El próximo disco del guitarrista, “Herencia”, incluirá una seguiriya para Paco de Lucía y una farruca para Mario Maya.
Revista La Flamenca. Barcelona. Xavier Grau. 15/11/2019 Fotos: Judit Rodriguez
Vaya por delante el spoiler sobre esta misma entrevista: no hallará el lector espacio para enfermedades, drogas ni cárceles. La sinceridad, talento y humildad de Rafael Riqueni aflora en su nueva creación pronto convertida en disco. Bajo el título de “Herencia”, grabará su taumatúrgica visión del legado de otros guitarristas tan grandes como él, empezando por Paco de Lucía. En enero, será su presentación en Sevilla tras el bombazo de “Parque de Sevilla”. Por eso lo que procede es atender su genialidad, escuchar cómo transmite su conocimiento y cómo retratará con sus acordes a otros inmensos flamencos. Se trata de atender con profundidad, perspectiva y plena conciencia los próximos pasos artísticos de uno de los creadores flamencos más queridos hoy en este universo de egos y vanidades del famoseo artístico.
¿Qué siente cuando le llaman genio?
Pues lo levo como puedo... porque soy muy tímido...
¿Y ‘tótem’ del flamenco?
Pues tengo un gran sentimiento por la alegría que sentiría mi padre de verme así de considerado y me hace sentir muy afortunado.
¿Está en el lugar que soñaba en el que soñaba estar cuando empezó a tocar con 12 años?
Ciertamente sí. Esta era mi ambición, llegar a ser concertista de guitarra y grabar mis discos.
¿Qué intenta usted enseñar a sus alumnos?
Tengo una gran variedad de alumnos pero a todos les enseño cómo busco mis armonías nuevas, cómo encontrar una música con sentido e intento responder a lo que ellos buscan.
¿Y sobre los secretos de la guitarra?
Para componer es necesario el dominio de la técnica porque la guitarra no perdona.
No es el primero que me lo cuenta.
Decía Andrés Segovia que si no ensayaba un día se lo notaba su mujer; si no ensayaba en dos días se lo notaba él y si no ensayaba en tres días selo notaba el público...
¿Cuál es la clave para tocar con sentido?
La clave está en la dinámica, en acostumbrarse a salir de lo lineal confiando en la técnica y buscar esa curva musical que dé toda la intensidad a la música y haga llamar al duende...
¿Tiene usted su timbre?
A veces creo que sí. El duende es en parte esa técnica para conseguir que el momento llegue...
¿Cuál sería el principal error del guitarrista?
El principal es querer correr demasiado cuando no hay que correr. No hay que precipitarse en los toques y evitar dar acordes sin sentido...
¿Qué necesita la guitarra?
Necesita su espacio, su aire, salirse de ese exceso de virtuosismo en el que yo mismo me apoyé de joven con otros muchos como Gerardo Núñez o Rafael Cañizares. He ido aprendiendo que lo importante es darle sentido a cada nota.
¿Por eso dice usted que toca ahora diferente?
Durante mucho tiempo, siendo mucho más joven, sí cometí ese abuso de la técnica del virtuosismo. Pero hoy, lo que me interesa es transmitir el espíritu de las composiciones, interpretar su justa precisión.
¿Cómo le gusta tocar?
Sin presión. Me gusta tocar relajado, sin prisa, si necesidad de ir al límite, disfrutando sobre el escenario para hacer disfrutar así al público.
¿Cuál ha sido su momento más feliz sobre el escenario?
Siempre recuerdo un concierto en el auditorio María Callas de Atenas
¿Qué ocurrió?
Me sentí yo muy bien en el escenario, con buen sonido, sólo yo con mi guitarra... fue todo muy especial.
¿Qué siente cuando elogian su autenticidad?
Supongo que se refieren a que siempre toco desde el corazón, desde lo más profundo del sentimiento siguiendo ese estilo que me sale...
¿Y cuando destacan su emotividad?
Pues que básicamente la guitarra es expresión y sentimiento
¿Qué es la capacidad técnica?
Eso son horas y horas de entrenamiento
¿Cuántas?
Yo de joven me tiraba días y días a siete y ocho horas diarias de ensayo para luego en el escenario hacer fácil un pasaje para que pareciera simple a pesar de que tuviera oda su complejidad
¿Sigue con esa disciplina?
Ahora ya no lo hago, ya no tengo 30 años y mis riñones ya no aguantan
¿Qué será “Herencia”?
Voy a titular el nuevo disco “Herencia” porque es un trabajo de agradecimiento al legado que nos han dejado muchos artistas, fundamentalmente guitarristas, unos vivos y otros ya fallecidos.
¿Qué vamos a descubrir?
No será una imitación de nadie sino composiciones nuevas mías con guiños a todos esos grandes artistas a quienes recuerdo con toda mi admiración.
¿Usted y su guitarra?
Sólo guitarra flamenca con algunas palmas en la bulería y quizá alguna percusión...
Lejos de “Parque de María Luisa.
Sí. Este es un disco más sinfónico andaluz, más minucioso, más espacial, con mucho más cuidado a todos los detalles justos y esos efectos de viento, de la lluvia... con Raimundo Amador, con Estrella Morente...
¿Cómo se ha acercado al alma de otros grandes guitarristas?
Musicalmente jugando con los palos, soleares, bulerías, con sus tonos mayores para los que están vivos y buscando tonos menores para los que ya no están entre nosotros y para captar todas esas expresiones muy emotivas que siento por ellos.
¿A quienes reconoceremos en su homenaje?
Ahí están Paco de Lucía, Enrique de Melchor, Manolo Sanlúcar, Pepe Habichuela... No están todos porque son muchos los importantes que nos han dejado.
¿Sólo músicos?
No. También un bailaor. Voy a incluir una farruca para Mario Maya
¿Qué le dedica a Paco de Lucía?
Una seguiriya; ese palo madre del cante, esa expresión máxima del dolor ante la muerte.
¿Qué piensa usted ahora de los momentos cuando pensó dejar la guitarra?
Que ha pasado mucho tiempo. Son 15 años, perdidos y que han pasado muy rápido sin estar yo en activo.
¿Lo lamenta?
Eso ya no tiene arreglo y ahora miro al futuro y pienso en la felicidad de estar con mis amigos, con mi música y con mi hijo que me acompaña siempre que puede.
¿Se siente bien, finalmente?
Es un milagro que yo hoy esté vivo y es un milagro que esté tocando la guitarra.
¿Y al tocar...?
Cuando cojo la guitarra parece que empiezo de nuevo, que, tengo 17 años y que toco de nuevo con las mismas ganas y con la misma ilusión y alegría