
Gracias a la desmedida afición de los integrantes de la Asociación Cultural Flamenca ´Farrabú´de Bilbao y a la receptividad del pueblo vasco a la cultura flamenca, durante los pasados días 20 y 21 de abril de 2005. se han vivido unas excepcionales jornadas y de convivencia. La siguiente crónica, a modo de cuaderno de bitácora, va por ellos. La expedición partió muy temprano. El primer día, el 20, saldrían de Jerez rumbo a Bilbao, con escala en Barajas (Madrid), la primera parte del grupo formado por Moraíto, Antonio Jero, Fernando de la Morena y José María Castaño, quien suscribe. A las 05.30 de la mañana, por aquello de despedir a los "duendes" que en los aeropuertos juegan malas pasadas, ya estaba allí el de la Morena con Jero, sobre las 6.00 pude llegar "muerto, muertecito de sueño..." como dice el fandango de Fernando. Unos minutos más tarde, llegaría Moraíto guitarra a la espalda. Tras facturar y encomendarnos a la Virgen de la Mercé "si es que llegamos vivos...un hábito ví a rompé"... tomamos el café de rigor. Justo cuando íbamos a embarcar a las 7 menos cuarto, nos cruzamos con los primeros indicios del país al que nos dirigíamos. Javier Clemente, otrora seleccionador nacional de fútbol y del Atlethic Club, hacía también maletas con el mismo rumbo.
Nadie se termina acostumbrando a los aviones. ¡Naide! Y menos si sale a las 7.00 en punto de la mañana. Pero allá que surcamos los cielos jerezanos para recalar en Madrid - Barajas, ese caos que poco tiene que ver con nuestras plácidas y tranquilas calles. Allí va todo el mundo con prisas, aunque no las tenga, es como un vicio generalizado, todo el mundo hablando por el móvil sin parar: ¿¡Tanta gente hay despierta a las 8.00...!? En fin, ya las gentes coge los móviles hasta en los teatros... pero a lo que íbamos. Lo primero que hicimos fue buscar las puerta de embarque. Fernando y Jero tuvieron no hace mucho una mala experiencia camino de Donosti y lo mejor es prevenir, aunque Moraíto, cada vez que sonaba un aviso, decía: "Fernando ese es el nuestro..." Y al otro se le ponía la cara blanquita, mira si eso es complicado: ni "aún metiéndome en harina, sobrino...". Pero ya se sabe, lo dijo Sabina en una de sus letras: "Absurdo como un poeta en el aeropuerto..." Y tres horas dan para mucho, sobre todo, para charlar y estando Morao para morirse de la risa... La primera anécdota del viaje fue de arte: tras desayunar bien, a la hora y pico, vuelta a la barra del bar. Entonces, Manuel pide al camarero un licor muy raro, creo se llamaba Fernebach - branka o algo así. Según parece de alcauciles. El de la Morena se pide otro, pero a diferencia del anterior le pega una buchada como si fuera una cruzcampo ante la mirada atónita de Morao. ¡Pero, qué haces si esto se toma a sorbitos...!, le dijo, mientras al cantaor se le puso la cara, más o menos que cuando canta, los ojos esparpitados y pidiendo auxilio con la lengua como una página del Diario de Cádiz antiguo. Cosas del viaje.
Un espeso txirimiri nos recibió en la aeroportua de Bilbo, como debe ser. Sobre las 13.00 de la tarde el cielo estaba nublado y llovía. Llevaban casi 10 días así, y nosotros que tenemos el sol hasta embotellado... Tras recoger las maletas, José y Gonzalo, de Farrabú, nos recogieron para llevarnos al Hotel. Durante el camino, comprobamos lo verde de Euskadi, sus infraestructuras, mientras escuchábamos al Perrate de Utrera acompañado por Diego el del Gastor. Eso José, ya que Gonzalo sorprendió con Tío Borrico "que estás en los cielos...".
