Al entrar al Teatro Albéniz se nota la tensión, un gran número de artistas se encuentran dando los último retoques al espectáculo "Goyesca" que se estrenaba al día siguiente. Aprovechamos tal ocasión para entrevistarnos con Carmen Cortes. Nos escapamos del bullicio de la Puerta del Sol refugiándonos en una cafetería para que Carmen recupere fuerzas, pues el día anterior también había actuado junto a su marido Gerardo Núñez en el Homenaje a Sabicas, y de paso conocer un poco más de esta bailaora, estudiosa de su arte y trabajadora infatigable
Que ajetreo llevas estos días en Madrid ¿Que haces para relajarte?
Estoy mas o menos acostumbrada. Vivimos en Madrid, pero tenemos casa en Sanlucar de Barrameda a donde nos solemos escapar. Sobre todo por nuestra hija, somos muy familiares, y cuando no estamos de gira o grabando nos gusta disfrutar de la casa, a Gerardo le gusta cocinar mucho y sobre todo si compras en en la plaza de Sanlucar. Ahora ha habido una temporada que lo hemos pasado peor porque nuestra hija ha estado dos años en el extranjero estudiando.
Siendo tan familiar entonces se te tuvo que hacer difícil dejar Barcelona para venirte a estudiar a Madrid siendo tan joven
Mis padres han sido emigrantes no solo al ir a Cataluña, sino luego en las temporadas que se iban al extranjero. Somo seis hermanos, y los mayores han criado a los pequeños cuando mis padres fallecieron. Debuté profesionalmente a los catorce años, tenía que trabajar para ayudar a mi familia y en Barcelona no había mucho donde y de quien aprender, ya sabes cosas para turistas, por eso me viene a Madrid.
Al llegar a Madrid tuviste la oportunidad de incorporarte en la compañía de Mario Maya, ¿había mejore escuela que esa?
Cuando llegué a Madrid con diecisiete años entré en Los Canasteros, y enseguida Mario Maya se fijó en mi y empecé haciendo "Jondo", aunque ya lo habían estrenado. Estuve casi cuatro años con él, en esa época conocí en la presentación de un disco de Javier Ruibal a Gerardo, que posteriormente se incorporaría a la compañía de Mario cuando ya eramos pareja. El haber estudiado con Mario me abrió la mente para crear mis propios espectáculos.
Ahora que has cumplido cincuenta años, ¿que balances haces de tu relación con Gerardo?
Somos una pareja que siempre estamos aportándonos cosas, en lo personal, y lo profesional. Pero ahora no creamos tantas cosas en común para que cada uno tenga mas libertad para desarrollar sus ideas, para no pisarnos. También nos gusta apoyar a los jóvenes. Deberían interesarse algo más por la historia del flamenco, no solo la que está en los libros, sino la que cuentan las personas mayores para que puedan conocer mejor este arte que a fin de cuentas ha venido del pueblo.
Hablando de aprendizaje, eres una mujer que te preocupas por el estudio ¿que te impulsó a estudiar en el conservatorio?
Principalmente por la seguridad que te da tener ese título, uno no sabe cuando va a acabar su vida artística, pero también por satisfacción personal, yo dejé la escuela muy pronto. Ahora como colofón he finalizado un Master de Artes Escénicas por la Universidad Juan Carlos I de Madrid
Y esa pasión también la pones cuando das tus clases ¿Te gusta la docencia?
Llevo muchos años dando clases, empecé en Amor de Dios y hoy en día sabes que organizamos durante el mes de julio unos cursos en Sanlucar. Allí todo es especial, pues aunamos la rigidez de un horario lectivo, con las fiestecitas que les montamos por la noche para que ellos demuestren lo que han aprendido. Fueron mis alumnas de Amor de Dios las que me empujaron a formar compañía.
Además estas de aniversario, se cumplen veinte años desde que la fundastes, ¿de donde viene tanta capacidad creativa? Sobre todo el tener a Gerardo, y luego que he colaborado con gente excepcional como el maestro Granero, Antonio Canales o Israel Galván. También esta ese hambre de conseguir cosas y del aprendizaje constante. Es todo un no parar como el estar en "Goyesca", aquí nos conocemos todos, y mas o menos sabemos lo que hace cada uno pero seguro que el hecho de juntarnos nos dará una continuidad para ir hacia algún otro lado y seguir colaborando en el futuro, porque este proyecto es responsabilidad de todos. Yo estoy gratamente sorprendida de que se hayan acordado de mí.
¿Piensas que el flamenco ha perdido transmisión con tanta teatralidad?
La transmisión se pierde por querer correr mucho, no tiene que ser por la teatralidad. Hay que investigar lo que uno lleva dentro, y estudiar este arte que es el flamenco. Hoy en día apenas si tenemos tiempo para nada y eso se refleja en las producciones, pero el flamenco en verdad es una sucesión de emociones viscerales. Es muy difícil conmover al espectador sin prácticamente moverte, a eso me refiero con querer emocionar.
¿Que buscas entonces con tus espectáculos?
Pues lo primero disfrutar nosotros. Es como nuestra viña de Trebujena, la queremos compartir con la gente y por eso nos hemos lanzado con el festival "En Clave de Sol" que ofrece un festival de calidad a buen precio. Nos gusta mucho el arte en general, y el flamenco es un arte muy vivo al que se le pueden aportar siempre cosas, pero no se pueden poner las entradas tan altas como hoy en día, aunque tampoco gratis porque sino la gente no lo valora.
Si, pero tu participas en muchas historias y tienes tiempo hasta para otro hobby como es la literatura, ¿como lo haces? Muy fácil, yo vivo a una hora de Madrid en tren, y si me voy de gira por el mundo pues ni te cuento, sacamos tiempo de sobrar para leer. Es una de mis pasiones y de esta manera puedes conocer escritores como Bergamin, Oscar Wilde o Ramon J. Sender. Mi última producción se basa en su "Requiem por un campesino español", hago un papel masculino. Es una obra en la que busco esa expresión flamenca pero de forma tradicional por eso la denomino "Máscara", por que el flamenco de hoy no nos deja ver a veces como es el flamenco que yo he aprendido con gente como Manuela Vargas o Mario Maya.
Fotos: Paco Manzano