil. Ortiz Nuevo siempre hace cosas muy bonitas, como este verano en la Plaza de Toros de Ronda, con esa calesa y todos los niños que me cuidaban. Yo estaba malito ese día y todos se preocupaban por mí, yo me creía que era el mataor Antonio Ordoñez.
En Jerez también le he visto a menudo últimamente
Allí también me quieren, su alcaldesa, Pilar Sánchez, tiene mucho arte, y que vueltas se da. Pero es que Jerez es muy flamenco. Desde muy joven he ido allí con Aurelio y eso que hacíamos las cosas de Cádiz, esas soleares y malagueñas del Mellizo, pero les gustaba a los jerezanos como cantábamos por los bajos.
¿Y que espera del futuro?
Solo pido salud, que tengo que ir este invierno a Nimes (Francia) que no puedo estar sin mi gente en los teatros.