Al llegar a Bilbao, nos recibió majestuoso el Gugemghein (creo que es así, bueno más o menos). Puro arte contemporáneo, un barco de titanio en la antigua zona industrial del río que cruza a la capital guipuzcoana. El efecto que produce es de puro arte. Nuestros amables anfitriones nos iban mostrando cosas de sus ciudad: Deusto, el Parlamento...Son majas las gentes del país vasco.
Tras dejar las cosas en el Hotel Barceló Nervión, cálido y receptivo con la comitiva, fuimos casi al instante a la primera actividad: rueda de prensa en el café Iruña. Este establecimiento es espectacular y un emblema de Bilbao que no pueden dejar de visitar. Su decoración es arabesca en una de sus partes, y en la otra, parece que uno está en la Moderna de Jerez, ya que, sus paredes están alicatadas con azulejos de antiguas bodegas del marco. ¡Olé!. Acudieron unos compañeros de Bilbao Express TV y nos hicieron una entrevista. Luego, la periodista, que sabía más que los ratones coloraos (aquí a rayas coloradas y blancas), hizo que se cantara y todo y que Moraíto hiciera una mini pataíta. Antes, le preguntó: "¿de dónde sois?"...Vale pues os hago una "pataíta express" jajá jajá. Ocurrencias mil de Manuel, quien desde que llegó de Jerez ya hablaba casi en euskera, a todos nos decía "Patxi, joder...es que no se os puede sacar del barrio...joder...Vamos a por una antxoas y unos vinos...". Y así. La dueña del Iruña nos atendió de maravilla y nos confirmó su amor por Andalucía mostrando unos carteles con la fiesta andaluza que organiza en el centro de pleno Bilbao.
En el Iruña, que data de 1903, tomamos unos pintxos de aperitivo. Se come de escándalo en Euskadi, lo que comprobamos a ciencia cierta más tarde. En el casco histórico, en la calle Eskalduna creo, nos esperaba el Alberdi. Si arte tuvieron los platos típicos como el bakalao al club ranero o al pil pil, más arte el cocinero. Vasco como él solo, a los postres, entre patxaranes y orujos, nos contó una docena de chistes sembrados. Hay mucha cultura en las mesas de Bilbao.
La tarde transcurrió plácida. Todos estábamos cansados y nos esperaba la gran jornada del día 21. Por la noche, hicimos incursión en una taberna donde rendimos pleitesía a doña cruz campo y algún fino jerezano...El txirimiri caía y caía...
Descansaditos nos vimos en la recepción del hotel sobre las 10.30 de la mañana. Cuando bajamos, ya estaba allí Moraíto con su café diciendo: "Joder...Iñaki...Patxi...que vamos a la Universidad...joder...hay que levantarse antes...Patxi...", nombres con los que nos había bautizado al resto de la comitiva en un acento muy euskoaldún.
Fuimos muy bien recibidos en el inmenso campus universitario de Leioa, sede de la UPV. Saludamos cortésmente a las autoridades académicas, Vicerrectorado de Extensión y Director Cultural de la UPV, quiénes se mostraron muy felices de acogernos como parte, que en modo éramos, de la UCA y con fino Tío Pepe. "¡Cómo se incluya el flamenco de verdad aquí vamos a empezar a llamarnos EusKádiz....!, bromeaba un alumno con una gran afición al arte flamenco... La conferencia gustó a los asistentes. Una conferencia básica pero dando con los nudillos por soleá en el pupitre. Moraíto, que se convirtió en fotógrafo, hacía ademanes casi emocionado. Fernando de la Morena y Antonio Jero estuvieron colosales en la ilustración. Parece como si estuviera todo muy preparado, de cómo encajaban las letras de los cantes por toná, siguiriya, soleá, fandango y bulería con la palabra. Así cualquiera da una conferencia. El vicerrector vasco, quien asistía por vez primera a un acto flamenco, no podía frenar sus pies haciendo compás. ¡Eso es ganar plazas flamencas!.
