El compositor barcelonés tiene nuevo disco con Rocío Márquez releyendo cantes antiguos y presenta en Francia un espectáculo con el cantautor Antonio Placer y el cantaor Antonio Campos.
Web revista La Flamenca. Barcelona. Xavier Grau. 25/1/2019 Fotos: Judit Rodriguez
Catalán de nacimiento, Juan Antonio Suárez, ‘Canito’, debutó en los noventa en el Palau de la Música tocando para Flora Albaicín y en el Tablao de Carmen cuando todo el turismo olímpico del 92 hacía programar pases de la mañana a la noche. Al visitar de nuevo El Dorado de Barcelona, con su padre entre el público, deja la huella de su estilo educado y su sonido luminoso. Primero la música, después la guitarra y detrás el músico y el compositor. Versátil releyendo una malagueña del Mellizo, en el homenaje gitano con la rondeña su de Atlante o con Los cuatro muleros por bulería libre, ‘Canito’ toca lo más profundo con Lágrima, soleá suspendida en el tiempo y bautizada por Rafael Riqueni. En su agenda hoy, idas y venidas a Nîmes, disco con Rocío Márquez para marzo y la creación Trovaores para Grenoble. Más allá, un nuevo espectáculo, susurra, sobre la Humanidad; ahí es nada.
Toca usted la guitarra desde niño.
Exacto.
Es usted flamenco.
Correcto.
Guitarrista flamenco, entonces.
Yo soy ante todo músico. Flamenco es la persona, lo que hace, como lo hace y el carácter que le imprime a su creación artística.
¿Si le llamo flamenco lo encierro en un ‘corsé’?
Necesito sentirme sin fronteras. Me considero flamenco, soy flamenco y es todo lo que he estudiado desde pequeño en mi casa con mi padre y mi familia. Pero yo hago, antes que nada, música, la que a mí me gusta y la que me sale.
¿Le defino mejor como compositor?
Mi intención es crear y dar un mensaje, una expresión. Cuando hago música para danza, cuando compongo para mí o para otras producciones, para espectáculos o para el cine siempre intento decir algo. Cuando compongo todo tiene que ir hacia una vía, orientado a algo, a lo que quiero contar, igual que cuando creo música para el baile busco el movimiento.
¿Cuánto hay de oficio al componer?
Llevo tocando toda la vida, 29 años como profesional.
¿Cuánto de talento natural?
Sería cosa grande que no me hubiera podido dedicado a la música profesionalmente. Pero si desde la naturalidad y el talento para la música cuesta la vida, imagínese…
¿Cuánto de disciplina diaria?
A la guitarra le echo todo el día. A veces, sin la guitarra en las manos pero con la música en la cabeza veinticuatro horas al día. Siempre pensando, siempre barruntando, siempre con la creación en la mente.
¿Igual aquí que en el extranjero?
Para mi es una maravilla tocar y conocer mundo.
¿Podría ser lo mismo en su casa?
Cierto es que fuera son mejores las condiciones, la preparación técnica de los espacios donde tocamos y el carácter profesional en muchos casos. Percibes en el trato, en la producción y en los detalles que hay muchas diferencias con España.
¿Qué música escucha usted a diario?
Me encanta la música clásica, la de cámara y el jazz.
¿Mucho flamenco?
Esa música es mi trabajo y me gusta estar al día de lo que hacen los compañeros.
¿Qué es lo último que ha escuchado?
El tiempo pasa volando de Miguel Poveda y lo nuevo de Tomatito y José Mercé.
¿Y así va recogiendo influencias?
Escucho música de todo tipo porque me gusta escuchar y disfrutar de la música, que es vibración. Aunque no quieras, aunque no te des ni cuenta todo te va influyendo. Sea flamenco o no, porque la piedra angular de la música, de toda, es el carácter. Sea folclore de Málaga, de Sevilla, de Lleida o de Girona.
¿Cómo se encuentra ese carácter?
Escuchando.
…
Un día tocando aquí en Catalunya nos apareció un hombre catalán cantando un fandango payés y Antonio Campos que estaba conmigo me hizo caer en la cuenta: “Fíjate que suena como un fandango de Vallejo”. Y así sonaba, sí. Y sabe, ¿por qué?
¿Por qué?
Porque la música no entiende de normas ni de fronteras.
¿Es usted más libre al componer para baile o en sus conciertos?
Uno tiene que ser lo más libre que le dejen y yo me lo he currado toda la vida para ser libre y que me dejen tranquilo sin etiquetas; hago lo que me da la gana siempre con educación y con respeto que es como creo que hay que hacer las cosas. Y si hay cariño además, la cosa ya es genial.
¿Eso es mensaje a los más tradicionales?
Es que ya tenemos bastante de si esto es flamenco, que si no lo es… Yo hago mi música, como la siento, como la creo, y a menudo soy más flamenco que muchos que hacen lo que llaman tradicional. Muchos hay que ni aun queriendo, canten o toquen tradicional, suenan a flamenco…
¿Así lo escucharemos de nuevo junto a Rocío Márquez?
Con ella hemos creado conjuntamente algo que musicalmente es muy interesante. Con ese título de Rocío Márquez en el Jueves, como el mercadillo de Sevilla, vamos a recuperar cantes antiguos revisitados con nuestro estilo, vamos a reinterpretar versiones tradicionales y vamos a incorporar nuevas creaciones recreadas musicalmente entre los dos.
¿Qué prepara para Grenoble?
Un espectáculo con la voz de un cantautor que es referente allí, Antonio Placer y la de un cantaor como Antonio Campos junto al baile de Andrés Marín y el piano de mi primo Pablo Suárez.
¿Y después?
Trabajando ya en nuevo espectáculo, con gente importante y muy interesante, para el que estoy creando nueva música.
Del que no va a avanzar nada… ¿ni el tema?
Eso sí puedo, el tema es la Humanidad.
“CON ROCÍO MÁRQUEZ VAMOS A RECUPERAR CANTES ANTIGUOS REVISITADOS CON NUESTRO ESTILO”