Más tarde, llegaron dos gratas sorpresas. La llegada de la otra parte de la comitiva, de la embajada del compás, con Gregorio, Chicharito y Marcelino y la recepción para el almuerzo en la escuela de Hostelería de la UPV. Los cachorros de Lezama pero poniendo arte sobre los platos. De auténtica categoría...creatividad, ingenio, profundidad en los sabores, buen vino...y la grata conversación con el director cultural de la universidad vasca. Ya digo de categoría. No me extraña que los buenos restaurantes se fijen en estos chavales...
La sobremesa duró bastante, como suele hacerse en la zona. Luego, fuimos a la ducha y directamente al teatro Ayala, en el mismo centro de Bilbao. Seguía lloviznando y vimos a algunos con la elástica del Atlethic que iban a ver a su equipo contra el Betis. Vestidos y eso que lo echaban por ppv desde Sevilla.
El teatro nos sorprendió, grande y cómodo, como para una 900 personas. Prueba de sonido, camerinos, un poquito de compás por aquí y por allí y listos. Pasados unos minutos de las 20, 30 horas anuncié el primer pase. Con un "gabón, Bilbo...", Moraíto comenzó a rasguear su sonanta por siguiriyas. Estaba tranquilo y se notó porque ofreció uno de sus mejores conciertos de un tiempo para acá. Enduendado como siempre, hizo soñar la Esteso por soleá, tanguillos, tangos, bulerías con la percusión de Marcy, la caja de Chícharo y el compás de Gregorio. Un sello majestuoso de la escuela guitarrística de Jerez. Uno de los temas se lo dedicó al Tío Montxo, un buen gitano de Donosti, pariente de Carmen Amaya, quien le ha montado un pedazo de peña a la Paquera allí. ¿O ya se dice Pakera de Jerez?... De arte. También se acordó de los de Farrabú.
Tras un breve descanso, el público, formado por mucha gente joven, pudo comprobar el cante jerezanísimo y de sabor de Fernando de la Morena y el toque profundo de Antonio Jero. Tras evocar la trilla, se sienta y dice "Sobrinos...con las jechuras de merluzas y bacalado que hemos comido...aquí uno canta de arte". Luego, cerró los ojos y tomó los vericuetos de la siguiriya, la soleá, el taranto, el fandango y la bulería, que en él suena tan especial.
Un extraordinario fin de fiestas, con todos en el escenario fue el broche idóneo. Jerez había triunfado en Bilbao. Y la gente tras dos horas de espectáculo pedía más y más. Hasta dos bises, con pataíta del Moraíto incluida, esta vez sin "express", pusieron el broche de oro a una bonita jornada.
La comitiva marchó de nuevo al Iruña, donde nos volvieron a atender de las mil maravillas. ¡Qué sitio con más arte y empaque! Y se realizó una bonita convivencia con los asistentes, para marchar a tomar unas copichuelas al Bullit, donde los de "Farrabú" hicieron cambiar, en nuestro honor, la música punk (o como fuera) por la guitarra de Paco de Lucía...¡Oléerrr!
De nuevo para Jerez, pero con la sensación de haber estado a gusto y contagiar, cada uno en lo suyo... las atenciones maravillosas, la gente de lujo, una tierra con duende, sin duda.
A la vuelta, nos hicieron desviarnos a Barcelona para volver a tierras borbóreas...pero salimos ganando al ir en Bussines...y en compañía de Arancha Sánchez Vicario que venía a Jerez para la Copa Federación... "Sobrina, tú si que deberías seguir jugando...se iban a enterar..." le conmino Morao, que ya había cambiado el acento vasco por un insistente deseo de comer caracoles. Lo que no tuvimos más remedio que hacer una vez bajamos del avión. En Jerez, hacía calor y un lucía el sol. Pero para nosotros, seguía cayendo el txirimiri de la amistad y del amor verdadero por el cante.
Texto: José María Castaño Hervás